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Área de descanso

Un problema singular

El otro día una feminista en el umbral de la fisión nuclear invalidó las opiniones de un tertuliano sobre la sentencia de «La Manada» con el irrebatible «tú no puedes opinar porque eres hombre». El ministro Catalá interpretó correctamente que lo inaceptable eran las opiniones tibias sobre el fallo y no el sexo de sus autores, por lo que se ha encaramado a la ola sugiriendo que el magistrado que se inclinaba por la absolución es un desequilibrado. Como el ministro ha dicho con exquisitez «tiene un problema singular», he concluido con idéntica exquisitez que quien tiene «un problema singular» es él. Nadie se atrevería a hacer ese comentario en una barbería por temor a ser tachado de charlatán, aunque se ajusta al encefalograma de un PP que últimamente manufactura tentativas de suicidio a mayor velocidad que el minero Stajanov extraía hierro. Tras endosar a jueces y fiscales el trabajo sucio en Cataluña, el Gobierno ha conseguido sulfurarlos unánimemente con un desahogo de político embaucador que reparte codazos para hacerse un hueco en la primera fila del postureo solidario.

No tengo claro que la candidatura del ex primer ministro francés Manuel Valls a la alcaldía de Barcelona sea una buena idea y sospecho que a Ciudadanos le ocurre lo mismo. Los candidatos ajenos a la circunscripción son una tradición añeja de la democracia representativa y no necesariamente tan poco honorable como los diputados cuneros de nuestra Restauración o los beneficiarios de los «burgos podridos» en la Inglaterra victoriana. Pero, en general, «paracaidismo» o «sucursalismo» son términos gráficos que se utilizan despectivamente para referirse a los candidatos sin vinculación con el distrito electoral. Esto es especialmente peligroso en unas elecciones municipales, donde se dirimen intereses unidos a la rutina diaria. Por el momento, Valls ya ha sido ridiculizado por no saber cuántos barrios tiene Barcelona. Aunque Manuela Carmena todavía hoy ignora cuántos tiene Madrid, al menos ella no vivía en los Campos Elíseos antes de optar a la alcaldía. Hablando de Madrid, también se menciona la candidatura de Vargas Llosa y comienzo a bizquear cuando imagino a Isabel Preysler como alcaldesa consorte.

2 miércoles

Los mamelucos con turbante naranja cargan una y otra vez contra la menguante muchedumbre atrincherada en ministerios y consejerías. Han comenzado los fusilamientos de aforados sin salvoconducto mediático. Cifuentes ha sido la primera en caer frente al pelotón, acusada de pillaje cosmético por un desertor. Custodiado por un piquete de fiscales insurrectos, Catalá aguarda su destino en las mazmorras del Ministerio de Justicia. Cunde el rumor de que el batallón de élite gubernamental acantonado en el cuartel de Faes está negociando con emisarios del enemigo. La corajuda vicepresidenta reúne a una docena de cadetes del grupo parlamentario y posiciona una batería de cañones en los alrededores de Moncloa, pero la bisoñez de la tropa provoca la explosión del tren de municiones con las últimas reservas de empleo y déficit. En el interior del palacio, el valido Rajoy despacha imperturbable documentos que jamás llegarán a su destino mientras posa para el pintor de la Corte, Francisco de Goya. Se oye fuego de mosquete cada vez más próximo y Goya pide al valido que alce los brazos y mire al infinito con expresión desesperada. El valido no parece entenderle.

3 jueves

Cierta extravagancia va unida a los Premios Nobel desde que fueron instituidos gracias a los negocios petrolíferos del fundador nada menos que en Bakú. Este año no se concederá el de Literatura tras la polémica por las denuncias de acoso sexual en la Academia Sueca. No hay gran diferencia entre premiar a Bob Dylan y dejar desierto el galardón, o premiar a un olvidado poeta llamado Prudhomme en lugar de a Tolstoi. La lista de damnificados es apenas más llamativa que la de agraciados inverosímiles y no pueden atribuirse tantos disparates exclusivamente a motivos políticos, evidentes por otra parte en el caso de Borges o Zola: la Academia negó el premio a Tolkien porque no estaba «a la altura de la prosa de calidad». Sin embargo, hasta hoy sólo las dos guerras mundiales habían interrumpido la concesión del premio y que un turbio asunto de índole sexual sea equiparable a esos cataclismos parece otra exageración de estos tiempos en que lo políticamente correcto es que una actriz reciba el Oscar y haga ponerse de pie sólo a sus compañeras nominadas. La sonrisa burlona del sátiro Jack Nicholson también merecía un Oscar.

Los titulares dan hoy una noticia irrelevante: Eta se ha disuelto. Los asépticos la gestionan con escepticismo, los dialogantes con júbilo y los halcones como una última afrenta. En rigor, a Eta la disolvió hace años un pelotón de guardias civiles y policías. Por lo tanto, lo que los medios consideran destacable no puede ser la disolución de la banda, sino la declaración de que se disuelve y ésta carece de interés moral o político. Sí lo tienen algunos flecos pendientes como una fosa común con más de trescientos asesinatos sin resolver, el cumplimiento de las condenas según el mismo reglamento penitenciario que se aplica a un ladrón de

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