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La increíble historia de los zoos en el mundo

¿Cuáles fueron los primeros zoos? ¿Dónde, cómo y por qué se crearon? ¿Qué animales tenían? ¿Fueron iguales en todo el mundo?

La increíble historia de los zoos en el mundo

Probablemente fueron los egipcios los que, por primera vez, decidieron crear el primer zoo como tal. Hay que aclarar que estos primeros centros de animales eran privados y buscaban, sólo y exclusivamente, el divertimento de aquel emperador o rey que, no contento con todo el poder que ostentaba sobre sus súbditos, necesitaba, además, sentirse dueño y señor de la naturaleza.

Por todo ello, en el año 1500 a. C., la reina egipcia Hatshepsut decide reunir en su casa lo mejor de la fauna y la flora de todo el mundo. En realidad, no era algo tan extraño. Existen datos que demuestran fehacientemente que, ya con anterioridad al nacimiento del mismo, era habitual entre los emperadores el intercambio de animales exóticos como regalo o presente. Digamos que lo que la diferenció a ella del resto es que, mientras que habitualmente esos presentes acababan sacrificados o pasaban al olvido, ella decidió rodearse de los mismos e integrarlos en la «decoración» de uno de sus palacios.

Y se ve que la idea tuvo éxito porque el tiempo pasó pero ésta perduró y, así, quinientos años más tarde, atraído por la misma y por los relatos y dibujos que contaban la existencia de una selva en casa de una reina en el antiguo Egipto, el emperador chino Wen Wang mandó construir un espacio al que llamó «El Jardín de la Inteligencia». En el mismo reunió animales tan distintos como peces, ciervos, tigres o rinocerontes... Curiosamente, su proyecto no terminó con él sino que sus sucesores siguieron abriendo centros como el anterior por todo el imperio, animados principalmente porque -sin la existencia de vídeos, ni fotos, ni forma alguna de ver la imagen de un animal- estos centros eran, en aquella época, la única posibilidad real de conocer algunas especies de animales.

Fíjense si fue decisivo esto último que hasta el famoso viajero y explorador Marco Polo se hizo eco de la existencia de los mismos en buena parte de sus relatos.

Y, como la historia de la humanidad, en verdad, es como una fila de dominó en la que una pieza hace caer a la siguiente -en parte gracias a los escritos del anterior y en parte a las conquistas de Alejandro Magno, que capturó numerosas especies en sus expediciones-, los zoos llegaron finalmente a Europa en el siglo IV. El primero de ellos se creó, nada más y nada menos, que en la antigua Grecia.

Los romanos, por su parte, como es sabido, también se sintieron atraídos por el uso de los animales salvajes pero, en su caso, abandonaron ideas tan ornamentales como las anteriores y decidieron usar a los mismos, nada más y nada menos, que en circos y espectáculos. Por dar un simple pero estremecedor dato, fue el emperador Trajano el que celebró una de sus conquistas con la friolera de 123 días de fiesta en las que perdieron sus vidas más de 11.000 animales entre leones, tigres, cocodrilos, elefantes, jirafas, etc, etc. En fin.

Pero, realmente, la auténtica explosión de los zoos se produce en Europa en el siglo XVI ¿Y por qué? Porque fue entonces cuando se crean las primeras colonias europeas en África y, ya de paso, todo hay que decirlo, se arrasaron las mismas. En aquella época las capturas de animales salvajes eran continuas y los traslados a los zoos, permanentes. Tanto es así que se calcula que, sólo durante los traslados de los éstos -desde África a Europa- murieron cientos de miles de animales.

¿Y qué ocurría mientras tanto en América? Pues más de lo mismo. Fue el rey Nezahualcóyotl el creador del primer zoológico americano que, a diferencia de los anteriores, contenía tanto animales salvajes como domésticos. A la creación del anterior siguieron muchos otros -a cual más grande y lujoso-; tanto es así que el mismísimo Hernán Cortés quedó tan impresionado por éstos que, en 1520, escribió al rey Carlos V para relatarle cómo en uno de ellos trabajaban más de quinientas personas sólo en el mantenimiento del mismo.

Claro que, hasta ahora, me he referido sólo a zoos privados. En realidad, el primer zoo abierto como tal al público se creó en la India. Allí, a finales del XV, el Gobierno abrió los primeros centros que ofrecían la posibilidad de ser visitados, siempre y cuando, eso sí, no se molestara a los animales. Esa fue una condición establecida por el propio Gobierno. Hoy parece algo obvio pero, probablemente, fue la primera vez en la historia que se imponía una norma que tenía algo que ver con el bienestar animal.

En Europa, sin embargo, los primeros zoos con visitas no se crearon hasta el siglo XVIII. Fue Viena la primera ciudad que tuvo uno de ellos, el cual, por cierto, tardó en construirse nada más y nada menos que 13 años.

Sin embargo, hoy en día, el primer parque zoológico abierto al público que se considera realmente como tal, en cuanto a que tenía visitas regulares, fue en el antiguo jardín del rey en París que, tras la Revolución Francesa, quedó abierto al público en 1793 mostrando la cantidad de animales que, en cautividad, vivían en el mismo.

Desde entonces hasta ahora los zoos han seguido evolucionando y desarrollándose. Por eso, para entender la evolución de los mismos e imaginar cómo serán los zoos del futuro, qué nuevos retos les aguardarán, qué animales acogerán, etc. etc., lo mejor será que la semana que viene sigamos recorriendo juntos su historia -esta vez, eso sí, en su etapa más reciente- ¿No les parece? Quizás así podamos encontrar algunas respuestas para tantas y tantas preguntas que aún quedan en el aire.

Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda:

www.fundacionraulmerida.es

www.animalesarcadenoe.com

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