La isla Plana se encuentra a escasa distancia de la costa. Con distintos asentamiento humanos sucesivos en el devenir temporal, el definitivo se produjo cuando la Corona española contempló establecer un destacamento del ejército. El proyecto urbano fue redactado por Fernando Méndez Ras, ingeniero militar, de acuerdo a los criterios Ilustrados de la época. Con el asentamiento, además, de cautivos rescatados de la isla tunecina de Tabarca, quienes encontraron un hábitat similar, denominando Nueva Tabarca a la ciudad en ciernes.
De tal manera hubo construcciones con diversas tipologías. Fundamental el puerto y la estructura defensiva, cuyas murallas ofrecen variedad de elementos adaptados a garantizar la mejor protección del área destinada a la población residente, tanto militares como civiles, los obreros para atender las necesidades del conjunto de sus habitantes. Las murallas ofrecen tres puertas de acceso construidas mediante arquitectura representativa, como corresponde a su función simbólica. El interior del recinto brinda un trazado ortogonal mediante calles rectilíneas y anchos jerarquizados, alternado con plazas cuadradas de diferentes rangos. Constituyen el soporte de los edificios que fueron previstos para desempeñar diferentes funciones, defensas, cuarteles, iglesia, viviendas, cementerio, etc. La construcción de las casas sobre lotes parcelarios iguales para ser habitadas por la población, respondían a criterios funcionales que optimizaban el lugar reservado a la escalera sirviente a varias plantas, dos quedan situadas en la fachada exterior y tres en la fachada a la calle posterior de servicio.
El abandono o el cambio de criterio del programa estatal respecto al norte de África, interrumpió el desarrollo urbano de Nueva Tabarca, en particular aquellos edificios especializados con destino a las tropas, reducidas en número muy considerable.
Las viviendas se construyeron, como todo en la población, con piedra extraída de la cantera abierta en uno de los islotes de tamaño más reducido. Recurriendo a la madera, procedente de la península, en el armado estructural de los tabiques del interior y la formación de los forjados. Siendo notable la ausencia de elementos ornamentales por completo innecesarios.
Méndez Ras dibujo vistas del conjunto de la ciudad cuyas edificaciones ofrecían alturas homogéneas y armoniosas, tal como correspondía entonces a los criterios academicistas. Sin duda, cambios en las técnicas de construcción e interpretaciones de las ordenanzas han llevado a distorsiones de toda índole, a la que no es ajena la abusiva explotación turística en la totalidad de la isla.
Al efecto hay algunas construcciones que superan los tipos arquitectónicos con acusada influencia vernacular procedentes de aquellos orígenes, y ofrecen soluciones cuyos resultados son del mayor interés. En concreto el edificio para servicios municipales. Proyectado por el arquitecto Jaime Giner, consiste en una pieza muy alargada de dos pisos, con patio longitudinal interior, de volúmenes resueltos mediante fachadas planas y huecos de geometría recortada en haces exteriores.
Más reciente, el estudio Subarquitectura (Fernando Valderrama y Andrés Silanes) y Diego López son los autores del edificio destinado a uso hotelero, los elementos tipológicos parten de las viviendas tradicionales. Cubiertas inclinadas para la ocasión con pendientes a distintas aguas, dejando espacio plano aterrazada para disfrute desde las habitaciones. Acceso representativo al interior resuelto a partir de la geometría y recorrido oblicuos evitando vistas directas del exterior al interior, y la apariencia de fachadas de gran espesor con el recurso a dispones los armarios adosados al plano exterior. Resuelto con soluciones formales actuales. La obra ha sido premiada por el Colegio de Arquitecto y pone a prueba la idoneidad de que cada época dispone de recursos apropiados.
