Iniciamos un año 2019 con el buen sabor de un 2018 interesante. No ha sido un año récord, pero si un ejercicio serio y comprometido de un sector cada vez más responsable, profesionalizado y sostenible.

Pero también es cierto que notamos ya que el viento deja de soplar. Esos vientos de cola que venían impulsando el crecimiento en los últimos años han amainado y ahora nos toca remar. Ya no va a ser tan fácil que cada cliente nos vuelva a elegir, y para ellos debemos empeñar todos los recursos disponibles.

Para afrontar estos escenarios más adversos lo cierto es que hemos preparado nuestras naves y nuestras tripulaciones. Y en el sector hotelero las naves no son otra cosa que los hoteles y las tripulaciones, nuestro personal.

Consideramos que ahora más que nunca es necesario poner en valor y en el mérito justo el gran esfuerzo de reinversión de toda la planta hotelera de los últimos años.

Es difícil encontrar un hotel que no se haya reformado en los últimos diez años. Incluso en los años más duros de la crisis, cada invierno cuatro o cinco establecimientos cerraban sus puertas para acometer una reforma integral de instalaciones.

Este año tampoco somos ajenos a esta fiebre inversora. Pero no es una cuestión de capricho o de moda. El sector hotelero invierte porque estamos convencidos que sólo con la modernidad y con la innovación construiremos esa ventaja competitiva que se convertirá en nuestra fortaleza.

Con ello hemos logrado tener una planta hotelera de primer nivel. Sólo hace falta darse una vuelta por las principales plazas hoteleras de la Comunitat Valenciana para estar orgullosos de este trabajo.

Estamos a la altura de los mejores productos hoteleros y nuestro ‘know how’ es capaz de proporcionar una experiencia vacacional única que compita con los nuevos actores que aparecen en el mercado.

Servicios, diversión, seguridad, calidad, sostenibilidad, respeto con el medio ambiente, integración laboral, atención personalizada, nuevas tecnologías, inteligencia artificial, tranquilidad, … todo ello son los nuevos adjetivos que califican a nuestra industria.

El sector hotelero será de nuevo el motor que impulsará la mejora del resto de sectores como la restauración, el ocio, el comercio o incluso la iniciativa pública. Todos ellos, tarde o temprano se embarcarán también en esa reconversión permanente de la que ya no podrán escapar.

Sería interesante que este esfuerzo inversor tuviera su reconocimiento o recompensa por parte de quiénes organizan la actividad pública. Apostar por un destino, apostar por la apertura y la desestacionalización aun a costa de un margen comercial, es apostar por todos.

Es proporcionar empleo cuando lo sencillo sería cerrar por fin de temporada. Es mantener abierta una ciudad con todos los beneficios económicos y sociales que ello conlleva.

El ‘core’ turístico es el ‘core’ hotelero y del alojamiento reglado. Sólo estos modelos asegurarán un desarrollo sostenible en el tiempo y cuyo impacto en el conjunto social y económico sólo puede tener consecuencias positivas.

Es el momento de rendir un justo homenaje y reconocimiento a la inversión del sector turístico reglado en la Comunidad Valenciana.