La magia que se respira en Alcoy en Navidad es única. Conocido como el Nadal Alcoià, por su idiosincrasia particular, las actividades que esta ciudad, rodeada de montañas y parques naturales, realiza durante todo el mes de diciembre son capaces de hacer realidad la ilusión de grandes y pequeños.

Una de las características más especial de esta celebración en Alcoy es la autenticidad de sus actos pero también su proximidad, todo se vive cerca, a pie de calle, creando una sensación de realidad única. Los alcoyanos lo saben y para los visitantes es, sin duda, un plus. Como muchos dicen, aquí están los magos de verdad, los auténticos.

Entre sus actividades, destaca una que empieza a finales de noviembre, el Betlem de Tirisiti. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), es un retablo costumbrista de títeres de varilla, recreado en un pequeño espacio a modo de barracón. Los pocos espectadores de cada función y la proximidad de las marionetas que interactúan con el público, convierten este espectáculo y a su protagonista, Tirisiti, el mesonero de la Sagrada Familia, en una de las actuaciones más queridas por los pequeños visitantes, muchos de los cuales llegan desde toda la geografía valenciana a través de visitas escolares organizadas.

El último domingo de diciembre llegan también a Alcoy "Les Pastoretes", un desfile de pastores con sus rebaños, con la música y los bailes populares de la zona. Ya en enero, el día 4 es el día del Embajador Real, también conocido como el día de "Les Burretes". El Embajador llega para declamar el bando de sus majestades, rodeado de antorchas y de "burretes" que recogen en sus alforjas, a pie de calle, una a una, las cartas de las niñas y niños. Al terminar, la luz de las hogueras aparece en la Sierra de Mariola, mostrando el camino que sus Majestades han de seguir para llegar a Alcoy.

El día 5 de enero amanece pronto en Alcoy y el "Campament Reial" abre sus puertas en la sierra. Jaimas, pajes, las cartas recogidas la tarde anterior y muchos paquetes esperan a aquellos que quieran acercarse a conocerlo. Allí están sus majestades pero la magia sigue presente, nadie los puede ver, duermen después de estar toda la noche leyendo, una a una, las misivas infantiles.

Quien quiera verlos tendrá que bajar esa tarde cuando anochezca hasta la ciudad, allí, a lomos de tres dromedarios, sus majestades, situándose el rey negro en medio de los tres por tradición, besarán a los más pequeños y saludarán a todos.

Mientras, a pie de calle, sucede otro espectáculo único: los pajes plantan sus escaleras, y cargando los paquetes a sus espaldas, escalan hasta los balcones del recorrido para, en persona, dar a cada uno aquello que soñó. Pero más allá de los regalos materiales, la Cabalgata alcoyana entrega ilusión, su proximidad, su ambientación histórica, sin personajes animados ni marcas comerciales, obran su magia, y aquellos que la presencian creen que todo es posible. Una Cabalgata donde se vive otro momento único, "La adoració" de los Reyes en la plaza de España, con música de Haendel y fuegos artificiales. Una Cabalgata, la alcoyana, que se realizó por primera vez en 1866, considerándose la más antigua del mundo.

Tampoco hay que olvidar la ambientación de la ciudad. Las luces en Alcoy, creadas a partir de la imagen del sello "Alcoi, Ciutat del Nadal", se sitúan en el recorrido de los principales actos. También los balcones de las casas muestran a los tradicionales pajes, aquellos que encaramados a escaleras suben hasta las casas, paquete en mano. La ruta de belenes, los comercios con productos propios, un parque infantil dedicado a Tirisiti y el Casal de Nadal son otros atractivos que convierten este destino en un lugar especial donde, sin duda, todo es posible, sobre todo, en Navidad.