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Vivir: ¿Una maravillosa odisea?

Sí a la diversidad

Vivimos en un país muy distinto a aquel que conocí cuando yo era niño y España la gobernaba un general que llamaban generalísimo y que hoy nadie duda en calificar de dictador, Francisco Franco.

Entonces se imponía casi todo, incluso el modelo de familia y todo debía ser así. Pero siempre he creído que, si Franco resucitaba y viera la realidad de lo que ha sido la suya propia, su familia, pediría volver a la tumba.

La diversidad ha llegado al modelo de familia, pero también a casi todo. Recuerdo que se decía que familia que reza unida, permanece unida, parece que ahora se reza poco pero también que es más fácil reanudar una nueva relación. Les comentaba el caso de la familia Franco y ahí incluiría la nieta del general, Carmen, que arrastra una buena colección de nuevos maridos; desde la aprobación de la ley del divorcio en 1981, los matrimonios múltiples que siguen a una separación son frecuentes; es posible que el modelo nos venga del cine americano y de esa sociedad, pero todos conocemos los casos de Isabel Preysler, y el que fue su primer marido, Julio Iglesias, inaugurando una larga lista de otros nombres que incluyen un político-banquero, y un galardonado premio Nobel, Vargas Llosa.

Hoy, en la sociedad conocemos múltiples homosexuales que, como ahora decimos, han salido del armario; es posible que hayan existido siempre, pero ahora son más visibles, hay muchos y en muchos terrenos: humoristas como uno de los Morancos, presentadores de televisión como Jesús Vázquez, cantantes como Bosé, políticos como Yceta o Bono, ministros como Grande Marlaska, que era juez, deportistas como Víctor Gutiérrez de waterpolo, transexuales como Bibí Andersen, ahora Bibiana Fernández, aunque puede que sean bisexuales; incluso eso sucedía con actores americanos, actores que era líderes en imagen de virilidad o de macho, como Rock Hudson, que incluso se casaron para despistar a la prensa, y sin embargo fue el primer famoso en contraer el VIH, a través de la homosexualidad, lo que le delató. Ahora Kevin Spacey ha declarado su homosexualidad.

También es muy diverso el número de componentes de las parejas, se dice que al tercer año de matrimonio se ha divorciado uno de cada tres de los que se casaron, y son muy frecuentes las nuevas parejas. Algunos viven separados, y se juntan en ocasiones, el fin de semana o para viajar. Lo que se llama LAT (Living Apart Together).

La variedad es real en España, y en general el mundo es muy diverso, nosotros podemos presumir de diversidad: somos ricos en cocina, música, paisajes, fiestas, tradiciones y bailes populares, incluso en lenguas o partidos políticos.

La pega es que aquí en vez de ser felices por esa riqueza, no la valoramos porque esa diversidad la usamos para poner fronteras o barreras, surgen las nacionalidades para separar, lo que a mi juicio es algo ridículo en un planeta que es una gota en el universo en el que deberíamos poder convivir, y eso será más fácil cuantos más cerca estemos. Sucede incluso en los deportes, los hinchas se agreden unos a otros, en vez de valorar que al haber varios equipos pueden conseguir distintos premios. Llegan incluso a citarse a los alrededores de los estadios para pelear.

Yo diría: ¡vivan las uniones!, y también ¡viva la diversidad!; ello nos permite gozar de los miles de plantas que nos rodean, la belleza de los distintos paisajes, o poder relacionarnos con gente distinta.

¿Usted cree que hay una única realidad?

Hay tantas realidades como visiones del hecho, o la circunstancia. Lo que sí que debemos es aprender a aceptarlas. No lo dude, los bellos paisajes pueden combinar cielos azules, verdes montañas y llanuras amarillas, una mezcla de arbolado, zonas yermas y rocalla. Y a veces incluye ríos o mares. El agua se mezcla con la tierra.

Aplaudamos porque cada vez aceptamos mejor lo diverso, aunque nos queda trecho por recorrer. Se ha dicho que un equipo se diferencia de un grupo de trabajo porque lo componen personas diversas que cada una es capaz de aportar su propia visión, someterla a juicio y decidir entre todos. Si decimos que dos ojos ven mejor que uno, hay que aceptar que las distintas opiniones enriquecen la solución.

Puede ser cierto que aceptamos mejor lo que, aunque diverso, nos está próximo, mucho más que lo lejano. Toleramos, o si quiere apreciamos, mejor a la familia, los amigos, vecinos, incluso los del mismo pueblo, y peor a los que consideramos distantes, bien sea por su etnia, cultura o religión.

Si lo piensa pueden dividirnos las ideas políticas, las religiones o la forma de ver el mundo que nuestras sociedades particulares han creado, e incluso la afición por determinados equipos de deporte. No deja de sorprender que la esencia de lo mismo que nos divide, a la vez nos acerca a otros, como puede ser un determinado deporte, y no le digo nada lo próximo que están los hinchas de un equipo; ello se suma a lo que hacen las religiones o las lenguas, que nos separan. Ya sabe que tiempo atrás quiso crearse una que nos sirviera todos, el esperanto, pero la verdad es que la propuesta fracasó. Posiblemente también contribuye a separarnos y unirnos el color de nuestra piel.

Pero es curioso que no lo hace el que seamos más altos, más bajos, con más peso, o el tamaño de nuestra nariz, o las orejas. Sería magnífico que vendieran refrescos que estimularan nuestra aceptación, que aclararan nuestra visión interior y nos permitieran ver lo que nos aporta la diversidad. No lo dude, que ella exista no sólo le permite gozar con la vista, visitando diferentes lugares, o en el mismo lugar distintos edificios, sino deleitarse con muy distintos alimentos, sean o no de la cocina tradicional. Si lo piensa es muy agradable relacionarse con otros, intercambiar ideas, afectos e incluso abrazos.

Aquí le pido no sólo que acepte la diversidad, sino que la valore y disfrute con ella. Sin duda le aporta riqueza, pero sólo si sabe apreciarla.

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