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Vivir: ¿Una maravillosa odisea?

Grandes mentiras

Creo que lo son, conviven con nosotros, pero conviene que reflexionemos sobre ellas. Muchas no lo son, son solo inexactitudes,o grandes no verdades.

Una podría ser que Dios me creó, creó al hombre. Yo creo que fue el hombre quien creó a Dios, y lo hizo porque quería llenar su ignorancia, cubrir sus miedos. No sabía por qué estaba en lo que llamaba el mundo, y lo que sucedería cuando muriera.

Algunos creen que pueden demostrar la existencia de Dios, yo creo que solo podemos acceder a él a través de la fe, que en esencia consiste en creer sin ver o entender.

Otra es cuando afirmamos que somos únicos. Lo que llamamos Pepe o Rosa consideramos que lo son, sin embargo no tenemos en cuenta que ellos son también los millones de bacterias o gérmenes que habitan en sus cuerpos, en el intestino, en la vagina, etc. Lo cierto es que si acabamos bruscamente con ellos, la vida de Rosa o Pepe peligra. También forman parte de ellos el aire que les rodea, y basta entender que si lo hacen en un ambiente lleno de humo o tóxicos pueden morir. Ese entorno también es ellos.

Decimos que morir es desaparecer, lo cual no es verdad. La materia ni se crea ni se destruye, únicamente se transforma. Parte de nosotros era algo que existía en la edad media, puede que tengamos materia de Nerón o de Julio César que cuando murió se incorporó a la tierra, parte de él permitió que brotara una planta o alimentara a un gusano que luego comió un pájaro, y su tatara-tataranieto nos lo comimos y formó parte de nosotros.

Hay quien piensa que ha habido muchos milagros, podría ser si los hacemos equivalente a infrecuente o excepcional, pero con ello sería un milagro que nos tocara la lotería; es más difícil de aceptar si lo definimos como un hecho sensible, extraordinario y divino. Ese rasgo, el divino, se entiende mal.

Otros dicen que la religión les une con Dios. La realidad es que su creencia en él les ofrece respuestas a muchas de sus dudas.

Muchos creen que cuando comulgan, es decir, colocan una oblea en su boca, que es un pan sin levadura, al que llamamos ácimo, están incorporando a Dios en su cuerpo.¿La oblea sí y el resto de los panes no?

Algunos dicen que las religiones no adoctrinan. ¿Cómo llamaría usted a que en el estado islámico algunos niños encinturen sus cuerpos con bombas y las hagan estallar y mueran por la calle, matando a su vez a otras muchas personas? O en otro terreno que jóvenes católicos decidan amputarse su sexo, es decir vivir toda su vida sin disfrutar de él. Si lo piensa, adoctrinan y lo hacen con los débiles, niños o jóvenes limitados en su capacidad de respuesta; en lenguaje coloquial algunos pensaríamos que les han «comido el tarro».

Muchos aceptan que han nacido en pecado, desde el origen. Sería algo así como una carga que deben transportar, y que por otra parte acecha su vida, y si mueren con él les conducirá al fuego eterno, al infierno. Lugar en el que habita un ser con cuernos que llaman demonio. ¿No es una mentira? Esas ideas influirán en ud. toda su vida, pueden condicionar sus actuaciones y limitar su libertad. ¿Conoce usted a algunos que después de muertos volvieran al mundo en el que los demás vivimos, y nos expliquen cómo era eso del infierno?Fíjese que hace poco a una persona que varios médicos habían dado por muerto, cuando ya estaba en la morgue, despertó.

En un terreno más social, con frecuencia cuando alguien muere, sus allegados escriben: nunca te olvidaremos. No suele ser cierto, habitualmente su recuerdo, que no su presencia, se percibe como un flash, de mínima duración, que disminuye con el tiempo.

Repetir mil veces una mentira dicen que la transforma en verdad. La realidad es que sigue siendo falsa aunque consiga engañarnos y la creamos cierta.

Tampoco es correcto creer que tú puedes cambiar a otro, el otro es el único que puede cambiar a sí mismo. Tú, lo que sí puedes, es que con tus actos favorezcas el que lo haga. Ese es el mecanismo por el que actúa la educación, la manipulación, el adoctrinamiento y el lavado de cerebro. Incluso lo que usan los terapeutas para hacer abandonar la droga a los adictos, y los psicólogos o psiquiatras para ayudar a sus enfermos.

Si decimos que él o ella son chicos diez nos equivocamos, o mentimos. La realidad es que nadie lo es. Podemos destacar en un aspecto, pero seguro que fallamos en otras muchas cosas. Habitualmente no pasamos del siete, pero sí que debemos esforzarnos en ser la mejor versión de nosotros mismos.

Que no tenemos un lenguaje universal es falso, ya sabe que en Babilonia los hombres construyeron una torre para alcanzar al cielo. Allí todos hablaban igual, pero Yaveh se enfadó y les confundió la lengua y los dispersó. Surgieron los distintos idiomas. En 1887 L.L. Zamenhof inventó el esperanto, con la idea de que todos lo habláramos, pero fracasó. Ahora la música nos acerca a todos, no usa palabras sino notas, que pueden escribir o interpretarlas un ruso, un yanqui o un gallego, son iguales para todos, pero no expresan palabras sino sentimientos. También utilizamos signos comunes, por ej. aplaudimos o pitamos, o levantamos el dedo pulgar en señal de victoria o éxito, o nos inclinamos en señal de respeto.

También en el título he hablado de grandes mentiras, y muchas no lo son, son sólo inexactitudes, o grandes no verdades, en ocasiones relacionadas con el lenguaje que hablamos.

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