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Hola, soy Dios

Salvad al Papa Paco

—¿Qué es eso que lees tan afanosamente, JC? —El adelanto de un libro que se va a publicar en la Tierra, Pa.

Salvad al Papa Paco

-Hacía tiempo que no te veía tan concentrado, quizá desde la publicación del Deuteronomio?

-Es que es un libro acerca de Paco.

-¿Paco? nuestro Paco? el Papa Paco???

-Mismamente.

-Confío en que todo sean loas y alabanzas hacia ese santo varón.

-Pues no sé, Pa? me parece que más bien al contrario.

-No puede ser. Ese querubín a nadie puede caer mal.

-En este caso no se trata de caer mal o bien. Se trata de un problema de expectativas.

-A ver, hijo. Procede.

-Verás Pa. La mayoría de los papas optan por imponerse el nombre de un predecesor que admiren o que, de alguna manera, quieran imitar. Pero Paco ha sido el primero de su serie, y adoptó el nombre de San Francisco de Asís, como queriendo subrayar su independencia y su inconformismo. Quizá por eso se generó una corriente de opinión en la Tierra que veía en Paco un papa globalista ansioso de integrar a los gais en la Iglesia y hacerla avanzar en la dirección del progreso y la igualdad de sexos, a la vez que combatir las injusticias seculares y las desigualdades heredadas desde tiempos ancestrales.

-Ese listón quizá estaba muy alto.

-Tanto que el diario Washington Post lo llegó a describir un independiente papa argentino que ama a los gais, ama a los divorciados y odia la desigualdad de ingresos. Fíjate que los periodistas que odiaban a Benedicto XVI lo recibieron como un papa al estilo Obama, un papa de esperanza y cambio.

-Pero Paco no es mal tipo. Y no tiene la culpa ni de lo que ha heredado ni del exceso de expectativas que se han generado a su alrededor.

-Eso es cierto. Pero en este libro que te menciono lo tachan de indigencia intelectual, arribismo, de hacer declaraciones públicas que esconden cambios de posición política y de enorme deseo de poder. Dice que comparte con Donald Trump algunos de sus «talentos», como falta de seriedad intelectual y una severa afición al halago.

-Vaya.

-Dicen también que no es afable, ni posee simpatía natural. Y que no tiene remota idea de cómo funciona la economía global, a tenor de sus aburridos sermones.

-Ufff.

-Además, el libro pone de manifiesto que el equilibrio de poder en la Iglesia ha cambiado radicalmente desde la llegada de Francisco. Se han promovido personalidades menores por tener actitud progresista y humillado a tradicionalistas y conservadores altamente respetados.

-Bueno? Nosotros podríamos hablar de un pacto electoral en su elección, que está prohibido por las normas de elección papal, pero eso se ha hecho siempre? quien esté libre de pecado que tire el primer cáliz.

-Eso es cierto, Pa. Pero además, ahora parece que hay una nueva tendencia intensamente conservadora entre los católicos de la nueva generación que se oponen a las tendencias aperturistas de los viejos progresistas.

-¿Sí?

-Así es. Les preocupa sobre todo lo poco que reflexionan sobre Dios. Los ven como viejos hippies que han asumido idearios trasnochados de igualdad y promueven activismo social de extrema izquierda.

-Ya, comprendo? Lo que quizá no valoran suficientemente estos progres purpurados es que la visión del mundo progresista que ellos consienten mina su propia autoridad espiritual.

-Allá abajo muchos sostienen que la liberalización del cristianismo hasta hacerlo indistinguible de la sociedad secular es uno de los factores del declive en la asistencia a la iglesia.

-En resumidas cuentas: que unos acusan al pobre Paco de extremista peligroso y otros de reformista insuficiente. No sé. Pero esto me parece la historia interminable de la Humanidad.

-Así es Pa. Dejémosle hacer, pues.

-Sí? dejémosle hacer? que luego ya decidiremos nosotros.

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