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Paco Camarasa Pina, editor y director de Edicions de Ponent

«La provincia ha vivido de la sopa boba de la CAM en temas sociales y cultura, ahora sin ella no se está haciendo nada»

La aventura dura ya casi 20 años y mantiene intacta la filosofía de vida con la que se puso en marcha una editorial

«La provincia ha vivido de la sopa boba de la CAM en temas sociales y cultura, ahora sin ella no se está haciendo nada» Valiente Verde

Que veinte años no es nada...

En eso estamos. El proyecto de la editorial comenzó en 1995 en Valencia como Joputa Ediciones, y allí estuvo también Diego Ruiz de la Torre, McDiego, amigo, publicista, diseñador y galerista. Luego, en mayo de 1998, pasó a llamarse Edicions de Ponent. Llegó un momento en que la editorial exigía un tiempo que no podías dedicarle y había que elegir. En un primer momento parece que eliges bien, pero dada la situación de la cultura en este país, al final has decidido mal...

Con los mismos objetivos, pese a quién pese y pase el tiempo que pase...

Siempre hemos pretendido hacer visible a los autores españoles, dignificar un producto como el tebeo y que trascendiera más allá de la tienda especializada de cómic y que llegara a la librería general, y eso es una cosa que sí hemos conseguido.

¿Le tildaron de loco en aquellos momentos de los primeros pasos? ¿Orgulloso ahora?

No me tildaron de loco porque era, y es, un proyecto que sin nada de dinero (el capital inicial fue de dos millones de las aún recordadas pesetas) ha salido adelante con mucho esfuerzo. En estos momentos, si que estoy orgulloso porque l hemos conseguido que el tebeo no sea considerado un género, sino un medio de comunicación, y sobre todo también hemos logrado que sea una gran arma pedagógica.

¿Hay una marca que identifique a Edicions de Ponent?

Yo pienso que la gran marca que va a dejar Edicions de Ponent con el paso del tiempo es haber logrado atraer a otras gentes no habituales al cómic, por ejemplo de profesiones liberarles, que antes escondían sus tebeos y que ahora ya no lo ocultan. En la actualidad, tenemos un abanico amplio de lectores y hemos alcanzado un respaldo internacional para los autores españoles, ya que hay obras que han sido editadas en Corea, Francia, Alemania, Brasil e Italia. El tebeo es para jóvenes frikis y para personas de 90 años, para todo el mundo.

Y luego su manera de contar las historias que se suceden...

Nuestras historias están pegadas a la realidad; y por ello hablo del tebeo como un medio de comunicación porque cuentas cosas que son próximas a la gente, y narradas desde la independencia, lo que cuesta mucho. Hoy por hoy, el gran problema que ha tenido alguna prensa ha sido que se ha arrimado al poder en busca de publicidad institucional o compra de ejemplares... el tebeo no tiene esos problemas. De cualquier forma, no hemos descubierto nada, estamos haciendo lo que hicieron los hombres de las cavernas; es decir, para mí, visitar Altamira es un tebeo. Además, nuestro medio de comunicación es único porque la palabra y la imagen van unidas, y es muy difícil de disociar una cosa de la otra porque tanto el texto como la imagen se apoyan entre sí.

¿Autores españoles de ayer y de hoy, rescatados del olvido muchos de ellos, son la personal apuesta para luchar contra las grandes editoriales?

Nuestra apuesta es el producto español, sobre todo de los años 70 y 80, para hacer el camino inverso al que harían las grandes editoriales del tebeo español, es decir comprar derechos y editar aquí. Hemos pasado de comprar los derechos a Marvel a que nos los compren a nosotros.

¿Y ni oír hablar de las nuevas tecnologías?

Yo sigo creyendo en este proyecto, pero soy consciente de que este tipo de aventuras empresariales tienen ya una vida limitada por cómo se encuentra la propiedad intelectual en estos momentos, y que hay tebeos que se pueden obtener sin ningún permiso del editor y del autor, pervirtiendo todo lo que es el mercado, todo lo que es la teoría liberal del mercado. No olvidemos, además, que España es el segundo país que más se descarga ilegalmente después de China. Aquí, aún no se han dado cuenta del terrible daño que están haciendo con las descargas... y lo único que pedimos es que se respete nuestro trabajo.

