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Área de descanso. Vivir: ¿Una maravillosa odisea?

Endulza tu vida

La verdad es que hay muchas formas de hacerlo. La más sabrosa es si la llenas de cariño. Pero también, y nos quedamos con algo más orgánico, actuando sobre el sentido del gusto.

Durante muchos años hemos usado el azúcar para hacerlo; sabe que el azúcar es una sustancia blanca que se disuelve muy bien en el agua, o en nuestra saliva, y contagia su sabor dulce a los alimentos, se obtiene del jugo de algunas plantas, habitualmente la caña de azúcar o la remolacha; luego surgieron otros edulcorantes como la sacarina, o el derivado de una planta para cuya difusión en el mundo los españoles tuvimos mucho que ver, la estevia.

Hoy nos ocupamos de un magnífico producto que fabrican para nosotros unos animalitos pequeños que todos conocemos y que son las abejas. Ya lo sabe, hablamos de la miel.

La miel la produce la abeja a partir del néctar de las plantas que ellas mismas recolectan y que luego transforman en las colmenas para que se deshidrate y madure.

Mientras que el azúcar es solo algo que añade sabor dulce, la miel es un verdadero alimento.

La miel la conocemos y la han comido los humanos desde hace 200.000 años. ¡asómbrese! Desde entonces se le han atribuido virtudes nutricionales y curativas. También ha sido protagonista de múltiples leyendas.

Puede extrañarnos que mientras que hablamos de lo ricos que somos en variedades de quesos o de vinos, no hacemos lo mismo con las mieles, de las que igualmente podemos disfrutar mucho, pues tenemos muchos tipos, algunas son de color pardo oscuro, en tanto que otras parecen casi incoloras; pueden presentarse como un fluido muy ligero; otras, espeso, e incluso casi cristalizado.

Este producto natural, muy bueno para la salud, puede proceder de muy diferentes flores. Como pueden ser el tomillo, romero, azar, albaida, girasol, eucalipto, cantueso, espliego o brezo. Y dependiendo de ello desprende muy distintos aromas; en ella se han descrito más de doscientas sustancias aromáticas, y además ese aroma es variable el según sea su frescura y evaporación o contenido de agua.

En Oriente el dios Visnú se representaba como una abeja sobre la flor de loto; y no sólo era un dios, la miel ha sido objeto de ofrenda para muchos de ellos en diferentes cultos.

Hace muchos años se halló en un papiro egipcio información de que se utilizaba como medicamento. También los grandes sabios de la antigua Grecia y Roma le achacaban su salud y longevidad. Sabemos que Nerón fue uno de sus grandes consumidores.

Probablemente no sepa que la «luna de miel» deriva de la costumbre de que la madre de la novia dejaba en la habitación de los recién casados una vasija con miel durante toda una luna.

La realidad es que la miel fue un manjar codiciado por celtas, galos, francos o hunos, y posteriormente los árabes que la consumían para conservar la salud y la belleza; sigue siendo un ingrediente clave para sus dulces. De igual manera también ha sido muy bien valorada en la cocina china.

En la Edad Media los vasallos pagaban a sus señores con miel y con cera. Y cuando España descubrió el Nuevo Mundo llevó allí las abejas y las colmenas. En alguno de aquellos países se desarrolló el obtener azúcar de la caña, lo que frenó el consumo de miel.

Químicamente está compuesta de sacarosa, que se transforma en el aparato digestivo de las abejas en azúcares simples como la glucosa y la fructuosa que las abejas depositan las celdillas de la colmena pasándosela de unas a otras.

Cuando la tomamos, esos azúcares se distribuyen fácilmente por todo el organismo y las células de nuestro cuerpo los utilizan transformándolos en energía para sus funciones.

La miel tiene una sustancia anti séptica llamada inhibina que paraliza al desarrollo de bacterias, a esa capacidad antiséptica se añade un poder demulcente, es decir de ejercer una acción protectora local, que hace que la miel sea un excelente cicatrizante y protector de piel, y puede utilizarse de forma tópica en quemaduras, heridas y grietas.

La miel es también un antibiótico natural, pues contiene la germicida, lo que hace que ella permanezca siempre libre de microbios.

Por otra parte, aplicada sobre la piel puede ablandar durezas o desinflamar y también es refrescante, por lo que puede ser componente de muchos cosméticos y productos de belleza. A los que no les conviene es a los diabéticos, salvo que quieran corregir una hipoglucemia.

Los celtas la llamaban viura, y añadiéndole agua y haciéndola fermentar produjeron cerveza. De hecho, en muchos países se denomina a ésta con palabras próximas a viura, por ej. bière, birra o beer.

Ya sabe que se cogen más moscas con un plato de miel que con un tonel de vinagre. Lo que quiere decir que se es más efectivo con un poco de contenido dulce, cariño o amor que con mucha agresividad. También que no se hizo la miel para la boca del asno. Como ud. no lo es, es disfrute comiéndola.

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(*)También firma este artículo de Jesús Fernando Llorente, experto en apicultura.

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