F. J. B.
n Tras la gota fría que asoló la provincia el pasado fin de semana se ha vuelto a destapar la imprudencia con la que se ha urbanizado nuestro territorio ¿Cuál es su opinión?
No se puede generalizar. Existen municipios en los que la planificación urbanística se ha realizado con criterios de racionalidad técnica y otros en los que no. En algunos de estos últimos se han urbanizado no sólo las llanuras o planas de inundación, sino también, en ocasiones, el propio dominio público hidráulico, es decir, los cauces. La interrupción de barrancos y ramblas, que constituyen el drenaje natural de las cuencas, supone que el agua debe buscar otras vías de desagüe en su discurrir hacia el mar y acaban produciendo inundaciones. En el caso opuesto se encuentran los ayuntamientos que han planificado adecuadamente sus términos, incorporado los estudios de inundabilidad en sus planes generales de ordenación urbana. En base a estos estudios, han zonificado su territorio y asignado los usos del suelo, con sus correspondientes normas y ordenanzas.
¿Son conscientes los ayuntamientos del riesgo que corren sus vecinos al permitirles vivir en zonas inundables?
Es una pregunta que habría que hacer a los responsables de los municipios situados en zonas inundables. Yo creo que la mayoría sí lo son, pero por razones de tipo técnico, económico... no se actúa para remediar la situación. La intervención en áreas urbanas consolidadas para prevenir el riesgo de inundación no es fácil. Suele ser una tarea técnicamente compleja que, además y como es lógico, conlleva un coste económico.
¿Tiene datos del número de alicantinos que viven en zonas de riesgo?
Cualquier interesado puede consultar las fichas del Patricova, que son de acceso público. El pasado 18 de febrero, la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio dictó una resolución mediante la cual se creó el «Registro de Municipios en Elevada Peligrosidad de Inundación». Es de esperar que la publicación de este listado clarifique la cuestión. De todas formas, hay que tener en cuenta que las cifras pueden variar considerablemente en el tiempo, en función de las actuaciones que se vayan implementando para prevenir el riesgo de inundaciones.
¿Cuáles serían a su juicio las posibles soluciones para blindar la provincia?
Ante todo, debe quedar claro que no existe la seguridad total frente a las posibles inundaciones que pueda generar una precipitación de cierta intensidad, o sostenida en el tiempo. Lo que sí se puede es reducir el riesgo y minimizar el impacto de la inundación. Cada territorio tiene sus propias peculiaridades geomorfológicas, hidrológicas, ambientales, urbanísticas, por lo que las soluciones a adoptar en ese sentido son distintas en cada caso concreto. Pero en primer lugar lo que hay que hacer es un mantenimiento preventivo de las redes de drenaje naturales y urbanas. La limpieza de los cauces es primordial para mantener su capacidad de desagüe y evitar la obstrucción de los puentes a causa de la maleza arrastrada por la fuerza del agua. Por lo que se refiere a las redes urbanas, lo mismo, con especial atención a los elementos de captación de la escorrentía superficial, tales como rejillas e imbornales. No resulta extraño ver como, en ocasiones, estos dispositivos se encuentran obstruidos por papeles, hojas, lo que impide la evacuación de la escorrentía hacia los colectores. En los nuevos desarrollos urbanos deben diseñarse, cuando sea posible, sistemas de saneamiento de tipo separativo.
¿Qué significan estos sistemas?. Con dos redes independientes: una para las aguas residuales urbanas y otra para las aguas de la lluvia, y aumentar los periodos de retorno de proyecto de estas últimas a 25 años. Actualmente, la mayoría de estos sistemas se diseñan para periodos de retorno del orden de 5 o, como máximo, de 10 años. En muchos casos, estos periodos de cálculo resultan insuficientes.
