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Vivir: ¿Una maravillosa odisea?

El misterio de las palabras

Unas usan pocas; otras, muchas, como desvergonzadamente o supercalifragilisticoespialidoso, que decía Mary Poppins en la película

El misterio de las palabras

¿Cómo nacen las palabras?, ¿quién las construye? A veces algunas se ponen de moda como guay o procastinar, otras tienden a desaparecer, por ej. no muchos saben lo que es un teso, o un majano; pocos se han montado en un trillo, puede que alguno más los haya visto, y más aun los que sepan para qué sirven. Se están perdiendo sobre todo la que expresan elementos del entorno rural.

Algunas se parecen, parecen próximas, pero pueden estar muy distantes o que signifiquen cosas muy distintas: por ej. oro, coro, loro o toro; o la casa, gasa, masa, tasa, o también negociante, caminante, celebrante.

Algunas palabras incluyen todas las vocales. Es el caso de murciélago u orquídea. El italiano las usa mucho; nosotros tenemos consonantes potentes, por ejemplo, cuando decimos regimiento de artillería o trescientos treinta y tres; los alemanes usan más las consonantes. Cuando le hablan suena ronco.

Nosotros, salvo la h, que puede ser muda y no la pronunciamos, hacemos que cada una tenga su sonido propio. Con la h a veces dos palabras distintas suenan igual, por ej. hola y ola, entonces es el sentido de la frase el que nos permite reconocer o identificar la palabra. Con esta letra a veces creamos un nuevo sonido, al unirse por a la c, así decimos cachalote, con una ch con sonido propio. Otras necesitamos echar mano de los acentos. Con ellos separamos ahí, de hay o ¡ay!

A veces en español una palabra engloba a dos. Por ej. decimos gato, que es gato y araña. ¡Es una broma!

Hemos creado palabras para describir todo; sin embargo, otras veces utilizamos dos palabras para expresar lo mismo, decimos que son sinónimos. Así si quiero decir que una mujer es mendaz, podemos decir que es torticera o alicantina. Este último sentido queremos que se anule del diccionario de la Real Academia Española de la lengua.

También podemos utilizar dos palabras para decir lo mismo. Una sería la forma más popular o menos elegante de hacerlo. Muchas veces usamos el término de argot para explicar esa situación. Por ejemplo, a los seguidores de los equipos valencianos les llamamos chés, lo mismo que los franceses al dinero le llaman argent, en argot poignet o genar si recuerdo bien, y al trabajo, en vez de travail, boulot.

Algunas palabras son malsonantes, podemos calificarlas de palabrotas o sin llegar a ello decimos de los que las usan son maleducados; los italianos, que para hablar de las palabras hablan de parole, a estas otras las califican de parolacia.

Otras muchas son bellas y revisten a la persona a la que se les adjudica de bonitos colores. Si la palabra es un adjetivo son cuadros que pintan a la persona a la que se refieren.

Algunas contienen las mismas letras, pero significan cosas muy distintas. Por ejemplo, todos sabemos lo que es un can, que se aleja de lo que es un cáncer, aunque incluye el can, igual sucede con un canal o un cancerbero, que era un monstruo de tres cabezas en la mitología griega.

Algunos pueden pensar que el futuro de las palabras escritas está en peligro. Han surgido los emoticonos, que son pequeñas imágenes que las sustituyen. De igual manera que surgió la imprenta, el lenguaje puede sufrir cambios. También debemos recordar que este procedimiento, hablar, usar palabras, es clave para la comunicación de las personas, pero no ha sido el único. Culturas antiguas utilizaban el fuego para hacerlo. En la actualidad a los sordomudos, que no tienen capacidad de oír los sonidos que el otro emite, utilizan las manos para, o bien construir palabras a partir de letras, pues cada una de ellas puede representarse con una posición de la mano, o llevando esta hacia ciertas partes del cuerpo, con ello expresar una palabra. Igualmente, no debemos olvidar que cada vez más se valora lo que se llama el lenguaje no verbal, y es que nuestro cuerpo en su conjunto o partes de él, trasmiten mensajes que los demás pueden captar.

De lo que no cabe duda es que las palabras encierran muchos contenidos, y tienen un componente misterioso. Por si no lo sabe hay algún enfermo con daño en el sistema nervioso central que pierde la capacidad de pronunciar palabras, de hablar, padecen lo que llamamos afasia. Otros, casi siempre por un cáncer en la laringe, tienen un daño en las cuerdas vocales y no pueden emitir sonidos.

Hay palabras en los distintos idiomas, si no conocemos ese idioma, aunque oigamos hablar en él no entendemos lo que dicen, sería parecido a lo que nos sucede cuando oímos relinchar a un caballo, maullar a un gato o gruñir a un cerdo. No les entendemos, no sabemos lo que quieren decir.

A veces usamos palabras, con ellas componemos historias, pero significan cosas distintas de las que dicen, es el caso de las parábolas. También han existido palabras que llaman mágicas como éstas: Mane, Tecel, Fares, son palabras que con letras de fuego aparecieron escritas en la pared por una mano misteriosa en el célebre festín de Baltasar, y que fueron interpretadas por el profeta Daniel de esta manera: Mane propone que Dios ha contado los días de tu reino y ha señalado su fin; Tecel expresa que has sido colocado en la balanza y te han encontrado falto, y Fares que tu reino será dividido. Aquella misma noche fue asesinado Baltasar y Darío el Medo se apoderó del trono.

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