Splash Damage nos presenta Brink, un peligroso ejercicio y una apuesta arriesgada que varía radicalmente el estilo del anterior trabajo del estudio: Enemy Territory: Quake Wars.

La creación de una nueva IP con espíritu innovador siempre es una buena noticia, aunque la exploración de nuevos territorios o de territorios combinados con personalidad y carácter propio suele convertirse en un ejercicio arriesgado para muchas desarrolladoras, que no se atreven a innovar por miedo a no convencer a un público entusiasmado con los grandes referentes de los juegos en primera persona, y precisamente eso es Brink, una incursión salvaje, rápida, intuitiva y frenética a los shooters tradicionales.

Una combinación de elementos que tiene como base el juego en online, y que está destinado a moverse por la red a la misma velocidad que sus personajes, algo más lentos de reflejos cuando dependen de la I.A.

Jugabilidad

Brink se presenta como un sólido bloque jugable donde todo cuenta, ya que al no disponer de campaña individual independiente de los modos multijugador, toda la experiencia recogida en cualquiera de los escenarios y episodios nos repercutirá independientemente del modo de juego elegido.

Aunque pueda parecer algo enrevesado, en realidad el juego ofrece tres conceptos de juego diferenciados, que a su vez están relacionados, de este modo contamos con el modo Campaña, el Cooperativo y el Multijugador.

Para comenzar, apuntar que el juego cuenta con un modo campaña divido en dos partes, una en la que formaremos parte de la resistencia del Ark, un recinto experimental construido como una isla autosuficiente que ha quedado como único reducto de vida tras las subidas de los mares, y donde poco a poco los recursos dejaron de llegar y se crearon dos facciones, que ahora cuarenta años después se encuentran en plena pugna, los rebeldes que quieren escapar de la isla, contrarios al poder que ejerce sobre ellos la otra facción, unas fuerzas de seguridad extremadamente opresivas que no consiguen mejorar la calidad de vida en el Ark, infestada de enfermedades y falta de agua potable y comida.

De este modo lo primero que tendremos que hacer en Brink es elegir salvar el Ark o escapar de ella. Elijamos el destino que elijamos se nos presentarán las opciones para la creación de nuestro personaje en la facción elegida, lo que nos abrirá las puertas a un trabajado y muy vistoso sistema de menús y opciones. La gran cantidad de opciones de personalización para vestir y dotar de habilidades a nuestro personaje es inmenso, llegando a ser prácticamente imposible abarcarlos todos, pero eso lo trataremos más adelante.

Argumentalmente Brink deja un cierto regusto agridulce generado por sus mismos creadores, quienes prometían una historia interesante e inmersiva, pero nada más lejos de la realidad, algo que no tiene mucho sentido cuando se cuentan con buenos personajes, una concepción atractiva que nos propone luchar y vivir el conflicto, así como sus consecuencias más importantes desde los dos bandos, algo que consigue, un marcado estilo artístico y una cantidad suficiente de cuidadas cinemáticas que dejan de tener valor cuando pasamos donde el juego se hace fuerte, en los momento de acción. Aun así el argumento del juego es flojo y su forma de narrarlo es algo torpe, precipitado y en muchas ocasiones carente de sentido pleno, convirtiéndose en una sucesión de videos de gran calidad que acaban por suscitar poco interés.

Una de las virtudes más representativas de la obra de Splash Damage es la posibilidad de jugar la campaña tanto en solitario, junto a miembros controlados por la Inteligencia Artificial como acompañado por otros jugadores. La campaña está dividida en doce fases que se reparten entre las dos facciones, seis para cada uno más dos misiones complementarias para cada bando. También encontramos diferentes opciones de juego, ya que pues además de la campaña tenemos la posibilidad de disfrutar de un modo libre, en el cual podemos elegir una misión y jugarla como mas nos guste, también disponemos del modo reto, que ofrece misiones predeterminadas en las cuales seremos recompensados con mejoras para nuestras armas y habilidades.

El sistema de juego es acción, velocidad, fuego, caos y plomo con toques de estrategia de brocha gorda para no perder mucho tiempo en elaborar técnicas militares complejas. Durante las misiones se nos irán ofreciendo nuevas tareas y se irán actualizando otras que varían según la clase que llevemos equipada.

Disponemos de cuatro clases diferenciadas para nuestro personaje: ingeniero, soldado, médico y espía, cada uno de ellos tiene habilidades distintas y en función de estas habilidades se nos ofrecen los objetivos. La clase de nuestro personaje se puede cambiar en el menú o durante cualquier partida todas las veces que queramos desde unos puestos de abastecimiento que normalmente suelen ser el epicentro de intensos combates.

Las habilidades específicas de cada clase también se irán ampliando a medida que obtenemos puntos de experiencia, los cuales se incrementan por prácticamente cualquier acción que realicemos, como disparar, repartir munición, curar a nuestros amigos, montar torretas o minas, rescatar información, etc.

Las posibilidades con el armamento son tan completas y extensas como las que ofrece la personalización de personajes, además todas las clases comparten arsenal, de este modo las opciones de disparo no varían según la personalidad adoptada.

