Mariano

—Díganmelo a mí.

—Pero vamos a ver, hombre de mí: ¿Qué ha pasado ahí abajo?

—Verán ustedes. Se ha tratado de un contubernio entre los enemigos de España, la ambición desmedida de poder de un mindundi, la traición de unos aliados infieles, la venganza de unos separatistas y la inhibición de un socio que solo quiere ocupar mi sillón.

—Vale. Ahora vamos a la realidad.

—¿Lo quieren saber de verdad?

—Adelante, Mariano. Libérate.

—Que la he jodi€ estropeado. ¡Pero bien!

—Vale. Primer paso de la terapia dado. Pero vamos a ver, ¿Por qué no dimitiste un minuto antes de que te echaran de la Moncloa?

—¿Dimitir, Pa? ¿Qué es eso?

—Comprendido, Mariano.

—Verán ustedes. Yo llevo en política seiscientos años bisiestos. Y, modestia aparte, las cosas me han ido bastante bien con mi táctica.

—¿Tu táctica?

—La ausencia de táctica, precisamente. Yo hago como don Francisco, qepd, no me meto en política.

—Ya€

—Pero no crean, es fantástico. Desgasta poquísimo. ¿Que surge un problema? Lo dejamos pudrir y el tiempo lo resolverá. Y si no lo resuelve es que es irresoluble.

—Comprendo€ porque eso de tomar decisiones€ ¿Como que no es muy conveniente, verdad?

—Verán ustedes. El que toma decisiones la ca€ la estropea. Es mejor estarse quietecito.

—Pero eso tiene muchos riesgos.

—¡Muchos menos que tomar decisiones! Fíjense si me ha ido bien con mi táctica: en todo este tiempo he visto pasar los cadáveres de mis adversarios, uno detrás de otro. Y solo esperando a que ellos solos se enterraran. Y sin desgaste para mí.

—Sí€ has dejado pudrir el problema catalán.

—Ya lo resolverán los jueces.

—La reforma constitucional.

—Eso ya madurará con el tiempo, hacia el siglo XXXI.

—La organización territorial del Estado.

—Ya se pelearán los dirigentes de las autonomías y se llegará a algún acuerdo... o no€

—Y has dejado pudrir el tema de la corrupción en tu partido€

—Corrupción€ ¿qué corrupción?

—A ver, Mariano. ¿No te has dado cuenta que en tu partido se lo llevan crudo hasta los bedeles?

—¿Se refiere a Ignacio González, Eduardo Zaplana, Luis Bárcenas, Jaume Matas, Díaz Alperi, Rodrigo Rato, los casos Gürtel, Taula, Lezo, Erial€?

—Para, para, Mariano, que vamos a estar hasta el próximo milenio.

—Casos aislados, Pa. Puntuales.

—¿A€ is€ la€ dos€?

—Pero por mi padre, Mariano€ ¡No nos tomes por socialistas!

—La gente del PP es buena, Pa.

—Lo sé. Como también sé que se ha instalado en el partido el virus trincamen, y era responsabilidad tuya erradicarlo.

—¿Mía? ¿Cómo?

—Con la herramienta guillotinus, un método muy eficaz que ya pusimos en marcha hace algunos años. En vez de mirar para otro lado deberías haber cogido el toro por los cuernos e ir metiendo a gente en la cárcel como si fueran a cerrar las puertas. ¿Que un concejal se ha llevado diez céntimos de una obra de un polideportivo? El propio partido lo denuncia y el tal concejalillo se pasa diecisiete años en Alcalá Meco. Además, no sale antes de devolver los diez céntimos con intereses de demora. A los demás se les iban a quitar las ganas de meter la mano en la caja.

—Quizá no sea mala idea, no€

—Vale Mariano. Vemos que vas comprendiendo. Pero ahora toca otra cosa. Quizá fuera bueno que te apartaras y dejaras paso a alguien nuevo en tu partido para pilotar limpieza y refundación. Alguien joven, ambicioso y con nuevos ímpetus.

—Comprendo, Pa. Sí... se me está ocurriendo alguien así€

—¡Por fin! Parece que las cosas comienzan a cambiar€

—Vale. Voy a apartarme€ un ratito€

—¿Perdón?

—Sí, porque se me ocurre un buen candidato para el futuro€

—¿Un buen candidato? Eso está bien.

—Un muchacho gallego alto y muy emprendedor.

—¿Gallego y alto?

—Sí€ alguien que responde a las iniciales M. R.

—¡Ave María Purísima!