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Vivir: ¿Una maravillosa odisea?

¿Quieres ser feliz?

¿Cuál es tu meta en la vida? Posiblemente me digas que ser feliz, ya que la felicidad es una meta anhelada por todos. Para el filósofo J. A. Marina es una relación armoniosa entre dos motivaciones, da bienestar físico, económico, psicológico y aumenta tus posibilidades, te permite realizarte.

La felicidad es un estado de ánimo que relacionamos con condicionantes externos, y que puede conseguirse por el adiestramiento de nuestro corazón y nuestra mente y la transformación de nuestras actitudes y perspectivas; conseguirla puede requerir esfuerzo o por el contrario aparece en circunstancias adversas, cuando no se espera. La clave de la felicidad está en nuestras manos, pero precisamos estar convencidos de ello. Debe diferenciarse del placer, la gratificación o el disfrute.

No sé sí sabes que hicieron un estudio que recogía áreas de felicidad en el cerebro, y el ser más feliz del mundo no era joven, no era guapo, no era rico, y además era célibe. Se llamaba Gerard Mathieu, y había sido asesor del Dalai Lama. En el modelo de nuestra cultura occidental creemos que viene de lo material, del dinero o la riqueza, de fuera; en el modelo oriental viene de dentro, de liberarse de la pertenencia, es más una autorrealización. Es una cultura de la satisfacción, del ser; y se asume que la búsqueda de la felicidad, su búsqueda no la garantiza.

La felicidad es el gran objetivo de la inteligencia, y parecería que en la infelicidad la inteligencia fracasa. Habría dos tipos de factores que favorecen el fracaso, los cognitivos que serían: los prejuicios, supersticiones, dogmatismos, fanatismos y, creencias patológicas, y los afectivos que serían: las emociones (pasión, furia, amor), los impulsos, sentimientos, apegos y deseos (vanidad, aburrimiento, envidia, celos)...

¿Qué factores crees que limitan el que no seas más feliz?

Para Abraham Máslow alcanzar la felicidad supone subir una pirámide, cubrir escalones que desde la base al vértice serían: cubrir tus necesidades fisiológicas y de supervivencia, luego las de seguridad y protección, después sociales, de pertenencia o adscripción, más altos están los de reconocimiento y autoestima, por encima factores motivadores, de autorrealización y trascendencia.

La felicidad no está en lo que hago, sino como valoro lo que hago; la actitud la elijo yo, pero con frecuencia nos engañamos, decimos: seré feliz cuando?. tenga un nuevo piso, un coche más grande; es una gran trampa porque en cuanto logramos queremos más.

La gran pregunta debe ser: ¿por qué soy hoy feliz? La meta en la vida debería ser: vivirla plenamente, y la pregunta sería: tú, ¿la vives con plenitud?

Debemos saber que la felicidad se relaciona poco con la salud o la enfermedad, la libertad o la reclusión, la riqueza o la pobreza, mandar u obedecer, el poder o la dependencia. Puede estar presente en ambas situaciones por lejanas que parezcan. Se puede ser feliz estando enfermo, siendo pobre, etc.Viene muy poco condicionada por factores o circunstancias externas, y mucho por nuestro estado de ánimo y actitudes vitales.

Vivir la vida en positivo nos acerca a ser optimistas, a captar el lado positivo de las cosas, a ser el epicentro, el control de las cosas. Entonces aprendes que la felicidad no es hacer lo que quieres, sino querer lo que haces, que el secreto del arte de vivir, de la felicidad y el éxito es ser uno con la vida, con el ahora. Está en tu actitud, en tu visión de la vida.

El estado de ánimo positivo estimula recuerdos placenteros y bloquea los recuerdos desagradables. Debes preguntarte si crees que vives tu vida en positivo. Si la respuesta es no, cambia de actitud.

Los seres humanos nos acordamos más de las experiencias positivas que de las negativas. Pero casi todos obviamos lo bueno, y eso es lo que llena nuestra vida: salud, educación, etc..

En la vida, en el trabajo, más del 80% de las cosas van bien. Pero nos fijamos, hablamos, pensamos en lo que no va bien. De hecho, más del 95 por ciento de nuestro tiempo lo dedicamos al cinco por ciento que va mal.

Hay que saber que nada borra los pensamientos desagradables con tanta eficacia como concentrarse en los agradables. Y recuerde que Ramón de Campoamor decía que las cosas son según el color del cristal con que se miran, lo que equivale a que el pensamiento del observador condiciona inevitablemente la percepción del suceso que observamos. Y el mismo Einstein explicaba que no somos optimistas por nuestras ideas, nuestras ideas son optimistas porque nosotros lo somos

Según Bernard Shaw, las personas que funcionan bien en este mundo son las que cada mañana buscan las circunstancias que quieren, y si no las encuentran las inventan, y para Rojas Marcos, el optimismo tiene tres componentes: la forma de valorar las experiencias pasadas, el estilo de explicar los sucesos del presente y la perspectiva que utilizamos para prever el futuro. El optimista piensa: no te lamentes, actúa, y el pesimista: no actúes, laméntate. Hay que saber que todo lo que tenemos se debe a los optimistas.

Hellen Keller, una mujer increíble, pues era sordomuda y ciega, decía: ningún pesimista ha descrito el sentido de las estrellas o ha navegado par mares desconocidos. El optimismo inteligente supone ser consciente y afrontar, conocer y actuar, y ello ayuda a ser feliz. Es una forma de pensar y sentir que nos ayuda a emplear juiciosamente nuestras habilidades, los recursos y a luchar contra las adversidades sin desmoralizarnos. Para Rojas Marcos, incluye pensamientos esperanzadores, creer que se encontrara el camino y tendremos la motivación para alcanzar los objetivos. Es la capacidad de observar la realidad con objetividad, no quejarse, buscar cómo mejorarlo y disfrutar, agradecer y valorar lo bueno.

El estado de ánimo positivo explica las cosas en positivo, anima a buscar el lado positivo de las contrariedades y a minimizar el impacto negativo de las desagradables; refuerza la idea de que nosotros somos quienes controlamos nuestras vidas. Quien tiene un estado de ánimo positivo espera que le vengan bien las cosas y se predispone a ello, y al revés.

¿Cuál son las ventajas de vivir con un estado de ánimo positivo?

Tenerlo nos enseña que las cosas pueden ser y hacerse de otra manera; permite encontrar soluciones a las dificultades de la vida cotidiana; demuestra lo absurdo de las ideas irreductibles y lo divertido que es disfrutar de la vida. También ayuda a mejorar la salud física y mental, libera tensiones, hace desaparecer la monotonía de los temas repetitivos, y termina los conflictos que originan la tristeza, la angustia o los miedos. No se puede estar triste cuando se sonríe.

Tú, ¿caminas por la vida con estado de ánimo positivo? Si lo haces posiblemente seas feliz o estás muy cerca de serlo. Hay una serie de circunstancias que se asocian a la infelicidad. Pueden serlo: cuando nuestro autoconocimiento es escaso; si hay una gran distancia entre cómo vemos las cosas y cómo son, o cómo somos y cómo aparentamos; si nuestras metas son irreales; si nos planteamos tener más que ser; si hacemos de nuestra vida una competencia con los demás; si llenamos nuestra vida de tedio, carecemos de autonomía, o nos sentimos mal recompensados.

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