¿A quién le da la culpa?

Nosotros estamos «dando» los contenidos a cambio de nada a la Red y ella es la única que está ganando, y frente a esto convive la ley de propiedad intelectual que ha hecho este Gobierno, donde se olvida que nosotros también hacemos marca España con la venta de los derechos que realizamos fuera del país y con la venta que también se hace de la lengua.

¿Qué recriminación le haría al Gobierno?

Al Gobierno hay que recriminarle su insensatez, por no saber apreciar el valor cultural que tiene tan grande con el español, y porque a nosotros, como industria, no se nos presta ninguna atención y sólo con nuestro esfuerzo y sin ayudas llegamos al extranjero. Nos sentimos abandonados. Hoy es muy difícil hacer cultura en España, y si quieres hacer cultura en España implica que te juegues tu patrimonio a cambio de nada. Desgraciadamente, no hay ninguna sensibilidad por parte del Estado y de las autonomías en este tema.

¿Son bohemios del siglo XXI?

No es que seamos bohemios del siglo XXI, somos gente que aún pensamos que la cultura tiene algo que hacer en este país, pero que cada vez estamos dándonos cuenta de que la cultura a los que gobiernan no les importa...

¿Ya ha tenido momentos de soledad y silencios?

Los tengo todavía. Y me hace seguir todo lo que tengo detrás, autores, deudas, el público al que te realmente debes. l Aquí lo que no puede ser es que unos tengan todo lo que quieran y otros no lleguemos ni a tener, ese es el gran problema; entonces, no es de extrañar que, al final, ocurra que las editoriales españolas acaben en manos de grandes grupos extranjeros multinacionales.

¿Y luego está la realidad social que protagoniza los días?

Sí, sí, claro. Ahora la situación social también es un problema añadido. Tengo claro que l en estos momentos lo primordial son las necesidades básicas las que hay que atender. Hay que ser realistas, primero el pan y después ya vendrá el libro, el tebeo, la música o lo que sea. Por eso, también la situación de ilegalidad y de descargas que se está viviendo en este país.

¿Cómo sortea la crisis y en base a qué se sostiene la editorial en la actualidad?

La crisis la sorteamos con muchas dosis de respeto por lo que hacemos y porque, a pesar de todo, aún pensamos que podemos seguir adelante. La situación de Edicions de Ponent es la misma que la de cualquier otro proyecto dedicado a la cultura, o sea tocados, pero no hundidos. Nos sostenemos a base de esfuerzo y, a veces, de no cobrar... y aunque cueste más que antes, se puede vivir de esto. En estos momentos tenemos 178 autores, 200 títulos y colecciones, y eso se transforma en 270.000 ejemplares. Luego, solemos editar una media de 12 álbumes (dos en catalán) al año, de ellos vendemos unos ocho fuera de España, y la tirada media de nuestros tebeos es de mil ejemplares, aunque hay trabajos editados que han superado hasta los 40.000 volúmenes, algo que en España no se veía desde los años 50.

¿Y sin olvidar el tema de la lengua autóctona?

Yo tengo muy claro lo que hablo... mi lengua es el catalán y publico todos los años en catalán con números y cifras que valen la pena. Nuestra lengua no es que esté olvidada, es que no existe... y no existe para no levantar lo que son las ampollas de siempre. No hay un filólogo que no esté en su sano juicio que no comprenda que la lengua de esta tierra procede del catalán. Además, aquí no se llegará a una normalización, es al contrario... en primer lugar lo que creo que tendría que preguntarse la gente que va a votar es por qué se están dando tantas ayudas a los colegios concertados y se está dejando morir la educación pública...

¿Qué percepción le queda cuando recibe un premio por esos sueños literarios que logra hacer realidad?

