El grupo eG8, que aúna a las principales personalidades de internet, sugirió hoy que una parte de las ayudas que van a destinar los países más ricos del mundo para la democratización del norte de África tenga como destino fomentar el uso de la red.

Formada entre otros por los máximos representantes de Facebook, Mark Zuckerberg, y Google, Eric Schmidt, esta plataforma ha sido creada por iniciativa del presidente francés, Nicolas Sarkozy, con el objetivo de debatir sus conclusiones con los líderes políticos del Grupo de los Ocho (G8) países más industrializados.

El consejero delegado de France Telecom, Stephane Richard, lanzó en una rueda de prensa conjunta la propuesta de que se destine al desarrollo de internet algún paquete de las ayudas que se aprobarán para los países árabes que han vivido recientemente revueltas, precisamente con un importante protagonismo de las nuevas tecnologías.

Según Richard, el desarrollo del flujo de información, que crece geométricamente, invita a invertir en las líneas de conexión para evitar su colapso.

También el responsable de Google hizo hincapié en que "internet es una de las grandes fuerzas para el bien en el mundo" y los gobiernos están en la obligación de promoverlo.

Los "gurús" de internet recordaron además a los jefes de Estado o Gobierno del G8, con los que se reunieron más tarde, la importancia de internet como creador de empleo, con el dato de que es capaz de generar 2,6 puestos de trabajo por cada uno que se destruye, especialmente en los países desarrollados.

Por este motivo, pidieron un acceso libre y abierto a la red en todo el mundo, algo que consideran una oportunidad, además, para cambiar la relación entre los gobiernos y los ciudadanos.

El aspecto más controvertido del foro celebrado los dos últimos días en el contexto de la cumbre del G8 es el del equilibrio entre regulación y crecimiento, para el que por el momento reconocen no tener solución.

Así, admitieron la necesidad de proteger la propiedad intelectual y regular la red para evitar ciberdelitos, pero a condición de que no implique un recorte del crecimiento y la innovación, un equilibrio para el que reconocen no tener solución.