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Hola, soy Dios

Problemas del primer mundo

-¿Qué estás leyendo, JC? -Un artículo de prensa, Pa.

-Pues a tenor del titular es de una profundidad casi sobrenatural.

-No te dejes engañar. Pa. Que titule «La melancolía de Bale» es una bonita metáfora sobre la que vale la pena reflexionar.

-Vayamos por partes, como diría Jack el Destripador. ¿Quién es ese santo varón?

-Bale es un futbolista del Real Madrid que cobra la bonita cifra de diecisiete millones de euros al año, es decir, 46.500 euros diarios.

-Bonita cifra, sí. Será uno de los individuos más felices del planeta Tierra, a tenor de ese estipendio.

-Negativo. Está triste.

-¿Per? dón?

-El señor Bale está pesaroso porque cuando sale a jugar al Santiago Bernabéu los aficionados le silban.

-Pero, vamos a ver. El tal Bale? ¿Cuántos años tienes?

-29.

-¿Disfruta de buena salud?

-Inmejorable. Es deportista de élite

-¿Tiene una apariencia? digamos? desagradable a los ojos ajenos?

-¡En modo alguno!

-¿No tiene familia? ¿Nadie le quiere? ¿Vive solo en su palacio?

-Sí, sí y no.

-Entonces? vamos a ver? ¿De qué co? carape? se queja ese insensato? ¿No querrían estar en su pellejo 7.258.456.741 terrícolas, que son todos menos él?

-Pues probablemente, Pa. Pero, aunque parezca mentira, está triste, y esto es frecuente, y mucho más en la actualidad que en los tiempos antiguos.

-A ver, JC. Explícame eso que no lo acabo de comprender.

-Pues verás, Pa. Antiguamente, cuando el mundo no era tan próspero, los humanos estaban preocupados por sobrevivir. Sus objetivos se centraban en comer cada día y en ver crecer a su prole. Sus deseos se acababan en conseguir una morada, llevar una vida sencilla, como las de sus padres, llevarse bien con sus vecinos y, en todo caso, que sus hijos les superaran en formación y posibilidades.

-Bien, eso es muy razonable.

-Y así sigue siendo en algunas partes del planeta Tierra. Pero resulta que el desarrollo tecnológico, social y cultural ha creado una civilización llamada Primer Mundo. Allí el comer se da por sentado, el tema de la casa se mide en millones de euros y los objetivos se presentan en pantallas planas de muchas pulgadas.

-¿Quieres decir que las mentes de los humanos han cambiado?

-No; y ese es el problema. La mente del humano urbanita y habitante del primer mundo es la misma del estepario de hace once milenios. E igual que aquel fantaseaba por conseguir una choza y una buena fogata donde asar un jabalí, el actual lo hace con un Porsche Carrera GT y un ático en la explanada. Y la frustración de no conseguir esos objetivos es la misma.

-Pero, ¿no influye lo ya conseguido, el nivel de vida, lo que les rodea cotidianamente, el tener tantas cosas que no pueden prácticamente disfrutarlas?

-Te voy a responder con una pregunta, Pa: ¿por qué crees que los medicamentos más utilizados en el primer mundo son los antidepresivos y los ansiolíticos?

-¿Es que quieres decir que el cerebro de los humanos se ha contundido al poseer tantas cosas, se ha atrofiado al no tener que luchar por lo primordial y se ha entontecido al llenarse de objetivos absurdos, materiales, aquellas cosas que el marketing o los vecinos les inculcan?

-Eso no lo he dicho yo, Pa; has sido tú, que no sueles errar el tiro.

-Entonces, ¿no te parece que si, pongamos por caso, el tal Bale se diera una vuelta por el barrio de Orcasitas y ayudara a los niños a aprender inglés y luego colaborara con alguna ONG -pongamos Cáritas„ en echar una mano a los menesterosos, no se le pasaría la tontería y sería consciente de la suerte que tiene y dejaría de llorar por las esquinas si se le infecta un padrastro?

-Me parece, Pa, que los humanos tienen un tocado en su cerebro. Y que, aunque no es su culpa, ellos no colaboran precisamente con el tipo de modelo cultural que han creado, en el que domina el individualismo, el materialismo y los logros meramente fútiles.

-Entonces, JC? ¿No crees que eso se arregle con megadosis de Prozac, verdad?

¿Enviamos un diluvio, JC? Aunque sea pequeño?

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