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La recuperación forestal no frena la desertificación en la provincia

La erosión y la sequía, sin embargo, están acabando con grandes áreas de suelo en un proceso que parece abocado en unas décadas a transformar gran parte de la provincia en un desierto

La provincia de Alicante es una de las que más riesgo tiene de desertificación en el conjunto de España. El calor de los cada vez más largos veranos y la escasez de lluvia están provocando progresivamente un empeoramiento de la calidad del suelo y un aumento de la aridez. Y eso pese a que, tal como ha indicado Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción, «la superficie forestal está aumentando por el abandono de muchos espacios agrícolas». La erosión y la sequía, sin embargo, están acabando con grandes áreas de suelo en un proceso que parece abocado en unas décadas a transformar gran parte de la provincia en un desierto. Las zonas de Alicante con mayor riesgo de desertificación son el litoral de la Marina Baixa, el interior de l´Alacantí y todo el Medio y Alto Vinalopó. De hecho, casi toda la provincia, a excepción de parte de la Marina Alta y el Comtat, están consideradas como semiáridas por el Ministerio de Medio Ambiente.

Para Arribas, además del cambio climático y las propias características del clima mediterráneo de estas y tierras, «el cuidado del nuestros montes es insuficiente. El cuidado forestal está abandonado. Aumenta la biomasa por ese aumento de la superficie forestal, pero eso hace que, si se produce un incendio, sea voraz». A juicio del ecologista, «los servicios de apagado de incendios en la provincia son magníficos pero no ocurre lo mismo en cuanto a la prevención. Así, por ejemplo, en la Serra Grossa en Alicante hay pinos de cuatro o cinco centímetros de grosor, medio secos, que no acaban de crecer. No estamos gestionando bien los bosques. Se producen incendios espectaculares y luego el monte se regenera pero, si hay varios incendios sucesivos, al final la recuperación es más difícil».

Además de la acción del hombre con la sobreexplotación de los acuíferos, los incendios y la erosión provocada por los cambios en el territorio, el cambio climático está acelerando la desertificación en toda España hasta el punto de que un estudio del Ministerio de 2016 auguraba que el 80% del país podría convertirse en un desierto este siglo y que, a este ritmo, tres millones de hectáreas de las zonas húmedas pasarán a ser áridas al llegar a 2100.

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