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Las denominaciones de origen permiten identificar la calidad, el origen y la tradición de nuestros productos

En la Conferencia sobre Marcas y Denominaciones de Origen de los pasados 3 y 4 de octubre se manifestó la importancia de seguir desarrollando y protegiendo el valor de las denominaciones de origen

Christian Archambeau, director ejecutivo de la EUIPO. INFORMACIÓN

Quizás no se haya dado cuenta, pero las denominaciones de origen son parte de nuestra vida cotidiana. Tome, como ejemplo, su desayuno. ¿Ha tomado usted un café colombiano? ¿Un zumo de naranjas procedentes de la Comunidad Valenciana? ¿Una tostada con aceite de oliva virgen extra de la Sierra de Cazorla, acompañado de queso manchego o con jamón de Teruel?

En efecto, las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) y las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) son un elemento común del día a día que nos permite identificar la calidad, el origen y la tradición de nuestros productos.

¿Pero qué diferencia una DOP o una IGP de una marca? Mientras que las marcas son signos que diferencian unos productos o servicios de una empresa respecto a otra, la finalidad de las denominaciones de origen es la de diferenciar no tanto la procedencia comercial, sino el origen de los productos así como certificar unos estándares de calidad, de reputación, de tradición y de buen hacer ligados a unos medios humanos y naturales de una zona geográfica específica.

En España existen alrededor de 400 Denominaciones de Calidad Certificadas, de las cuales la provincia de Alicante cuenta con 5 Denominaciones de Origen Protegida, como son, entre otras, la Granada Mollar de Elche, los Vinos de Alicante o la Uva embolsada del Vinalopó; y un total de 8 Indicaciones Geográficas Protegidas, como el Turrón de Jijona y el de Alicante o el Aperitivo Café de Alcoy.

Sin embargo, Italia y Francia son los países que lideran el registro de este tipo de denominaciones. ¿Quién no conoce el queso Parmigiano Reggiano o el Roquefort? Las denominaciones de origen representan no sólo un bien económico sino un referente cultural para un país, por lo que gozan de un nivel de protección pan-europeo.

En cuanto a los beneficios económicos que aportan, las denominaciones de origen son un valor en alza para el crecimiento económico de las áreas de producción. Cabe recordar que esta es una figura muy ligada al medio rural, y por lo tanto ayuda enormemente al desarrollo, dinamismo e integración de estas zonas. Además, incrementan los puestos de trabajo, tanto directos como indirectos, en el ámbito rural, y se refuerza la posibilidad de atraer un turismo de calidad dedicado a conocer la historia y la tradición de los productos.

Importancia económica

Las denominaciones de origen en datos: 54'3 billones de euros es la cantidad del valor de las ventas de los productos con denominación de origen (IGP/DOP) que suponen un 5'7% del total del mercado de los productos alimenticios y bebidas de la UE.

Más allá de la importancia económica que estos puedan tener en los medios rurales, cabe destacar el fuerte lazo de unión emocional que une a las denominaciones de origen con los habitantes de sus regiones. Es imposible arrancar a un alicantino de su turrón, al igual que a un riojano de su vino o a un francés de su Camembert de Normandía.

Para Europa, las denominaciones de origen tienen un significado más profundo, tanto para los productores como para los consumidores. Por eso, los controles de calidad a los que están sometidos son muy estrictos y exigentes.

Cuando se adquiere un producto con certificación de calidad, se sabe en todo momento qué se está comprando, se reconoce la reputación, la historia y la tradición que posee intrínsecamente dicho producto.

Del mismo modo, para la Unión Europea, las denominaciones de origen son una figura clave a la hora de reforzar los acuerdos comerciales bilaterales o multilaterales.

En este sentido, la UE persigue reforzar la imagen y la protección de los productos que se exportan fuera de las fronteras europeas frente a las falsificaciones que pretenden aprovecharse del buen nombre y la reputación de los mismos.

A nivel internacional, existen varios tratados y acuerdos para proteger y reconocer las denominaciones de origen, como el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de la Propiedad Intelectual (ADPICS), o el Sistema de Lisboa, sobre el registro internacional de Denominaciones de Origen de las partes contratantes del Arreglo de Lisboa.

Es en este marco en el que, los pasados 3 y 4 de octubre, se celebró una Conferencia sobre Marcas y Denominaciones de Origen coorganizada por la EUIPO y la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea.

Durante la conferencia, el Director Ejecutivo de la EUIPO, Christian Archambeau, destacó la cooperación entre las dos instituciones y señaló la necesidad de una mayor colaboración entre todos los organismos encargados de la gestión de la propiedad industrial.

«Es posible», señaló, «que en el futuro la atención vuelva a girar en torno a la idea de un derecho de denominaciones de origen unitario a nivel de la UE, incluyendo las denominaciones de origen no agrícolas. Me gustaría reiterar que la EUIPO está preparada para apoyar cualquier acción en esta área de la propiedad intelectual, siempre y cuando los legisladores consideren que podemos aportar valor».

Según la subdirectora de la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea, María Ángeles Benítez Salas, la conferencia marcó «el inicio de una nueva cooperación con la EUIPO. Ambos estamos trabajando en el mismo ámbito, que es el sector de la propiedad industrial».

Durante los dos días de la conferencia, se manifestó la importancia de seguir desarrollando y protegiendo el valor de las denominaciones de origen. Igualmente, se analizó en profundidad su relación con las marcas convencionales.

Otro de los aspectos clave de las jornadas fue el estudio de las denominaciones de origen no agrícolas como figura clave del desarrollo de los productos artesanales o industriales. En este ámbito se destacó la necesidad de armonizar la legislación para este tipo de productos y la implementación de los diferentes sistemas de protección, tanto a nivel de la Unión Europea, como los sistemas de protección «sui generis».

Independientemente de cómo evolucione el marco jurídico en el futuro, no cabe ninguna duda del extraordinario valor que tienen las denominaciones de origen. Juegan un papel vital en el tejido económico, social y cultural de nuestra Unión Europea. Representan los valores que nos unen, como la tradición y la historia de sus regiones, al igual que la vinculación entre los ciudadanos y la tierra.

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