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Hola, soy Dios

Envejecimiento

-Queridos hijos: hoy os quiero contar una historia muy interesante, que seguro que os desvelará claves útiles para vuestra supervivencia, en pleno siglo XXI

¿Ya estás otra vez con ese tema, Pa

Ya me conoces, JC. Lo mío es enseñar deleitando.

Pero si ya lo arreglamos, acuérdate hace más de cinco milenios

Sí algo recuerdo pero ha llegado la hora de contarles a los humanos los intríngulis del asunto. Al fin y al cabo es su vida, y su envejecimiento. Yo llevo trescientos eones igual, ese no es mi problema.

¿Les van a contar el asunto de los telómeros y lo de la vida sana

Así es, JC. Creo que ya están preparados para entender todo este proceso.

Pues ánimo, Pa. Yo me voy a resolver la rebelión de un satélite llamado Catacoña, que parece que se quiere independizar de su planeta, Espa.

Algo he oído, sí

Te lo conté el otro día

pero no creo que haya gran problema. Los catacoñenses son muy roñosos y como el Banco de Catañel ha amenazado con mudarse al planeta, se han puesto de los nervios y parece que las cosas van a enfriarse. De hecho, el líder, un tipo con peluca llamado Puesdelmonte, ya está reculando: ahora dice que en realidad lo que quería decir no era independencia, sino ley de dependencia: Que ellos luchaban por que a los ancianitos de Catacoña les pusieran un andador a cada uno. Que con eso y una subvención para el equipo de fútbol, resuelto el problema.

Pues estupendo pues, JC. Yo voy a lo mío. Hijos míos:

Os voy a desvelar las claves del envejecimiento humano. Veréis. Existen unas cosas que se llaman telómeros. Se trata de los extremos de los cromosomas, algo así como esos canutillos que llevan los cordones de los zapatos. Pues bien, los telómeros se van acortando poco a poco y, cuando se pierden, se acabó la vida.

Ya sé lo que estáis pensando: vamos a inventar algo que mantenga largos los telómeros. Está inventado: la telomerasa, pero es peor el remedio que la enfermedad, creedme, el riesgo de desarrollar tumores entonces es inaceptable.

Ahora estaréis pensando: «Vaya, Pa ha hecho las cosas para que dependamos completamente de él». ¡Falso como palabra de político! En realidad la longevidad depende de los telómeros y de más cosas Los genes juegan un papel del 50%, y el resto... bueno, está en vuestras manos. Tenéis más influencia sobre vuestro envejecimiento del que imagináis. Vuestros hábitos son importantes. Pueden hacer que lleguéis a viejos o que muráis pronto.

Hay aspectos del ambiente físico y social que dañan los telómeros, como ciertos productos químicos (pesticidas, tintes para el cabello, plásticos, etc.) o la calidad de las relaciones sociales. Por ejemplo, los ancianos que gozan de un buen apoyo social poseen telómeros más largos. Pero si un humano tiene una situación que le cause malestar, se produce el efecto contrario, y los telómeros se acortan.

Es fundamental que os rodeéis de personas que os hagan sentir bien y que creen a vuestro alrededor un ambiente afectivo positivo. Esto debería ocurrir en todos los ámbitos: en el trabajo, en la familia, con los amigos... Y esto es especialmente importante con respecto a los niños, porque se ven afectados de manera más profunda por los ambientes negativos, en comparación con los adultos.

Hay bastantes cosas que aumentan la longitud de los telómeros, queridos hijos. Ya escucho lo que estáis pensando, ¿no recordáis que yo lo sé todo

«A ver si Pa nos dice que una docena de cigarros puros y medio litrito de absenta al día nos hace crecer los comosellame esos».

Me temo que no.

«Vaya, ya estamos con la monserga de lo saludable. Cada vez que hemos inventado algo muy apetitoso ha sido malo para la salud».

Bueno no es exactamente así Os recuerdo el caldero tabarquino, las zapatillas de deporte y el carril bici. Precisamente, si una persona practica una nueva actividad aumenta su enzima antienvejecimiento, la telomerasa. Por ejemplo métodos para reducir el estrés, caminar y una dieta vegetariana también aumentaba la longitud de los telómeros. Incluso un mes de retiro dedicado a meditar tiene efectos sobre el alargamiento, no os quiero decir si además lo pasáis en un monasterio benedictino y hablando con vuestro padre, ¡los telómeros se tienen que enroscar! Aunque os confieso que no es necesario llegar a esos extremos. Cualquier actividad que movilice el cuerpo y la mente, como el yoga o el tai chi, tiene sus efectos beneficiosos.

No hay duda de que el ejercicio es bueno para los telómeros, siempre y cuando no lleguemos al sobreentrenamiento, a la mayoría de los humanos os basta con despegar el trasero y hacer un poco de deporte. Y en cuanto a la dieta, habéis de saber que no es sano pasarse la vida entera pensando en comer menos. No es bueno para vuestra atención, para vuestro nivel de estrés ni para vuestro envejecimiento celular. Lo más inteligente es elegir unos hábitos que realmente podáis cumplir. Por ejemplo, comer alimentos integrales o no ingerir productos procesados ni comida «basura»: sus azúcares añadidos, grasas poco saluda

Ya veis, hijos míos: unos sencillos consejos que os pueden ayudar a mejorar y alargar vuestras vidas. Y con conceptos accesibles al hombre del siglo XXI. Dentro de un siglo, cuando tengamos esta conversación, ya os hablaré de otros temas. A esto es a lo que le llamamos aquí arriba «enseñar deleitando».

De nada, hijos.

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