Páginas de historia y libros de leyendas se construyen en estos escenarios que forman paisajes a lo largo y ancho de toda la provincia. Torres y fuertes presiden y vigilan desde las alturas cada uno de los rincones y conforman a su vez más de 1.500 años de historia.

Más de 230 construcciones que defendieron territorios y ahora han pasado a ser un amplio atractivo turístico con el que se pueden revivir grandes momentos que han marcado la historia de muchos de los municipios de la provincia de Alicante.

Cada fortaleza es una puerta abierta para sumergirse en grandes aventuras y descubrir espacios naturales y a su vez, disfrutar de una amplia y variada gastronomía y practicar todo tipo de actividades complementarias, desde el senderismo a actividades acuáticas.

Del amplio catálogo de fortalezas que reina la provincia, cien se encuentran entre las más destacadas y suman, año tras año, multitud de visitantes. Estos iconos históricos se vertebran en cinco rutas que ofrecen al visitante la posibilidad de conocer verdaderas joyas del patrimonio histórico.

Fortalezas del Vinalopó

En este gran itinerario se encuentran localidades como Villena, Biar, Castalla, Bañeres, Sax, Elda, Petrer, Monóvar o Novelda. Las fortificaciones que vigilan estos municipios son herencia del paso de los árabes por su historia en primer lugar, y de la presencia cristina unos años más tarde. Estos últimos son los encargados de haber sembrado un patrimonio con un alto valor arquitectónico que, a día de hoy, es en su mayoría visitable por todos los que se acercan a cada uno de los enclaves.

Una de las construcciones que preside esta ruta es el Castillo de Biar. A 750 metros de altura este doble recinto amurallado declarado Bien de Interés Cultural está compuesto por dos partes. Sus cuatro torres circulares en cada una de las esquinas son el principal elemento desde el que se puede divisar el pueblo y todos los municipios colindantes. Unas vistas que dan una bocanada de aire fresco a todo el que decide pasar un rato entre sus paredes.

En este itinerario también destaca la imponente fortaleza de Villena que también impresiona por su monumentalidad y buen estado de conservación.

Castalla también es otra de las paradas obligatorias en este trazado. Esta fortaleza de origen islámico construida en el siglo XI ha sufrido multitud de arreglos y reconstrucciones en los últimos años y ofrece al visitante un amplio programa de visitas durante los fines de semana para potenciar de esta forma el turismo de interior. Una visita que, sin duda, se puede complementar con un buen plato de gazpachos. Una receta típica de este municipio que durante la temporada invernal atrae a cantidad de visitantes de la zona costera.

Además de las fortalezas, esta zona también ofrece multitud de rutas que recorren la zona de Xorret de Catí en la que además de senderismo, se puede practicar el ciclismo de montaña.

Piezas únicas en la Vega Baja

Con el Conde Teodomiro como personaje principal de este territorio, las murallas de la ciudad de Orihuela son uno de los elementos más relevantes de la comarca.

En el recorrido por la Vega Baja también se puede disfrutar de el castillo de Ayala ubicado en Cox, el castillo de Callosa de Segura, la Torre de la Mata o la Torre de la Horadada. Elementos clave para la historia y que abren a su vez una ventana a los paisajes de este comarcar a su gran acompañante, el río Segura.

Una vez finalizado este amplio recorrido, el visitante puede darle un gusto a su estómago y saborear platos típicos de la zona como pueden ser el arroz con costra o el caldo con pelotas.

Los pueblos de interior con castillos

Tibi, Onil, Alcoy, Agres, Alcoleja, Balones, Planes y Lorcha son algunos de los municipios que conforman la ruta de los Castillos de Montaña y a su vez son el epicentro del turismo de interior. Sus calles estrechas y empinadas terminan en pequeños enclaves que en su periferia se encuentran rodeados de multitud de senderos que descubren las montañas de l`Alcoià y el Comtat.

Estos caminos además del senderismo invitan a paseos a caballo o en bicicleta, dos actividades que han ayudado a potenciar el turismo de interior y a sumar visitantes a estas comarcas.

Las fiestas y tradiciones también son otro punto fuerte de estos municipios y ciudades. Alcoy reúne año tras años a miles de personas en sus dos Trilogías, la festera y la navideña. Enero y abril son dos fechas señaladas en el calendario turístico a nivel internacional y hacen que cada año la ciudad acumule más visitantes y logre cifras de récord.

En esta zona también se pueden degustar gran cantidad de platos típicos entre los que se encuentra la pericana o la olleta, dos platos muy típicos de Alcoy o los tradicionales embutidos de Cocentaina.

Las peladillas o los «pastissets de boniato» conforman el producto estrella del apartado de la confitería y son muchos los que tras un largo paseo por sus montañas se llevan un dulce para combatir la agujetas.

Los que acuden a estas comarcas también buscan el tradicional «herbero», una bebida hecha con anís dulce y hierbas maceradas provenientes de la sierra de Mariola que endulzan paladares y quitan el calor a quienes lo utilizan para un brindis. El licor de café o el «biri biri» completan esta cata de bebidas espirituosas de la comarca de l´Alcoià.

Los reyes de la costa

Con sus amplias vistas a la bahía alicantina, el Castillo de Santa Bárbara es a día de hoy la joya preciada de la provincia. Su privilegiada ubicación y su gran conservación convierte a este fuerte de 166 metros y de origen musulmán en parada obligatoria para todos los turista que visitan Alicante.

Su peculiar semblante con un rostro lo hace llamar coloquialmente «la cara del moro» y es sin duda foto obligatoria cuando uno recorre las calles de la capital de la provincia.

Otro de los fuertes que protege el litoral alicantino es el castillo de Guadalest, una fortaleza del siglo XI creada por los musulmanes y que se encuentra situada sobre la roca en la parte más elevada del municipio.

Ser considerado uno de los pueblos más bonitos de España hace que centenares de excursiones lo ofrezcan como atractivo dentro de los paquetes turísticos que se ofrecen en la provincia. Además el amplio volumen de pequeño comercio y locales de restauración que lo envuelven hacen que el visitante pueda dinamizar su visita.

El amplio recorrido por las fortalezas del interior de la provincia muestra la riqueza que posee en esta materia y a su vez ratifica el amplio atractivo turístico que esconden sus montes y senderos. También la variedad gastronómica con la que damos gusto a los paladares y la cantidad de actividades que se pueden llevar a cabo tanto en el interior como en la costa.

Por todo ello los enclaves de interior conforman una oferta potente capaz de cautivar a todo tipo de visitantes y que año tras año aumenta los índices en cada una de las temporadas del año.

Si todavía no conoces los senderos, recórrelos; si no has visitado los castillos, conoce cada una de sus historias; si no has saboreado sus platos, siéntate ya a la mesa; y si no has disfrutado de todos los encantos del interior de la provincia, planea un visita.