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Entre el derecho y el cine original

Es adicto al cine. Ve, analiza y habla a los oyentes. Su director preferido es Charles Chaplin. Entre film y película ejerce la abogacía

Entre el derecho y el cine original

La primera película que guarda su retina es "Siete novias para siete hermanos", dirigida por Stanley Donen. Gonzalo Eulogio Llorens tenía cuatro o cinco años. La familia vivió una jornada de cine, como cientos de tardes y noches. El padre, administrativo cualificado en la consignataria naviera del clan Flores, sigue siendo un amante del séptimo arte. Guarda recuerdos del cine en una estantería, inmóviles al paso del tiempo. Cinemascope.

Nació en la calle San Mateo, en la barriada alicantina de El Pla. Se hizo bachiller en el colegio Agustinos, con el padre Ángel Escapa y tantos otros. Buen estudiante. Cada día se sentía más atraído por el cine, siempre en salas con viejos proyeccionistas metidos en un cuartucho del que parte un rayo de luz que, sobre una sábana blanca, se convierte en una narración audiovisual de expresiones y hechos: el cine.

Una vida de película. Se matriculó en la facultad de Derecho de la Universidad de Alicante para ser lo que hoy es: un abogado en ejercicio, con despacho en San Vicente y que en su repertorio puede llevar cualquier causa, excepto las de ámbito penal. Fue alumno de las mejores joyas de la docencia en la materia: Ruiz Manero, Ricardo Medina, José Asensi, Asencio Mellado, Miguel Gutiérrez, Manuel Atienza y de Gabriel Real, entre tantos. Se licenció después de largas jornadas de estudio y tantas de cine, siempre visto en salas y concentrado en la revelaciones de la blanca sábana.

Estamos en la década de los años ochenta. Gonzalo Eulogio cada día estaba más metido en la pantalla, también en el despacho. Tres coincidencias de película: la familia, los Cines Astoria y Pilar Miró. El cine ya estaba en casa, más que la televisión; Paco Huesca tenía una sala en el Barrio que ofrecía películas hasta poco antes prohibidas en España en los pases del llamado Cine de Arte y Ensayo en la resaca de la Transición. Felipe González colocó a una directora de cine al frente de RTVE, en 1986. Triángulo perfecto para aprender y especializarse en el sector artístico que idearon los hermanos Lumière un siglo antes en una secuencia de imágenes: cine familiar, inédito; ciclos de autor en La 2 en versión original. Posiblemente este letrado tantas veces se ha enfundado la toga que sentado en butaca.

Entre 1995 y 2004 asistió a los estrenos de las 300 películas que cada año se inauguraban en Alicante. Empezó a ejercer como crítico. Su ópera prima fue en Canal 15, a la llamada de Paco Muntaner. Al año siguiente se instaló en Radio Alicante, donde aún sigue alentando a los cinéfilos. También tiene un programa semanal en Información Televisión.

"Luces de la ciudad", de Charles Chaplin (1931), es la película que más le ha emocionado; la peor, "El proyecto de la bruja de Blair", que para él fue una estafa. Calcula que ha visto más de 8.000 proyecciones en sala, excelentes, buenas, malas y peores.Su director de cabecera es Charles Chaplin, un artista que era capaz de hacer reir y llorar al espectador a pocos fotogramas de distancia. "El mejor artista que ha tenido la humanidad". Del cine español se queda con Luis Buñuel, con Carlos Saura y con "Los Santos inocentes", de Mario Camus, con Paco Rabal, Alfredo Landa y Terele Pávez.

Se siente libre. Las distribuidoras dejan trabajar a los críticos de provincia con independencia. Admira a su colega Antonio Dopazo.

"Buenas noches y buena suerte", es su frase para despedirse de los oyentes en recuerdo al film del lío entre el periodista Edward R. Murrow y el general McCarthy que acabó con" la caza de brujas", en el país más rico.

Tantas películas le permiten valorar a las personas. Se siente más comprensivo y tolerante con las debilidades de la gente tras muchas horas de cine original.

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