¿Cómo promocionar el hábito de la lectura? ¿Qué iniciativas podemos tomar para mejorar los índices de lectura? ¿Pueden las redes sociales ayudar a conseguirlo? La lectura es uno de los ejes sobre los que se erige el progreso económico, crítico y moral de una sociedad.

En España, los datos de lectura han mejorado en el último año, según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2017, gracias a un incremento en el número de lectores. Sin embargo, el 40% de los españoles aún continúa sin leer un libro al año.

Este barómetro, que recoge la evolución lectora de los últimos seis años, destaca el leve incremento en el número de lectores en España (hasta el 65,8%). No obstante, el estudio apunta a un lado menos positivo: sólo un 59,7% lee por ocio en su tiempo libro, al margen del trabajo o estudios, una cifra que sitúa a España por debajo de los países europeos del entorno, cuya porcentaje de no lectores se acerca al 30%. Diez puntos porcentuales menos que en España.

Para solventarlo se están llevando diferentes iniciativas de fomento de la lectura. En enero de este año, Óscar Sáenz de Santamaría, director general de Industrias Culturales y del Libro, entidad que colaboró en la elaboración de este Barómetro, resaltó los buenos resultados del Plan de Fomento de la Lectura iniciado en 2017 con el lema «Vivir te da vidas extras» tras una década sin proyectos parecidos. Este proyecto estará en activo hasta el año 2020.

Además de estas iniciativas públicas, desde hace años las redes sociales están siendo los canales utilizados para recomendar libros entre particulares de un modo divertido. Y diferente. Todo empezó en el año 2015 en la Biblioteca Pública de Nueva York, cuando Morgan Holzer, entonces responsable del equipamiento, quiso cambiar la percepción que tienen muchas personas de que las bibliotecas no son el lugar más divertido del mundo. Para remediarlo pensó en utilizar las redes sociales para promocionar este hábito. Para ello se basó en el popular juego #Sleeveface, en el que la gente usaba portadas de discos míticos para remplazar su cara.

Morgan Holzer lo adaptó a su propósito y animó a los usuarios de la Biblioteca a fotografiarse sustituyendo su cara con el libro que estaba leyendo en ese momento. Y el resultado fue tan exitoso que librerías de todo el mundo se han sumado a la iniciativa.

En especial destacó la impulsada por la librería Mallot en Francia. En España también se han sumado bibliotecas públicas de Madrid, Barcelona o Zaragoza, entre otras muchas. Éstas suelen alegrar sus perfiles con instantáneas que captan inmediatamente la atención de quien las encuentra normalmente en los perfiles de Instagram, Facebook y Twitter.

Otra de las iniciativas que también quiso fomentar la lectura y la compra de libros fue la iniciada por la editorial Gallo Nero «Reading is sexy» con la que la editorial regalaba a quienes compraran un libro un póster de un actor famoso. El objetivo con estos poster era el de promocionar el valor añadido que aportan estos productos culturales a una persona.

Unos valores que, aunque la gente no lea demasiado, son conocidos por todos como refleja que el hastag #Bookporn en Instagram. Éste es uno de los que más fotos tiene etiquetadas y en él se aglutinan fotos de libros, de gente leyendo (al lado de un gato), de muebles hechos con libros, de anaqueles, de libros raros, de esculturas y pinturas librescas, de subrayados, de libros envueltos con papel de regalo o de gente leyendo (con los pies descalzos).

Una tipología de fotografía que no ha hecho más extenderse por las redes sociales y por canales como WhatsApp. Una forma diferente de mostrar la pasión y el amor por los libros. Y de extenderla a los demás.