Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Retratos urbanos

Luis nondedeu, ni más ni menos

Transformó una vieja cantina en algo más que un bar. Su aportación a la gastronomía está avalada por «gurús» de la cocina

Luis Nondedeu Rubio. Alicante (1944). Casado. Jubilado. Hostelero. Patriarca de la cocina. Regentó algo más que un bar.

Nació en el barrio alicantino de San Roque, en el número 19 de la calle Toledo, en la alcoba de sus padres. En esa pequeña vena del Casco Antiguo creció y, después de aprender entre comandas de barra y fogones, montó un bar, desde 1976 hasta mediados de los noventa: el Bar Luis, ni más ni menos. Fue guarida de artistas, de intelectuales, de políticos de aquí y de allá, de teatreros, de correveidiles y de cómplices de la noche en tiempos de progresía social. Un pequeño mostrador, tres mesitas, una docena de sillas y, al fondo, los retretes. Todo en orden, incluso los asiduos clientes: un templo del buen comer y beber.

Luis Nondedeu Rubio estudió hasta los 14 años en las escuelas de San Roque y luego en las aulas de San Tarsicio, siempre junto a su hermano mellizo Ramón, que se declinó por la pintura artística.

No quiso estudiar más. Su padre, Vicente, encargado de una empresa de obras y reformas, intentó colocarlo en el taller mecánico de un amigo. Pero en el camino se dirigieron al bar «Montana», en la calle Castaños, donde trabajaba Emilio, uno de los dos hermanos mayores. El regente del negocio, Antonio Donat, contrató al chavalín. Se puso el delantal de freganchín y dio sus primeros pases entre la barra, la cocina y el comedor. Ahí trabajó cinco años.

Fue a parar a la cafetería y heladería «Esquimo», en la calle Ángel Lozano, de la que eran propietarios José Iborra y Francisco Orquín. Se libró de la mili por exceso de cupo. Sentía pasión por la cocina. También estuvo empleado uno meses en la cafetería Nevada. Ahí conoció a su primera esposa, Sara, pastelera de profesión.

España estaba inmersa en el tránsito político. Franco agonizaba. Aires de cambio y libertad, sobre todo en los mesones, tabernas y cantinas del viejo Alicante.

5 de enero de 1976. Luis abrió el bar en el número 23 de la calle Toledo, pegado al museo de cerámica de Ramón Quiles, a dos portales de la casa familiar, donde hubo una humilde cantina. El nuevo negocio le permitió dedicarse a la cocina. La calidad de las viandas llenó de público exigente la taberna, que se reformó a los pocos meses de abrir. Luis incorporó productos como el foie gras, los patés, los quesos, salazones, las ostras, buenos caldos y platos elaborados de alta cocina. Creaba. En las paredes colgaban pinturas de Roberto Ruiz Morante. Cada año viajaba por el norte, entre Donosti y Finisterre, en busca de los mejores embutidos, quesos y vinos para agradar a su sofisticada y variopinta parroquia: Gastón Castelló, Miguel Cerdán, Manolo Manzanaro, José Ramón Giner, Fernando Canet, Adrián Carrillo y el citado Ruiz Morante, entre tantos. Después de resistir 17 años, en 1993 cambió de acera en la calle Toledo. Montó un restaurante: barra, bodega y comedor. Siguió como punto de encuentro de gourmets, intelectuales y artistas. En sus fogones operaron reconocidos cocineros como Dani Frías y Nazario Cano.

Luis fue profesor de cocina en el CdT de Alicante hasta 1998, año en el que clausuró el negocio. Dejó la actividad docente. Mala salud. Separado. Reintegrado en la vida laboral, fue chef del hotel «Devachan», en el «Meliá Altea Hills» y en locales como «El Portó» hasta que aterrizó en la cocina del «Rincón de Capis», en Torrevieja, donde se jubiló en 2009.

Se compró una casa en el Camino del Calvario, en Rojales. Se retiró. Se dedicó a la cría de canarios de todos los plumajes y cantos. Llegó a tener hasta un millar de ejemplares. En una reunión conoció a Maribel Ferrer, una sanvicentera alegre y comprometida, con quien se casó meses más tarde. Los pájaros volaron del patio. Ahora se dedica a elaborar foie gras para sus amigos. Tiene plantadas en macetos más de cien variedades de pimientos picantes (chiles). Sigue apasionado con las cosas del comer. Y con la vida.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats