Nos encontramos en pleno invierno, una época que invita a disfrutar de actividades que, durante el resto del año, son impensables o apetecen menos, como ir a la nieve o disfrutar de un domingo de película y manta.

Además de estos planes tan típicos, son muchas las mujeres y parejas que eligen el invierno para quedarse embarazadas.

"Cada época del año tiene sus ventajas a la hora de buscar el embarazo, y el invierno también cuenta con algunas", aseguran los expertos de Ava, compañía creadora de la primera pulsera capaz de detectar los días más fértiles de la mujer.

Menos calor, menos molestias

Quedarte embarazada durante los dos últimos meses de invierno (febrero/marzo) significa que las últimas semanas de gestación transcurrirán en octubre/noviembre.

Esto supone que la recta final no tendrá lugar durante los meses centrales del año, durante los cuales los termómetros marcan las temperaturas más altas del año. "Esto es importante, ya que molestias típicas del embarazo, como la retención de líquidos, se ven agravadas por el calor".

Tiempo para recuperar la forma física

Otra de las preocupaciones de muchas mujeres es recuperar la forma tras el embarazo. "Hay que tener en cuenta que es un proceso biológico en el que el cuerpo experimenta muchos cambios. Por ello, es importante no obsesionarse con volver a tener el mismo cuerpo de antes".

Si, aun así, deseas recuperar la forma -siempre de manera progresiva-, quedarte embarazada en invierno te permitirá disponer de varios meses antes del verano para volver a sentirte a gusto con tu cuerpo.

El verano y la vitamina D

Asimismo, los meses durante los que transcurre el desarrollo del bebé en el vientre materno también tienen impacto en su salud. "Quedarse embarazada en invierno significa que el verano formará parte de la gestación.

Esto también tiene sus ventajas, ya que el Sol es fuente de vitamina D y esto tiene efectos beneficiosos en los huesos y los músculos del niño".