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Jaime Peñafiel: «Don Juan Carlos habría sido un gran presidente de la III República»

La abdicación de don Juan Carlos marcó un antes y un después en el compromiso con la Casa Real del veterano periodista, quien tras 60 años de profesión, ajusta cuentas con los Reyes

Jaime Peñafiel: «Don Juan Carlos habría sido un gran presidente de la III República»

En «Los 80 años de Sofía» (Grijalbo), el autor vuelve a la carga contra doña Letizia y describe a Felipe VI como honrado y digno pero sin el carisma de su padre.

La Reina Sofía ha pasado para usted de esposa, madre y abuela ejemplar a recibir un tratamiento en su libro mucho menos amable. ¿Por qué ha cambiado su juicio de forma tan radical?

He sido correcto y respetuoso pero no soy un cortesano como muchos de mis compañeros, ni hagiógrafo. Soy independiente y escribo de lo que conozco.

Pero si hasta el Rey Juan Carlos ha dicho que es una gran profesional.

Como Reina, y en esto coincido, ha sido ejemplar. Ejerce el oficio de la mañana a la noche, no como Letizia que quiere su tiempo libre. La definición no es muy glamurosa pero es cierta.

¿Cómo ha sido como madre y esposa?

Como madre propició bodas que han sido un fracaso. La Infanta Elena se divorció, Urdangarin está en la cárcel y de Letizia qué voy a decir.

Usted sabrá lo que tiene que decir

Felipe tuvo el apoyo de su madre en la locura de casarse con Letizia porque él siempre la apoyó a ella en su matrimonio mal avenido. Como esposa es público y notorio el desprecio que ha sufrido por parte del Rey emérito.

¿Es tan espiritual y amante de la música y de las artes como se dice?

Sí. Es muy culta. Ella escucha a Bach mientras que el Rey se entusiasma con las rancheras mexicanas y los cuplés de Sarita Montiel. Ha leído a Platón y Descartes y es una gran arqueóloga. Don Juan Carlos nunca ha sido culto y quizás eso le ha lecho ser un buen Rey. Ha sufrido muchas humillaciones. Cuando eran Príncipes de España contaban con tan solo 75.000 pesetas para vivir y esa pena me la contó a mí.

¿Cómo se la contó?

Me habían fichado para «Hola» y me llamó al despacho para preguntarme cuánto iba a ganar. Le dije que 750.000 pesetas y él me reconoció la miseria con la que contaba para todos los gastos. Esas humillaciones y el sufrimiento lo humanizaron. Felipe no conoce la vida dura.

¿Ha cicatrizado aquel desencuentro que usted tuvo con doña Sofía cuando falleció su hija?

Mi hija, una hija única, guapa, culta y políglota acabó en el mundo de la droga y murió de Sida. Nunca pude comprender cómo pudo acabar tan bajo. En la última etapa de su vida escribí a doña Sofía buscando una especie de terapia. Le dio la carta al Rey y fue él quien me llamó. Me sentí humillado. Cuando mi hija murió fue él también quien me dio el pésame mientras que ella tardó un mes en escribirme.

Dedica usted un capítulo de su libro a su hija.

Se lo debía. Cuando murió visité el hospital de infecciosos donde estuvo y recorrí La Celsa para hacer la ruta de la droga. Allí me encontré a Fátima de la Cierva que ayudaba a los hijos de los traficantes que estaban en la cárcel. La herida de la muerte de mi hija se abre de vez en cuando.

Señor Peñafiel. ¿Ha ejercido doña Sofía algún tipo de influencia política sobre don Juan Carlos?

La Reina es muy política pero le han dejado poco margen para dar sus opiniones. Eso sí, cuando las tropas españolas estaban acorraladas por los marroquíes durante la Marcha Verde fue ella la que animó al Rey a ir al Aaiun a visitar a nuestros soldados. «Un general debe de estar con sus tropas», le dijo y a la vuelta del Rey a España vivieron probablemente el encuentro más emocionante que haya tenido la pareja.

¿Qué papel jugó la Reina en la noche del 23-F?

La Reina intentó apoyar a su marido, pero creo que nadie ha contado la verdad sobre lo sucedido aquella noche.

¿Sospecha usted qué pasó en realidad?

Yo no digo nada más que el 6 de febrero de 1981, los Reyes se fueron a Baqueira y dejaron a los niños a cargo de la Reina Federica. El Rey había quedado a cenar en Baqueira con el general Alfonso Armada y a las nueve de la noche le llamaron para decirle que la madre de la Reina Sofía había muerto. Don Juan Carlos ordenó que se le dijese a su esposa que doña Federica estaba indispuesta, la subió a un helicóptero hasta Zaragoza donde recibió la fatal noticia, y luego voló hasta Madrid. Él se quedó con Armada. Pero hay más.

Qué más, por favor.

Don Juan Carlos regresó a Madrid al día siguiente. La Reina Federica estuvo seis días en La Zarzuela porque el Gobierno griego no permitía su traslado al lugar donde reposaban los restos del Rey Pablo. Todos los días se hacía un oficio ortodoxo en La Zarzuela al que asistía Armada. El día 12 se pudo trasladar el cadáver de la Reina y el 13 volvió Armada a reunirse con don Juan Carlos.

¿Cómo actuaron en ella aquel día sus recuerdos de cuando sus padres perdieron el trono de Grecia?

