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Semana y media

El CIS de la peluquería

La explicación era que el equipo del abuelito iba a proclamarse campeón y el nieto quería darle una alegría póstuma

El CIS de la peluquería

1 lunesLa jungla

Mi ignorancia sobre el cambio climático tiene las dimensiones de Siberia, aunque intuyo su gravedad si un optimista patológico como Steven Pinker lo considera la segunda amenaza verosímil para la humanidad junto con las armas nucleares. Sin embargo, el cambio climático no resulta atractivo a la multitud porque es momentáneamente intangible (¿qué aspecto tiene una emisión de CO2?) y un aforismo incuestionable sentencia que a largo plazo todos estaremos muertos pero los glaciares tardarán más tiempo en licuarse. Son sinrazones sólidas para que pase desapercibida la propuesta de Ciudadanos de reforestar España plantando «diez árboles por cada español», un compromiso vital que compensa el que los españoles hayamos renunciado a tener hijos y jamás escribiremos un libro, las tres tareas ineludibles del ser humano según el poeta Martí. Ahora bien, diez árboles por español constituyen un estimable bosque de ciento veinte mil kilómetros cuadrados. Consciente de que los electores prefieren las imágenes refrescantes a los inexpresivos números, Albert Rivera ha hablado de reforestar una extensión como la de la provincia de Pontevedra, que casualmente es de ciento veinte mil kilómetros cuadrados.

2 martesDe cráneo

Ayer estaba padeciendo uno de esos programas que parecen publirreportajes de los patrocinadores del Real Madrid (diez minutos diarios de imágenes del entrenamiento con la equipación serigrafiada mientras el locutor repite media docena de veces que Marcelo tiene gastroenteritis), cuando el presentador anunció con énfasis una noticia procedente de Argentina. Las noticias futbolísticas que llegan de Argentina suelen ser un parte de difuntos o una borrachera de Maradona pero esta vez se trataba de un aficionado que había acudido al estadio con el cráneo de su abuelo. La explicación era que el equipo del abuelito iba a proclamarse campeón y el nieto quería darle una alegría póstuma. No me pareció especialmente extravagante el gesto (nosotros sufrimos a un tipo que lleva cuarenta años tocando el bombo en la grada) ni que la televisión argentina se aferre a lo macabro incluso cuando pretende divertir, pero no conseguí entender que aquí mereciese un hueco entre la rueda de prensa de Zidane y la entrega de un premio a Florentino Pérez. ¿No hubo ayer otra noticia deportiva en el mundo como, qué sé yo, la primera comunión del hijo de Cristiano?

3 miércolesCriptopolítica

La ministra Calviño habló ayer en lo que se conoce como un «desayuno informativo». Hace poco me alojé en un hotel en el que apenas había huéspedes y los salones andaban atestados de ejecutivos con ordenadores portátiles y los pasillos, de camareros empujando carritos con cafeteras y cruasanes. El ambiente era fríamente profesional, como corresponde a la rutina de cualquier empresa con ciertas pretensiones, y el estatus de estos cónclaves se eleva considerablemente cuando asiste un ministro económico y la audiencia se nutre de consejeros-delegados y no de jefes de departamento. Pero esencialmente allí también se habla de perspectivas y balances, aunque la presencia de periodistas introduzca un sesgo mundano. Calviño es un personaje hasta cierto punto superfluo del escenario como la experta económica de un Gobierno sin política económica pero con urgencias bipolares: cumplir las directrices de Bruselas y mantener el flujo de obsequios presupuestarios. Esto ayuda a entender su frase «haremos lo máximo posible por reducir el déficit al 2%». Traducido al argot esotérico de la política, Calviño asume que el déficit no se reducirá al 2%.

4 juevesPolicía patriótica

Está pasando de puntillas por los titulares una de las martingalas más asombrosas de la era Rajoy. Ocurre que su Gobierno encargó a unos policías selectos que investigaran la financiación venezolana de Podemos y sus pesquisas acarrearon encuentros con disidentes enigmáticos dispuestos por un precio razonable a implicar a Gengis-Khan en la trama y un trasiego de documentos borrosos manifiestamente mejorables en cualquier multicopista universitaria. No obstante, la superioridad consideró acreditadas las vinculaciones del mariachi de Pablo Iglesias con uno de los satanes contemporáneos y por medio de terceros presentó las pruebas a jueces y fiscales, quienes con un leve balanceo de puñetas las arrojaron elegantemente a la papelera. Digo que todo esto es asombroso ya que Podemos es una criatura del PP, que diseñó su atosigante irrupción televisiva para dañar al PSOE. Cabe suponer que al PP le asustó el excesivo éxito de su estrategia o imaginó un escenario magnífico en que Podemos también quedaría neutralizado, lo que garantizaría un par de cómodas legislaturas. Pero el mariscal Moltke ya observó que ningún plan sobrevive a los primeros cinco minutos de batalla.

5 viernesEl filo de la navaja

Al hilo de las divertidas tribulaciones de Podemos, un bluf que se disipa como humo de rastrojos, y la maquiavélica pretensión del PP de atomizar a la izquierda, es tentadora una moraleja pedestre: quien con Podemos se acuesta, con Vox se levanta. Una peluquería masculina parece el lugar idóneo para palpar las rugosidades de la opinión pública: es interclasista y, a diferencia de sus homólogas femeninas, se habla por turnos y no en tropel. Siempre procuro cortarme el pelo en periodo electoral y esta mañana he cumplido con las exigencias del periodismo bien informado. Mis conclusiones son que ganará el PSOE a juzgar por el número de parroquianos taciturnos que preferían no confesar sus simpatías, que Ciudadanos y PP suscitan tanto fervor como una ópera de Wagner y que Vox ha envalentonado a una minoría de damnificados, quejicas y encendidos que dañará el escrutinio de sus parientes diestros. Nadie menciona a Podemos y que ni siquiera se hable mal de alguien equivale a certificado de defunción en España desde las cuevas de Altamira. Francamente, no necesitaba al peluquero para ratificar tantas obviedades y esto es lo peor de cualquier competición: la falta de incertidumbre.

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