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Inteligencia artificial

—¿Qué haces Pa? ¿Esa cara? —Aquí, en la nube de ver el futuro. Y algo espantado, te confieso.

-A ver, déjame adivinar. Estás mirando el planeta Tierra.

-Afirmativo.

-Y no te gusta mucho lo que ves?

-¿Gustarme? Mira tú mismo, ven?

-Ya veo, ya? Es el 2048? ya se ha implantado la Inteligencia Artificial? la gente va en coches que se conducen solos, los camareros son metálicos, los médicos unas pantallas y en las casas hay mayordomos simpatiquísimos que parecen novios de Barbie.

-Sigue, sigue mirando.

-Ya, ya? veo a lo que te refieres? Tasas de desempleo de más del 50% de la población? el lado oscuro de la tecnología?

-Vaya, ¿por qué me recuerda esto tanto a las revoluciones industriales que ha experimentado la Humanidad?

-Sí, se parece, sí?

-Pero en las anteriores los humanos han salido aceptablemente bien librados; han sabido adaptarse a los cambios tecnológicos.

-Así fue, sí? Recuerdo que tras la primera revolución industrial, allá por los inicios del siglo XIX, la introducción de la máquina de vapor hizo que la riqueza y la renta per cápita se multiplicaran como no lo habían hecho nunca en la historia y el nivel de vida de la gente común experimentó un crecimiento muy importante.

-Sí fue así. Y de la segunda revolución, la de la globalización y la electrificación, también salieron bien librados, con un claro aumento de la productividad y del bienestar social.

-Pero esto va muy rápido. Los humanos aún están en la tercera revolución industrial, la que ellos mismos llaman revolución de la inteligencia, con la informática, internet y las energía renovables.

-Y parece que aunque al inicio lo pasaron regular, van adaptándose bastante bien. Están desarrollando actividades derivadas de la tecnología que originan riqueza y puestos de trabajo.

-Eso es. Pero se les echa encima la cuarta revolución, la de la inteligencia artificial, y las perspectivas no son tan halagüeñas.

-Eso son las visiones agoreras, Pa. Porque hay expertos que anuncian que el desempleo tecnológico abrirá las puertas a un futuro en el que el trabajo será más un placer que una necesidad.

-Ya, estoy viendo que la inteligencia artificial va a generar un aumento del PIB mundial en 2030 del 14%.

-Sí, eso será así, pero también hay peligros: La IA ha sido calificada como "amenaza existencial" por algunos, algo así como el síndrome Terminator, no sé si me entiendes?

-Te entiendo Pa. Pero la dificultad, tal como yo la veo, es resolver el problema de los humanos que serán desplazados de sus empleos por las máquinas, que serán centenares de millones. Y hay dos soluciones.

-Veamos.

-La primera y más lógica, es repartir esa enorme riqueza generada por las máquinas de manera equitativa y solidaria entre toda la humanidad, en vez de aumentar solo las cuentas de resultados de las empresas. De modo que las máquinas sean una especie de esclavos que trabajan para los humanos, pero para todos los humanos.

-Conociendo a los susodichos, eso es menos probable que yo me afeite la barba.

-Me temo que es así. Y entonces no cabe más que una segunda opción: Las rentas de subsistencia.

-¿A ver?

-Se trata de un subsidio para aquellos humanos que pierdan o no obtengan trabajo, una percepción económica escasa que les permita al menos sobrevivir y evitar que la gente se vaya matando por las calles.

-Ufff, no es muy buena idea, me parece a mí

-Quizá, pero en algunos países se está comenzando a ensayar, para ver sus resultados.

-A mí me parecen muy desincentivadores esos procedimientos.

-Y lo son, pero las personas tienen la mala costumbre de comer y vestirse, y llevar a sus hijos al cole.

-Ya. ¿Y no se les ocurre nada mejor a los humanos?

-¿Algo que aúne la codicia de los poderosos por ganar más dinero rentabilizando la tecnología y evite la revuelta social universal? No parece, no.

-Hemos de hacer algo, JC.

- Solo se me ocurren dos cosas: O fundimos todos los ordenadores del planeta en un aquelarre tecnológico definitivo o les enviamos al gurú de la justicia social, un líder que consiga transformar poco a poco la codicia de los humanos en solidaridad y amor al prójimo, que les haga conscientes de que la riqueza es patrimonio de todos y de que un reparto justo y equitativo es beneficioso, tanto para los que están en la alta escala social como para los que se arrastran en el fango de la indigencia.

-Vale. ¿Cuántos ordenadores crees que puede haber en la Tierra?

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