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La Santa Pola de Antonio Baile

El restaurador y antropólogo recopila en su nuevo libro medio siglo de historia de esta villa marinera con imágenes y artículos

La Santa Pola de Antonio Baile

Recuerdo que en casa, siempre que había una efeméride familiar era obligado viajar hasta el restaurante Batiste en la cercana Santa Pola para degustar excelentes quisquillas, las célebres patatas voladoras, un soberbio arroz a la marinera y, para rematar la faena, una montaña de merengue, soufflé le llamaban los entendidos, que los amables camareros flambeaban delante de ti. Antonio Baile era el encargado de que todo funcionara correctamente y desde la cocina su hermano Paco Baile, que posee actualmente uno de los restaurantes de referencia en la ciudad marinera, ponía su bien hacer culinario para que todos quedáramos la mar de satisfechos y volviéramos.

El tiempo, pasó. Antonio Baile vendió el Batiste, volvió a su trabajo de funcionario y, para matar el tiempo según decía, se licenció de Antropología en la Universidad de Murcia. La bibliografía de Antonio, ya como autor de temas de su tierra, cada vez se hizo más extensa y cualificada. Trabajos a las que todos los estudiosos de la idiosincrasia de esta provincia ( Costumbres alicantinas de nacimiento, matrimonio y muerte: creencias y prácticas en torno al ciclo de la vida a principios del siglo XX) deberían conocer. También dedicó sus estudios a un festejo religioso universal como es la Festa d'Elx. Hizo sus pinitos con las fiestas, especialmente de Moros y Cristianos, en su lugar de Santa Pola; y, cómo no, vecino de la isla, dedicó una muy interesante obra a Nueva Tabarca: nido de piratas, en castellano y en inglés).

El otro día, tras mucho tiempo sin saber de él, Antonio me llamó por teléfono. Quería dedicarme su recientísimo trabajo sobre la historia de su ciudad acotada en medio siglo. Su libro, Santa Pola (1900-1949) resulta un cuidadoso y ameno estudio de lo que acaeció en la villa marinera durante estos años. Una presentación lujosa en la que no se ha olvidado de colocar innumerables y casi inencontrables fotografías que hacen más asequible lo que se lee y que emocionarán a sus habitantes; un índice onomástico que, a buen seguro, facilitará el reconocimiento de hechos, lugares y personajes; una abundante bibliografía y, especialmente, las introducciones al libro de siete reconocidos especialistas bajo el epígrafe de Dejadme santapolear? convierten a la última criatura editada por Antonio Baile en un libro imprescindible para degustar, como hacíamos con el arroz de su establecimiento hostelero, y para acercarnos al corazón de un pueblo tan laborioso como entrañable.

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