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Qué nos sobra, qué nos falta

Me refiero a nuestra sociedad. Y como puede suponer, son muchas cosas.

Qué nos sobra, qué nos falta

Vamos mejorando, respecto a nuestra pobreza. Yo recuerdo que, de niño, España era un país pobre, y sin duda hemos ido mejorando. Es cierto que se pinchó una burbuja inmobiliaria, hubo rescates a la banca y nos hizo más pobres. Ahora nos vamos recuperando. Convivimos con pobres, pero en nuestro país hay una clase media amplia. Por otra parte, cada vez vivimos más, y lo hacemos con más calidad de vida. En una década nuestra esperanza de vida ha crecido en casi 30 años. A una niña que nace hoy, le esperan una media y 84 años de vida, y si es un niño, setenta y ocho.

También mejoramos en nuestra aportación a la ciencia. Sólo hemos tenido un premio Nobel, Ramón y Cajal, porque Severo Ochoa no era español, y ahora brillan Francis Martín Mojica, María Blasco y Nuria Oliver.

También en el reciclado. Antes lo tirábamos todo, por lo general al suelo. Sabe que nuestros turistas pronto lo aprendían y ensuciaban los suelos de las cafeterías, bares y restaurantes.

Se ha dicho que en un tiempo muy lejano una ardilla podía recorrer España saltando de árbol en árbol sin pisar el suelo, éramos un país rico en árboles, luego la industria de la madera, ciertos cultivos, nos lo cambiaron; puede que ahora estemos en fase de recuperación.

Vamos mejorando respecto nuestra tolerancia con las minorías. Existe muchísima menos discriminación respecto a las opciones sexuales. E igualmente en la calidad de nuestra democracia; pasamos de la dictadura franquista a un modelo homologable en Europa.

Nos falta más formación; algunos colegios siguen instalados en barracones, muchos alumnos no terminan sus estudios, algunos organismos internacionales han hecho informes sobre nuestras carencias, por ej., el informe Pisa detecta falta de nivel de nuestros jóvenes en formación en matemáticas.

Creo que valoramos poco lo racional, lo intelectivo, y muchísimo más de lo deseable lo basado en la fe, en el mundo de los instintos o de los sentimientos.

Nos faltan hijos. Se calcula que por cada pareja nacen 1,3 hijos, es decir, ni siquiera se repone el número de habitantes que somos, cada vez somos más viejos, incluso las mujeres que dan a luz son más añosas, y muchos pueblos han quedado desiertos.

Nuestra juventud no conoce lo que ha sido anteriormente la cultura del esfuerzo por nuestros medios, y esfuerzo y mérito son claves para triunfar en la vida.

Quizás también necesitemos más justicia, y mejor. Para empezar, es muy lenta, y hay quien dice que una justicia lenta no es justicia; pero por otra parte yo dudo que seamos iguales todos ante la ley. Existen los aforados, y recientemente a un rey no se le ha investigado porque era inviolable. La sociedad discrepa muchas veces de las sentencias, recientemente por ej. la conocida por la Manada, o el que no esté en prisión un tal Pujol, al que se le había condenado en juicio, y sí entre en ella alguien que ha robado unos pocos cientos de euros.

Vamos sobrados, por ej., en iluminación; es curioso porque somos un país que no tiene petróleo o gas, y la energía es cara, sin embargo, recientemente organismos internacionales nos señalan como uno de los países del mundo con más e iluminación nocturna; calles o carreteras sin apenas tráfico mantienen bombillas encendidas y además de las de no bajo consumo. Nos ha pasado en aeropuertos sin aviones, y posiblemente palacios de congresos sin uso.

Algo parecido nos sucede con las facultades de medicina, somos el segundo país del mundo tras Corea qué más facultades tiene respecto a sus habitantes, y su número crece. La iglesia se ha incorporado al sistema productivo. Como las razones que se dan para proseguir son absurdas, cuestiones de prestigio, nada que ver con la formación de los alumnos, o referencias políticas, de que si un partido de derechas la quitó, y uno de izquierdas la repondrá; yo hago las siguientes propuestas: olvidarnos de los que piden, y no crear más. Si alguien considera que debemos seguir exportando médicos, pues los formamos tan bién que ellos y en general nuestros sanitarios son muy apreciados en países como Suecia o Inglaterra, basta que el número limitado de alumnos que pueden inscribirse cada año en las diferentes facultades españolas, pues hay un número clausus, aumentarlo en 5-10%. La siguiente opción, esa para Alicante sería titularla de Alicante y Elche, y que ambas hicieran cargo por mitades del presupuesto; la realidad es que los alumnos hacen prácticas en Alicante, Elche, Sant Joan y Elda. Así podrían tener más profesores asociados para las prácticas, que faltan, y éstos cobrar mejor sueldo, pues crean que no llegan a 300 ? al mes.

Especialmente en el mundo del deporte, sean deportistas individuales o en equipo, por agua, tierra, sobre ruedas, sean motores o patines, y no sólo los sanos sino los paralímpicos.

Somos ricos en tradiciones, no sólo las religiosas, incluimos en ellas a los animales, disfraces y desfiles.

También en pillería: es cierto que tenemos una larga tradición en ella, pero seguimos enganchados, y no sólo se limita a los impuestos, sino en compras, reparaciones, etc.

Creo que somos una sociedad generosa; desde hace ya muchos años España es una de las naciones con mayor donación de órganos.

Y también puntuamos alto en proximidad; nuestra forma de convivir implica apretones, abrazos y a veces besos.

Por otra parte, somos muy charletas, a veces están tres amigos y todos hablan a la vez, lo que significa que nos falta capacidad escuchar.

También lo hacemos en disfrute; cualquiera de nuestras circunstancias sirve para tener de ella satisfacciones. ¡Cómo será que incluso podemos emborracharnos no con la boca sino a través de la nariz!; pasamos cerca de un jazmín, y decimos que su olor nos embriaga.

En este terreno también nos sobra religiosidad; pero es curioso porque la hemos transformado en una religión que acoplamos a nuestros gustos, muchas veces no cumplimos con sus preceptos o mandamientos, pero nos gusta procesionar imágenes de santos

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