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El EI pierde el «califato» pero exporta su terror por el mundo

El grupo yihadista cede terreno aunque inspira atentados en Europa, Oriente Próximo y Asia Central

A medida que el Estado Islámico (EI) ha ido perdiendo el territorio de su «califato» entre Siria e Irak, su actividad letal se ha intensificado con graves atentados por todo el mundo, que han sacudido países tan distantes como el Reino Unido, Afganistán, Irán o España. «La yihad (guerra santa) no tiene fronteras», por lo que "debéis hacerla donde estéis, inshallah (si Dios quiere). Alá estará complacido con vosotros». Este es uno de los mensajes repetidos en 2017 por el aparato de propaganda del grupo terrorista para animar a sus seguidores a atentar contra los «infieles» en todo el globo.

Y estas consignas se fueron intensificado a la vez que los terroristas eran hostigados y expulsados de su «califato» por grupos kurdos y sirios y tropas de Rusia, EE UU e Irak. A través de las distintas redes sociales, de la agencia Amaq o en diversas revistas, los radicales no han dejado de proclamar que «en la casa de los cruzados (occidentales) no existen los inocentes» y que los ataques indiscriminados se realizan en cualquier lugar del mundo, porque «es más doloroso».

Y así fue este año. Además de las miles de víctimas que han sido objeto de atentados del EI en Siria e Irak, los terroristas, ya sea en células o como «lobos solitarios», han sembrado el terror en cualquier punto del planeta.

Europa cerró 2016 conmocionada por el enésimo ataque yihadista del año, en un mercado navideño en el corazón de Berlín. Los terroristas no volvieron a actuar en el Viejo Continente hasta marzo, cuando un «lobo solitario» atropelló mortalmente en Londres a cinco personas. El Reino Unido ha sido de hecho, escenario habitual de atentados este año. El año 2017 también ha visto el primer atentado yihadista en España desde el 11M de 2004, en Barcelona y Cambrils. Lejos de Europa, el EI se ha atribuido sangrientos ataques en Afganistán, Egipto, e incluso se atrevieron a atentar en Irán.

Las actuaciones de los simpatizantes del EI en todo el mundo demuestran que no se trata de un mero grupo de radicales, sino que representan una ideología que puede ejercerse con violencia desde cualquier parte del mundo. Por ello, los tanques y los aviones de las grandes potencias no son suficientes y habrá que buscar nuevas formas de combatir este tipo de fanatismo.

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