Somos de los más premiados y considero que hemos logrado elevar la calidad y el nivel del cómic español hasta el punto de que nuestro trabajo puede estar a la altura del tebeo francés o del cómic independiente japonés o cualquier americano. Y estos reconocimientos antes nos aportaban ilusión, en la actualidad nos aportan responsabilidad y mucho más ahora tal y como están las cosas...

¿Están valorados en su tierra?

¿Qué es eso? No, no... estamos aquí como si estuviéramos a miles de kilómetros de distancia, y eso desde hace mucho tiempo.

¿Qué echa en falta realmente en la provincia?

Actividad. Mire, la provincia ha vivido mucho de la sopa boba de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y ella es la que ha asumido los verdaderos papeles tanto en temas sociales, medioambientales y cultura, y todos los demás se han lavado las manos... y hoy que tienen que hacer cosas no lo hacen... ahora, sin ella, no se está haciendo nada. Hay un vacío muy grande. De hecho, Alicante es la única ciudad que ha inaugurado tres veces el mismo museo de arte moderno -en alusión al MACA-, con obra, sin obra... eso habla de la improvisación que existe... Y, luego, el centro de Las Cigarreras, que no ha tenido la trascendencia que debería tener y no deja de ser un contenedor cultural sin ayudas, o en lo que ha quedado la Ciudad de la Luz y las mentiras...

¿Está perdiendo Alicante su identidad cultural?

Lo que quiero transmitir es que Alicante va a remolque y no tiene ahora personalidad ni identidad cultural propia. Lo único que se hace es parchear la situación, sin más. Creo que ni a Alicante, ni a Valencia ni a Castellón les ha interesado nunca la cultura... y reconozco que es una situación muy difícil de cambiar porque tampoco tenemos políticos especialistas en el mundo de la cultura.

Ustedes han sido desde siempre una editorial muy comprometida, ¿se puede mantener ese ritmo de vida con tanta corrupción en el camino?

Por supuesto, lo hemos sido desde el principio y lo mantenemos. Precisamente, estos días nos han ofrecido hacer un tebeo sobre la corrupción en España o un álbum en donde aparecieran todos los corruptos de nuestro país. Es un tema que preocupa y sobre el que haremos algo, de una u otra manera. Creo que hay que identificar ya a los corruptos... Es cierto que la corrupción va con el ser humano, con el individuo, y que aquellos que están más cerca de ella o se dejan corromper son los que están saliendo.

¿Y no parece que haya final?

Considero que aún queda mucho por salir. La corrupción comienza en los pueblecitos pequeños, después trasciende a la comarca, de ahí a la Diputación, de ésta al Gobierno... y, además, la corrupción no es de ahora, desde el principio de la transición espeañola ha habido corrupción.

¿Entiende, pues, el desencanto de los ciudadanos con la clase política?

Totalmente. Así que o tenemos una sociedad anestesiada, o tenemos un déficit democrático muy grande o tenemos una sociedad en la que no sabemos dónde queremos ir.

¿Qué político sería un éxito como protagonista de uno de sus tebeos?

Me gustaría hacer un libro sobre Andreu Nin -uno de los personajes más importantes del marxismo en la España de la primera mitad del siglo XX- porque creo que es el momento de desempolvar la labor que hizo por las circunstancias que estamos viviendo políticamente. Es un proyecto a corto plazo, al que añadiríamos la publicación de la vida de Emiliano Zapata.

Un deseo casi imposible que le gustaría tener cercano...

Me gustaría poder respirar tranquilo, l me gustaría que la gente dejase de imponer su voluntad de poder, porque primero hay que poner orden en tu casa y luego hablar... predicar con el ejemplo, vamos. También creo que hoy no tenemos libertad, no existe si esa libertad se basa en la tolerancia y en la responsabilidad.

Algo que se haya dejado en el camino...

Tengo esperanza en la sociedad, pero no en los políticos, éstos tienen los días contados y, también, la cultura, por desgracia, tiene los días contados en nuestro país.

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