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Cocinando sonidos electrónicos

Estela Tormo.

«¿Qué clase de sonido se puede extraer de los objetos que tenemos en casa?». Eso se preguntaron el tándem formado por las creadoras Estela Tormo y Lídia Vila, núcleo central del grupo Júlia, para investigar nuevos sonidos que formarán parte de CASA, un tercer disco que verá la luz en 2020 y cuyas bases son fruto de todo el registro sonoro que han grabado durante su residencia artística de tres meses en el IVAM-CADA de Alcoy tras recibir este año uno de los tres premios Lanzadera.

Así, en la era digital, la residencia ha resultado ser para ellas «un punto de inflexión para ir al origen de todo», comenta Estela Tormo, y, de esta forma, «conectar con el mundo orgánico y crear bases por ellas mismas». Una idea inspirada al conocer el trabajo realizado por la artista japonesa Rie Nakajima que trabaja con instalaciones y performances sonoras.

Desde que publicaron la primera maqueta (El Mecanoscrit) y después de la primera experiencia en estudio (Nuvolàstic), el grupo ha recorrido un viraje consciente propiciado por la investigación de sonidos analógicos, oníricos y un nuevo concepto de banda en formado dúo. Si en su segundo LP Pròxima B la banda de dream pop alcoyana regalaba un disco repleto de «paisajes sintéticos y mantras electrónicos construidos a partir de sintetizadores, programaciones y cajas de ritmo», en esta nueva aventura digamos que aterrizan en el planeta Tierra. Y, más concretamente, en la cocina de su casa.

Bases electrónicas a partir de objetos cotidianos

Y es que de ahí han salido la mayoría de materiales con los que han experimentado. Por ejemplo, vasos rotos o un exprimidor de lima con el que preparan mojitos que origina un sonido muy metálico. O también con objetos evocadores como cajitas de música o una piedra que guardaron de recuerdo de una playa. Con ello, han realizado «un tamiz» que sirve como base y que ahora está en fase de postproducción para que el sonido no resulte tan «crudo».

Aunque, señala Estela Tormo, se han visto sorprendidas porque las bases ya resultan tremendamente electrónicas partiendo de los objetos más cercanos de la vida cotidiana. Se trata ahora de pulir en el estudio, estructurar, grabar y masterizar las 8 pistas que formarán parte de CASA.

Si con los sonidos sintetizados y las bases rítmicas digitales del anterior trabajo podía parecer que estaban en el espacio, como suspendidas en el sistema solar, en CASA encontraremos un trabajo más maduro y orgánico en el que han recordado lo que es sentirse en casa.

«No queríamos estar siempre subidas en una nave espacial, queríamos dejarnos llevar por el entorno más inmediato. Y, a partir de ahí, crear todas «nuestra librería para poder realizar bases que nacen de los elementos más rudimentarios».

Aunque la esencia es la misma y sonará al dream pop al que nos tienen acostumbrados, el nuevo disco estará formado por ocho temas, seis de los cuales se han cocinado en las instalaciones IVAM-CADA de Alcoy donde los esfuerzos creativos se han dirigido a registrar cómo suena su CASA.

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