Supongo que aquel recuerdo estaría muy presente. El día que fueron proclamados Reyes, el 22 de noviembre de 1975, me pasé toda la tarde con ellos. No sonó el teléfono ni una sola vez y eché en falta en el Congreso a la Reina Federica. Le pregunté a doña Sofía y me dijo que su madre no asistiría a la coronación porque Carlos Arias Navarro no lo permitía.

Le tiene que disgustar a doña Sofía la supuesta doble condición de mujeriego y amante del dinero que usted atribuye a don Juan Carlos.

Doña Sofía nunca exterioriza sus sentimientos. Ella sigue enamorada de don Juan Carlos como muchas mujeres que se enganchan al hombre que les hace sufrir. Debió haberse divorciado y no arrastrar su desamor como lo hace. Su drama es no poder romper con su marido.

¿Cuál de las dos supuestas condiciones le ha molestado más?

Lo de mujeriego, que a los españoles les importa poco, ha sido una humillación pública para ella. Lo del dinero es un tema privado y el origen de la fortuna del Rey es legal. Todo parte de la crisis del petróleo de 1973 cuando Franco le pide que medie con los saudíes para garantizar el abastecimiento de crudo a España y le permite que cobre una comisión de un céntimo por barril. Esa comisión se la mantuvieron Adolfo Suárez y Felipe González.

¿Sabe en qué momento se rompió definitivamente el matrimonio real?

Dos meses después de la coronación cuando la Reina comprobó una infidelidad. Ya no se trataba de rumores sino que lo vio ella y decidió irse a la India con sus tres hijos. Al final regresó a España y ahí perdió la partida.

¿Hasta qué punto doña Sofía se ha integrado en España y ha llegado a comprender nuestro carácter?

Ha sido un duro aprendizaje porque más que griega ella es alemana. Se ha esforzado mucho por ser española.

¿Qué significa hoy Cristina en la Casa Real de la que ya no forma parte?

Nada y eso ha sido muy doloroso para ella porque además han pagado justos por pecadores. Al apartar a la Infanta Cristina decidieron apartar también a doña Elena. Además ahora tampoco vemos a los Reyes eméritos representando a esa Familia Real de la que ellos sí forman parte.

¿Es cierto que don Felipe amenazó con renunciar a su condición de heredero de la Corona si le impedían casarse con doña Letizia?

Eso dicen. A Felipe le habían obligado a romper con la mujer con la que se iba a casar, Eva Sannum. Me pregunto cuánto costó esa ruptura. Parece ser que cuando el Rey emérito se opuso al noviazgo con Letizia, don Felipe se plantó. El 6 de octubre se fue a Nueva York y no estuvo ni el 12 de octubre en Madrid así que don Juan Carlos se dio cuenta de que el órdago iba en serio y accedió a que se anunciase el compromiso no sin antes decir a un amigo que su hijo se iba a cargar la Monarquía.

¿En qué orden clasificaría la categoría humana de don Juan Carlos, doña Sofía y don Felipe?

El más humano es don Juan Carlos, que hubiese sido un gran presidente de la III República. Si don Felipe hubiese sabido lo que le esperaba no hubiese presionado para que su padre abdicase.

¿Hubo realmente un complot de la familia para forzar la abdicación de don Juan Carlos?

Creo que hubo ese complot. Doña Sofía estaba cargada de razones para ello y muy resentida. Doña Letizia quería hacer a su marido Rey y don Felipe, el pobre hombre, no sabía dónde se metía. Además era un momento malo para don Juan Carlos por sus achaques de salud y todo lo que había pasado. El día de la Pascua Militar se perdió en el discurso porque acababa de llegar de Londres donde celebró su cumpleaños con su «amiga entrañable».

¿Qué revela el incidente provocado por doña Letizia con la Reina emérita con motivo de las fotos de las nietas a la salida de la catedral de Palma?

Es lo más triste de la historia de la Monarquía española reciente. Fue el estallido de algo que estaba ahí y donde se demostró un total resentimiento de doña Letizia y de la niña Leonor. Salió a la luz el genio de doña Letizia y lo peor fue el paripé que hicieron dos días después al visitar a don Juan Carlos en el hospital y el recorrido que hicieron todas juntas de la mano por el mercadillo de Palma.

Sus críticas hacia don Felipe, a quien llega a considerar un hombre amargado, chocan con el prestigio que está adquiriendo en medio de la mediocridad de la clase política que le rodea.

Somos muy cortesanos. He oído hasta que Leonor será muy buena Reina. Eso será si llega a ser Reina. Felipe VI es un hombre digno, honrado y buena persona pero sin esfuerzo.

Quienes les tratan dicen que don Felipe es un monarca con una preparación muy superior a la de su padre aunque sea mucho menos campechano.

Su educación es normal, correcta pero nada del otro mundo y carece de la intuición, el olfato y la simpatía de su padre.

¿Está Pablo Iglesias tratando de convencer a Pedro Sánchez de que hay que ir hacia la III República?

Pablo Iglesias, como Letizia, no ha engañado a nadie. La Monarquía es una institución medieval. Veo que Felipe VI trata de agradarle mientras él le siega la hierba bajo los pies. Pedro Sánchez tampoco es monárquico. En España no somos monárquicos, somos juancarlistas. Yo no soy felipista.

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