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Los límites de la razón humana

-¿Sabes lo que me ha pasado Pa?-Sí, JC. Yo lo sé todo. Pero cuéntamelo, no te quiero quitar la ilusión.-Cierto, a veces se me olvida. Es que como soy medio humano?

Medio humano en realidad pasaste allá abajo 33 años solamente, hace un par de milenios. No sé si eso te hace realmente hombre. U hombra, o no sé cómo diantre se dice ahora.

Tienes razón. Pero es que soy humano de afición. Por algún motivo me encantan esos humanos, no sabría decirte el porqué.

Yo no lo entiendo muy bien, la verdad, porque mira que nos han salido defectuosos. Debías querer más a los Beltegeusianos, que son tan rectos, tan honestos. O a los Antareños, que no tienen el concepto de la mentira. O a los Regulianos, que se reproducen por esporas y desconocen todas esas zarandajas del sexo.

Quizá, Pa. Pero es que los humanos me caen bien. Son tan imperfectos

Lo son, desde luego.

Pues te quería decir, precisamente, que he cambiado de opinión acerca de un individuo que conocí allá abajo. Se llamaba Judas, y me preparó una encerrona. Pero con el tiempo pues como que se me ha ido olvidando, he comprendido sus motivos y ya me vuelve a caer bien.

Ya. ¿Y qué importancia tiene eso Aquí cambiamos de opinión diecisiete mil veces por siglo.

Ya, pero los humanos no. En modo alguno.

¿En serio

¿Cómo Verás, recientemente se realizó un experimento. A un grupo de americanos se les mostraron dos fotos. ¿En cuál de estas fotos ve usted a más gente En la foto A, de la toma de posesión de Donald Trump, se veía a mucha menos gente que en la foto B, de la inauguración de Barack Obama, llena hasta la bandera. El 15% de los votantes de Trump dijo que había más gente en la foto A.

Un error manifiesto. ¿Tienen esas personas un problema de visión o alguna carencia cerebral para llevarle la contraria a un hecho tan evidente

Es mucho más sencillo: a veces, cuando los humanos discuten sobre hechos, en realidad no están discutiendo sobre los hechos. Como Trump afirmó que había más gente en su toma de posesión que en la de Obama, ese 15% de personas sabe que dar la respuesta B es reconocer que Trump es un mentiroso y, por tanto, admitir que han votado a un mentiroso. Es decir, si se trata de un enamorado del presidente de EE UU, estamos pidiendo que ponga en tela de juicio su propia identidad.

Vaya. Es difícil de comprender.

Pero es así. Para los humanos, la primera impresión es la que cuenta. Cuando su cerebro recibe por primera vez información sobre un asunto graba una especie de molde que provoca que todo lo que venga después haya de encajar en él.

No sé si lo entiendo bien.

Por ejemplo. Imagínate que un humano conoce a Rajoy y queda fascinado por su personalidad, obteniendo una clara primera impresión: «He aquí un tipo decidido». A partir de entonces, cuanto haga el tal Rajoy es un nombre inventado, Pa le parecerá fruto de ese arrojo, y será difícil, haga lo que haga, que piense que le pide permiso a su pie para caminar. La primera opinión es como una especie de mancha, es fácil echarla, pero difícil eliminarla.

Y si esa mancha forma parte de su escala de valores, será casi imposible limpiarla, porque sería como replantear su identidad. Por eso les cuesta tanto cambiar de opinión: los hechos deben encajar en el molde o ni siquiera los tienen en cuenta.

¿Quieres decir que los humanos llegan a ignorar los hechos porque no se adaptan a lo que piensan a priori ¿Qué la verdad no siempre importa si no encaja en sus ideas

Sactamente, Pa. Eso estoy diciendo. Y por eso los humanos votan reiteradamente a un partido político aunque la realidad demuestre su inutilidad o peor, su malignidad. Y por eso se aferran a eso que ellos llaman principios, que no siempre son pro

Vaya con los humanos. Cada día nos sorprenden con más y más deficiencias.

Tampoco somos tan malos, Pa. Yo he perdonado a Judas. ¡Y solo he tardado 2018 años!

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