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Los estafadores y los estafados

-Pa, acaba de subir Ataúlfo Chorícez. -¿Chorícez, el autor de la mayor estafa piramidal de la historia?

Los estafadores y los estafados

„Sactamente. El que dejó a Madoff a nivel becario.

„¡Qué fenómeno!

„Ese sujeto logró convencer a miles de incautos: les explicaba que en España había fallecido una persona, cuyo nombre se detallaba, sin dejar descendencia ni herederos conocidos. Los albaceas, tras una exhaustiva investigación, habían llegado a la conclusión de que quien recibía el correo electrónico era el heredero legítimo de la fortuna porque estaba emparentado con el fallecido por medio de un antepasado común que había emigrado a Estados Unidos hacía siglos. Una vez que se solucionaran los trámites legales, para los cuales era necesario gastar varios miles de euros, podría viajar a España y recibir lo que era suyo. Eran cantidades de varios millones de euros, en cuentas corrientes cuyo número se transmitía al destinatario del email, en un banco bien conocido y fácil de localizar por internet.

„Impresionante.

„Así fue como una entrañable viejecita gastó miles de dólares de sus ahorros en bucear por la burocracia española. Otro señor de avanzada edad no solo pagó los trámites administrativos, sino que se compró un billete de avión de Seattle a Madrid para recoger su herencia.

„Pobre gente. Pero esto no es nuevo, ¿verdad?

„No lo es, no. Hay un timo que se llama el 419 y arranca en 1516 en Gran Bretaña, y se denomina «La carta del prisionero español». Era una misiva en la que se pedía dinero para rescatar a un aventurero inglés apresado por los Reyes Católicos, y que, una vez libre, compensaría generosamente el esfuerzo de aquellos que hubieran arriesgado su dinero para tan noble empeño.

„O sea, que los humanos siguen tropezando en la misma piedra cinco siglos después, aunque ahora sea una piedra electrónica.

„Así es, Pa. El fraude es, seguramente, la profesión más antigua del planeta Tierra. Hace ahora 10 años, Bernard Madoff confesó a sus hijos que su organización estaba en quiebra, y que toda su increíble estrategia inversora de décadas se había basado en algo tan básico como pagar los intereses de unos clientes con las inversiones de otros, hasta que la crisis de 2008 hundió el valor de las inversiones, ahuyentó el capital e hizo imposible seguir con esa estafa piramidal.

„¿Por qué el ser humano es tan proclive a estafar y a ser estafado, hijo?

„Es sencillo, Pa: el ser humano siempre cree que merece más de lo que tiene. Como lo que explicamos nosotros en el Árbol del Bien y del Mal: lo que ofrece la serpiente es ser como Dios. O sea, tener más de lo que se tiene. Y a esa tentación pocos se resisten.

„Pero fíjate que, en la mayoría de los casos, lo que el timador quiere no es principalmente dinero. Lo que le motiva es el poder sobre las demás personas. Por eso, los grandes defraudadores suelen acabar arruinados. El timador acaba perdiendo la partida contra sí mismo, después de haber hecho que el timado no se haya dado cuenta de que le han estafado. El mejor timo es aquel en el que la víctima no se entera nunca y Madoff lo habría conseguido de no haberse cruzado en su camino la mayor crisis financiera del mundo en 59 años que dejó expuesto su fraude de 65.000 millones de dólares.

„Pero entonces, ¿cómo se organiza un fraude como Yo mando?

„Pues no es fácil, pero hay algunos principios: meterse en la mente del comprador. No vender, de lo que se trata es de hacer que el presunto comprador quiera comprar. Madoff, por ejemplo, jamás buscaba clientes: había que buscarle a él. Procuraba guardar las distancias, tener un aire de exclusividad. Él rechazaba a los clientes. Ser admitido como inversor con Madoff era como entrar en un club privado.

„Comprendo, el estafado tiene que pedir ser estafado.

„Así es. De lo que se trata es de que el estafado dé voluntariamente algo al estafador.

„Lo peor de los fraudes, desde luego, es que son voluntarios y disfrazan la irracionalidad de racionalidad.

„Acaso sean el símbolo de las debilidades humanas.

„Así es, Pa. Tanto que no estoy seguro de quien es más culpable: si el estafador o el estafado.

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