-Estoy recibiendo mensajes de aquellas tierras, preocupados porque tanta votación les lleve al final a jugarse los gobiernos al pinto, pinto gorgorito.
-No me extraña. La sobrecarga de mensajes es extraordinaria, nadie en su sano juicio puede absorber siquiera la décima parte. Además, estos fenómenos de políticos dicen un día una cosa, al siguiente otra y una tercera al otro día. Si sale un asuntillo a mitad de campaña se lanzan como lobos a adueñárselo.
-Sí? Como ha sucedido con la muerte de esta pobre mujer?
-O con el juicio del prusés, o con el atropello de una anciana o el sarampión de un niño.
-A eso se le ha llamado siempre oportunismo.
-Mediocridad le llamaría yo. Porque lo que se echa en falta son mensajes claros, concisos y fiables acerca de los asuntos que preocupan de verdad a la gente. ¿Qué modelo económico propone cada partido? ¿Qué modelo de Estado? ¿Cómo resolver o mitigar el desempleo? ¿Y el encaje de las autonomías? qué propone cada partido en cuanto a su financiación? ¿Son las pensiones sostenibles? ¿El Estado a este tren de gasto, con la deuda pública disparada, es factible? ¿Sobran o no miles de empresas públicas, el Senado, las Diputaciones y cientos de organismos públicos sin funciones relevantes o duplicadas?
-Uf? Esas cuestiones son tan espinosas que los propios partidos las esquivan, y no solo en campaña electoral.
-Pues ese es precisamente el problema. Los partidos parece que hablan para la inmensa mayoría de la población, aquellos que no se plantean trascendencias más allá de cobrar su salario o su pensión.
-¿Y cuántas son esas personas?
-Alrededor del 80%, Pa. Y de esos votos depende el resultado electoral.
-He aquí el problema del sistema. La democracia se basa en el aforismo: "Cada hombre un voto"
-Si te oyen decir ahora eso te apedrean Pa.
-¿Perdón?
-Ahora es "Cada hombre un voto y cada mujer una vota".
-Pido excusas. Pero reconoceremos, de cualquier modo, que el sistema cojea. Porque no todos los votos son iguales.
-Uf? Pa? Te estás metiendo en un jardín del que no sé cómo vas a salir.
-No, si el jardín es el de ellos. Verás, en USA ha triunfado Trump, en Brasil Bolsonaro, en Reino Unido han votado el brexit... ¿tú crees que esos son votos meditados, informados, pasados por el tamiz de la reflexión y la información veraz?
-No me hagas contestar a eso Pa. Sabes bien la respuesta. Pero, ¿Cómo solucionar ese problema, que es tan antiguo como la democracia, ya en tiempos de la Grecia clásica?
-Yo tengo la solución.
-No sé cómo aun me asombro de tu omnipotencia e hiperconocimiento.
-Bueno... cosas de la edad. Verás. Se trata de ponderar los votos.
-¿Ponderar los votos?
-Sí. No todos los votos han de valer igual. Vamos a hacer un cuestionario y según las respuestas daremos un coeficiente al voto del ciudadano.
-No sé si te sigo. Ponme un ejemplo.
-Sencillo. El cuestionario es el siguiente:
1. Redacte, en 50 folios, las propuestas más relevantes de los partidos políticos, relacionándolas con los avatares históricos y el nacimiento de las doctrinas políticas liberal, socialista y conservadora, especialmente en su vertiente socio„económica. A cada respuesta correcta se le asigna un coeficiente de 10.000.
-Sí, creo que ha respondido una? perdón, ninguna persona.
-2. Resuma las diferencias en las propuestas de los partidos en lo referente a modelo social, económico, estructura de estado, reforma educacional y lucha contra el desempleo. Coeficiente 1000 por cada respuesta correcta.
-Bueno... tres o cuatro...
-3. Exponga alguna medida propuesta por algún partido. La que sea. Coeficiente 1.
-A eso ya han respondido algunos miles.
-4. Mencione el nombre de un político. Si además sabe de qué partido es se le da la pregunta por aprobada. Coeficiente 0.1
-Ahí serían ya miles.
-Sí JC. Pero la inmensa mayoría solo contestarían a la pregunta 5: ¿Sabe usted si hay elecciones? Y aun el 80% respondería "No sabe/ No contesta". Para estos coeficiente 0.001.
-¿Quieres decir que el voto de alguien del grupo 1 vale 10 millones de veces el de alguien del grupo 4?
-Te voy a responder con otra pregunta: ¿Cuándo subes a un avión quieres que lo comande un piloto experimentado o te da igual que lo pilote la señora de la limpieza? Pues luego no nos quejemos de que el avión se estrelle.
