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Retratos urbanos

El camino de un cirujano bueno

Pertenece al clan de los Reyes Gomis: seis hermanos y dos hermanas; cuatro médicos y dos enfermeras. Cirujano y responsable de la enfermería de la Plaza de Toros desde hace treinta ferias. Ha operado a más de 20.000 pacientes.

José María Reyes Gomis. Alicante (1947). Casado. Una hija Médico. Pionero en laparoscopia. Cirujano jefe de la Plaza de Toros.

Su padre fue el cirujano que realizó la primera intervención quirúrgica en la Residencia 20 de Noviembre, en 1956. José María Reyes Gomis, su hijo, fue pionero en utilizar la técnica laparoscópica en operaciones digestivas a principios de los noventa en el mismo centro, ya llamado Hospital General de Alicante.

Vicente Reyes y su esposa, Matilde Gomis, llenaron su hogar de criaturas: Adolfo (neurólogo), Matilde (enfermera), Fernando (cardiólogo), José María (cirujano), Francisco (asesor), Ricardo (dentista), Luis (economista y restaurador) y Belín (enfermera). El abuelo paterno, Adolfo, también alicantino, fue durante años jefe de la estafeta de Correos de Aspe. Su progenitor estudió Medicina en Madrid. La Guerra Civil partió su la carrera. Tuvo que atender a heridos y moribundos en los dos frentes. Sangre y dolor. Sin concluir los estudios realizó centenares de operaciones de urgencia. Llegó a ser teniente del bando republicano. Paz y vuelta a la facultad. Pero del último curso tuvo que examinarse dos veces: la autoridad vencedora no reconocieron sus últimos exámenes. Especialista en cirugía, alternó la medicina con la actividad de concejal y diputado provincial. En 1945 entró como cirujano en la plantilla de la Plaza de Toros de Alicante. En 1972, tras la muerte del doctor Fernando Claramunt, fue nombrado jefe de la enfermería. Desde su muerte, en 1989, el puesto los desempeña el tercero de sus hijos, Chema. José María Reyes estudió en Maristas, Jesuitas y se hizo bachiller en el colegio La Concepción de Ontinyent con los hermanos Franciscanos. Entre 1969 y 1975 estudió Medicina en la facultad de Salamanca. Se especializó en Cirugía en el Hospital General de Alicante. Aprendió de su padre y de los doctores Clavero, José María Pérez Hickman y Guillermo Cañellas, entre otros.

Ha participado en más de 20.000 intervenciones quirúrgicas. Se jubiló como médico del sector público, pero sigue operando en clínicas privadas.

Aficionado a la pesca y a los toros, como su padre, lleva casi medio siglo detrás de un burladero del coso taurino listo para atender con urgencia cualquier incidente, con su cuadrilla: un cirujano torácico, otro vascular, un anestesista y dos enfermeros. Ha visto miles de festejos, casi más revolcones de toreros y banderilleros. Y graves cogidas. La más grave, según cuenta, fue la del matador Manuel Escribano una tarde de junio de 2016. Al entrar a matar cayó sobre el albero y quedó a merced del animal que le seccionó el llamado triángulo de Scarpa. La arena se tiñó de rojo. Similar cogida a las de los fallecidos Manolete y Paquirri. Rapidamente fue trasladado a la enfermería. Reyes y su equipo salvaron la vida del lidiador y su carrera.

Chema asegura que la cirugía ha avanzado mucho. El tratamiento de las heridas venosas y arteriales evolucionaron durante la Guerra de Vietnam, con hospitales de campaña y nuevas técnicas para cerrar hemorragias. Recuerda que el único torero muerto en el redondel alicantino fue Manuel Díaz Herrera, «Minuto Chico», el 3 de septiembre de 1911, en una novillada. También acudió como galeno a otras plazas, como Ondara y Villena.

Ha sigue del doctor Reyes. Amable y generoso. Profesional. Se mueve en moto por la ciudad. Tensión en una docena de tardes de toros en las ferias de Agosto y Hogueras. Está pendiente de los pases y de los imprevistos.

Este hombre ha salvado muchas vidas en salas de operaciones. Temple y oficio. Un cirujano bueno que a sus 72 años sigue con actividad y amor a su profesión.

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