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Frutos María

El arte y la naturaleza del creador

El artista muestra en el Museo de la Universidad de Alicante dos series diferenciadas de su producción

Dos imágenes de la exposición en el MUA. información

En el Museo de la Universidad de Alicante, el artista Frutos María nos invita a un viaje por su experiencia creativa, en la que confluyen herencias como la de Yves Klein, el collage, el expresionismo abstracto, la geometría, desde la experimentación activa con técnicas e invención de herramientas, estructuras de trabajo, de exposición? para mostrarnos una respuesta personal a esta tradición de modernidad.

Una trayectoria de trabajo, de aprendizaje desde estas influencias que han ejercido como impactos visuales, y que han derivado en conceptos de transformación de la materia y de la técnica, en lenguaje. Desde el valor del color como transformador de los iconos clásicos en imágenes de la modernidad, hasta la visión fragmentaria, la vigencia del collage, la principal aportación al arte del siglo XX, como concepción que da unidad al caos de materiales, objetos, que conviven en un entorno natural como el mar, vertedero invisible, pero no pasivo, en su constante y minuciosa trasformación de la materia; de donde el artista extrae su material básico.

Frutos María es un artista formado en el trabajo que abarca desde la invención de la técnica en sus estrategias de recuperación, manipulación y ensamblaje de los materiales, a la educación y estímulo de su ojo, a partir de los grandes maestros, para revertir en su propia revolución formal. El centro de la sala, lo ocupa una serie de pequeñas y medianas esculturas en hierro y acero que realizan una revisión con rigor de los logros de la escultura abstracta, minimalista, geométrica, un camino muy estricto y casi podríamos considerar cerrado, pero evidentemente, no lo es para el creador que busca su expresión en la contención de la forma y en las posibilidades de la materia, como reflejo de su propio cuerpo o pensamiento, que vienen a ser lo mismo, la escultura como el cuerpo del pensamiento.

Pero la exposición se encuadra entre dos piezas fundamentales, que muestran el concepto desde el que emerge este artista. Lo encontrado en la naturaleza, como objeto, nos interpela en un diálogo ancestral, somos lo que vemos, distinguimos y nombramos. Un tronco de árbol, pelado, sin ramas, seco por su vida a la intemperie, suspendido en una estructura de metal, liviana, suspendida, ella también, tronco pintado en azul Yves Klein, que no es un azul cualquiera, sino un color que reverbera su materia pictórica hasta desmaterializarse, color que transforma un objeto. En Yves Klein una figura como la Victoria de Samotracia se convierte en un valor puramente plástico, que nos introduce en nuestra historia desde la contemporaneidad de nuestro ritmo existencial, para mirar a unos dioses que creíamos muertos. Así el tronco azul nos lleva al concepto que Frutos invierte en su creación artística: el hallazgo de la destrucción de la naturaleza, su sedimento en el mar, es transformado desde el artificio del lenguaje plástico.

La exposición se cierra con otro tronco de espectaculares dimensiones, también suspendido de una estructura liviana, de ensamblaje sorprendente por lo sencillo, lo que muestra la parte fundamental de técnica que integra la experimentación de Frutos, y dentro de ella, de creatividad en la elaboración de instrumentos y maquinas para desarrollar una expresión artística, parte técnica tan fundamental como el resultado, pues técnica, lenguaje, poiesis, forman el lenguaje.

En este tronco de color negro, importante peso suspendido en el aire, su materia, la madera se ha transformado, por años de profundidad en el mar, en coral o ceniza, miles de coqueras perforan su superficie, la naturaleza ha hecho su trabajo, una acción de supervivencia elevada a visión artística.

La elección de los modelos es importante, aunque se haga de manera intuitiva, nada es accidental, se parte desde el conocimiento y a partir de este surge la expresión, la voluntad de diferencia. Como síntesis, es fundamnetal el mural de grandes dimensiones que figura en el fondo de la sala, en él, la geometría, el juego valorativo de las piezas en el collage, dan lugar a una visión personal, rigurosa con este conocimiento esencial.

Frutos es una voluntad artística que no atiende a convencionalismo, busca en todas aquellas direcciones que le permitan la experimentación y la expansión de su lenguaje, en ese constante diálogo con el entorno, que le ofrece los elementos de nuestra cultura desnudos, casi limpios de herencias superfluas, degradados a materia base para construir otro hábitat. Sin una conciencia de utilidad, la estética recobra su sentido.

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