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Vivir: ¿Una maravillosa odisea?

Cambiar

Me parece que el cambio puede ser lo que mejor define lo que es la vida.

Ya sabe que un río nunca vuelve a pasar por el mismo sitio, y que, como dijo el poeta, nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar.

A veces queremos acelerar o influir en el cambio, y en ello podemos no coincidir unos y otros. Por ej., hace años unos elaboramos una Constitución para nuestro país que lo dividía en autonomías, ahora hay quien se plantea recentralizar ciertas competencias autonómicas y otros hablan de constituir un nuevo país federal.

Puede que haya que cambiar cosas que incluso se consideraban sólidas, bien asentadas. Por ejemplo los católicos hablaban de los mandamientos de la ley de Dios, y decían: no matarás, ahora podría ampliarse e incluir no ejercerá ningún tipo de violencia, y en especial contra las mujeres. Y en los mandamientos referentes a la ley de la Santa Madre Iglesia, se decía no desearás a la mujer de tu prójimo , ahora convendría añadirle, ni a ningún niño, independientemente de su sexo, dado el nivel problemático que la pederastia ha alcanzado en esa institución.

También es posible que los contenidos, las acciones, no hayan cambiado mucho, y que lo que sí lo ha hecho es cómo lo explicamos, las palabras que utilizamos para aclararlo. Antes se iba de farra, que a lo mejor era parecido a lo que ahora llamamos ir de botellón, y que lo que antes llamábamos hacer el amor puede ahora quedar reducido a practicar el sexo.

Cambiar permite aprender y a la vez corregir errores. Alguien dijo que lo peor no es querer cambiar nuestras metas, sino no tener metas que cambiar. Los humanos tratamos de vivir en una zona de confort, y con ello estar más cómodos ante los cambios, pues éstos suelen conllevar sorpresas, innovación, que puede cogerte desprevenido, e incluso generar miedo al futuro.

He considerado que algunos se apuntan a sectas en las que a veces soportan rituales que pueden ser duros; desde ducharse diariamente con agua fría a flagelarse, pero con ello llevan mejor el resto de las cosas de la vida, las que consideran importantes, las soportan con felicidad pues la obediencia les libera de la responsabilidad.

Nuestros puntos flacos más importantes, que nos bloquean, suelen ser la ignorancia y la comodidad de la inacción. Cambiar es embarcarse en un proceso de mejora, y entonces de alguna manera te juegas el futuro.

Para iniciar cambios es muy importante la automotivación, y entonces, ante ello, importa más entender que ser entendido, y para entender es clave no argumentar sino preguntar, escuchar y conectar.

Hodding Carter dijo que a tus hijos solo puedes dejar dos legados duraderos: las raíces y las alas.

Recuerda que cada acto, cada conversación, cada momento en tu vida es único, y no se repetirá. Cambiar ofrece nuevas emociones, pero no es seguro que te agraden.

Aristóteles decía que el mayor obstáculo para mejorar es que queremos cambiar, pero sin cambiar. Debemos saber que solo yo puedo cambiar, nunca a los otros; lo que sí puedo es, a través de mis cambios, conseguir que los otros decidan cambiarse a sí mismos.

A veces queremos cambiar nuestras circunstancias, y deberíamos querer cambiarnos a nosotros mismos. Hay que recordar que querer es poder. Pero la realidad es que siempre encontramos justificaciones para no cambiar. La respuesta es: no te quejes y actúa.

Importa saber lo que puedes cambiar, tener energía para hacerlo, y ante lo que no puedes precisas serenidad para aceptarlo y siempre sabiduría para distinguir ambas circunstancias, lo que puedes y lo que no puedes.

Piensa que si haces lo que siempre has hecho no llegarás más lejos que hasta donde has llegado. Hoy estás donde tus pensamientos te han traído, y mañana estarás donde los de hoy te lleven; dentro de un tiempo, pongamos un año, serás el resultado de tus pensamientos y acciones hoy. Fíjate si cambiar es importante, que estás construyendo tu futuro.

Cuanto te planteas cambiar es importante que definas qué necesitas cambiar, por qué debes hacerlo y cómo te planteas conseguirlo. Luego, si no lo has intentado, no te refugies en la justificación y la queja. Alguien dejó dicho que el que no quiere cambiar siempre halla excusas, y el que quiere cambiar encuentra razones para hacerlo. De lo que no hay duda es de que las batallas que siempre se pierden son aquellas que no se dan. Así que, ¡animo y adelante!

Algunos animales deben, durante su vida, realizar cambios importantes; reptiles como las lagartijas, serpientes, cocodrilos o las tortugas mudan sus escamas, o si lo quiere, su piel. El águila es el animal más longevo de su especie, llega a los 80 años, pero para alcanzar esa edad, a los cuarenta años debe renovarse; entonces sus uñas son flexibles y no puede coger con ellas sus presas, su pico se encorva, y sus alas envejecen, se hacen muy pesadas y vuela mal. Debe iniciar un proceso que le durará ciento cincuenta días. Para hacerlo vuela muy alto, hasta una montaña, allí golpea su pico contra las piedras y se lo arranca; luego debe esperar a que le crezca de nuevo, con él se quitará las uñas y arrancará sus plumas. Tras cinco meses retomará su vuelo de nuevo, se ha renovado y vivirá treinta años más.

En ocasiones los humanos debemos realizar grandes cambios; la vida nos los exige. Triunfan los que son capaces de hacerlos.

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