El armamento que esta a nuestra disposición en el juego nos permite personalizar pequeños elementos de todas las armas que tengamos desbloqueadas. El trabajo realizado con la respuesta de cada arma también está sumamente cuidado, variando la cadencia, daño o distancia de disparo entre cada arma y entre cada arma igual con alguna modificación.

Los diferentes objetivos que nos propone Brink se pueden revisar desde la rueda de misiones, la cual nos mostrará los objetivos disponibles en este momento, llegando hasta acumular hasta cuatro objetivos distintos para escoger. Los principales y siempre dependiendo de la clase elegida pasan por proteger zonas, escoltar personas o vehículos, reparar elementos, sabotear, piratear ordenadores, o contener al enemigo determinado tiempo. Esta variedad de objetivos permite que se visiten las áreas una y otra vez para realizar los diferentes encargos, aunque los nueve escenarios se pueden quedar cortos a medio plazo.

Una vez metidos en combate solo queda disfrutar, y mucho de esta propuesta de acción sin remilgos, grande como sus personajes, con peso, tamaño y un gran sentido del ritmo que se transmite por todo el conjunto para brindarnos un juego, que repetimos se presenta como un conjunto solido y brillante que nos permite afrontar todo su contenido como nos venga en gana, con todas las misiones y retos dispuestos para cuando y como queramos disfrutarlos sin perder ni un ápice de ritmo o fuerza, gracias a la posibilidad de jugar con o contra amigos, jugarlo solo con bots, con humanos en nuestro bando o con humanos en el bando contrario, una formula acertada y bien concebida que encierra todas sus posibilidades en un sistema único.

Otro de los puntos fuertes de Brink es la combinación de los escenarios, llenos de rutas, atajos, recovecos y varias alturas, con las capacidades físicas de los personajes, ya que el estudio ha adoptado un dinámico sistema parkour para moverlos, el cual nos permitirá desplazarnos de una forma rápida y muy natural que además, se integra perfectamente y se retroalimenta de los mismos escenarios, perfectamente preparados para que movernos a gran velocidad variando de alturas y disparar con acierto y eficiencia sea parte del encanto y se convierta en una marca distintiva de la producción.

Gráficos

La calidad gráfica de Brink es algo irregular, eso sí, cumpliendo sin desmerecer demasiado el conjunto visual, pues Splash Damage ha realizado un enorme trabajo en algunas facetas y ha ejecutado con menor acierto el planteamiento del concepto artístico que viste el juego, un estilo que sabe a Cartoon con una personalidad muy marcada, mientras que los editores cuentan con una presentación y un funcionamiento impecable. Los escenarios disponen de un acabado notable y cuentan con gran cantidad de detalles en todos los recovecos y rutas incluidas en las áreas, sin repetir demasiados conceptos.

Recorrer los escenarios con el arma en la mano a toda velocidad, saltando, resbalando, corriendo, es una gozada cuando todo está bajo control y al alcance del jugador, lo que permite que esté únicamente se centre en las misiones y los enemigos mientras todo transcurre sin ralentizaciones a nuestro alrededor.

El aspecto con el que se ha dotado a los personajes de ambos bandos añade un extra a nivel visual, con diseños de carácter más salvaje en los rebeldes, y aspecto más recio para los miembros de seguridad.

En cuanto a los puntos negativos del juego, destacar que la versión analizada (Xbox 360) no carga con suficiente rapidez las texturas de algunos elementos en pantalla, aunque hay que destacar que Bethesda nos ha confirmado que el día de su lanzamiento estará disponible un parche que solucionará estos problemas.

Audio/Sonido

Brink llega a nuestro país con un gran trabajo de localización a sus espaldas gracias a un gran doblaje, que acompañado de una banda sonora de calidad y contundentes efectos de sonido cierran otro notable apartado.

Conclusiones

Brink nos ofrece una experiencia llena de variadas misiones, clases de personajes que cambian sus cometidos según el momento y la ocasión, mucha acción, una duración más que razonable, un diseño muy personal, un sistema de personalización de armas y personajes completo y muy reconfortante y un sistema de progresión atractivo, en definitiva, un enorme juego a pesar de contar con un apartado gráfico y un marco argumental algo menos brillante.

Además es posible que el concepto de juego que propone Brink no sea bien acogido por cierto sector de jugadores más acostumbrados a shooters tradicionales o a amantes del juego off line, ya que la inteligencia artificial y la misma naturaleza de la producción no produce los mismos resultados que jugando en línea, donde se multiplican los grandes momentos y la acción en estado de caos depara enormes y divertidas batallas, pero este es el precio que se paga por innovar, intentar crear experiencias de juego satisfactorias alejadas de los estándares que marcan las listas de ventas.

La obra de Splash Damage puede ser la punta de lanza de un nuevo concepto de juego, el que nos abra los ojos definitivamente sobre el camino a seguir para conseguir una experiencia sólida y cohesionada que integre el modo campaña, el cooperativo y el multijugador en un único, profundo y sólido conjunto.