Tienes tus raíces en Elche (1983-2003), posteriormente te trasladas a Altea (2004-2005) y desde 2006 estás radicado en València, desde donde te proyectas. ¿Te hubiera gustado seguir establecido en Alicante y desde allí proyectarte o ves que tu trayectoria no habría sido la misma?
Siendo pragmático, nunca pensé en quedarme o irme. Me fui a estudiar a València y allí encontré unos apoyos que seguramente en Alicante nunca habría tenido. Por ese mismo motivo, supongo que mi trayectoria no habría sido la misma.
¿Qué te impulsa a salir de Alicante y radicarte finalmente en Valéncia?
Unos años antes de acabar la licenciatura de Bellas Artes estaba realizando proyectos artísticos para empresas e instituciones valencianas. Al mismo tiempo que ganaba algún premio de artes visuales. Por este motivo, fui estableciendo mi base de operaciones en València. Aunque tambien desarrollo algunos proyectos desde Alicante o desde otros lugares.
¿Qué ansiabas?
No ansiaba nada, pero sí quería trabajar desde el sector artístico desarrollando mis proyectos. En ellos, investigaba las capacidades que puede ofrecer la pintura, más allá de su función decorativa.
¿Lo encontraste?
Si. Pero como nada permanece con el paso del tiempo, sigo trabajando con la misma motivación que cuando empecé.
¿Qué diferencias fundamentales, debilidades y fortalezas, estableces entre ambos lugares en cuanto al desarrollo de tu práctica artística y al propio sistema del arte?
València goza de mayor número de espacios artísticos públicos y privados. La actividad artística y cultural esta centrada en despertar el interés de los habitantes y turistas, creando una oferta estimulante para todas las edades. A través de la industria cultural, crean un impulso económico en la ciudad. Por el contrario, en Alicante no se contempla la industria cultural como un sector rentable para la economía y el conocimiento del lugar.
¿Crees que puede mejorarse algo?
Siempre se puede mejorar. En el caso de Alicante podría ser necesario apostar en mayor medida por potenciar la industria cultural. Tener mayor contacto entre sí los centros, las instituciones, las organizaciones artísticas y los agentes independientes del sector, para coordinar un proyecto en conjunto.
Eso mismo, ampliado a tu experiencia internacional, ¿qué deberíamos aportar y erradicar en la práctica artística contemporánea?
Se debería hacer lo mismo que en otros sitios. Apoyar e implementar programas para artistas residentes en la provincia y así poner de relieve la identidad cultural del lugar. Valorando las propuestas artísticas objetivamente y erradicando la idea de que el arte que se puede desarrollar aquí tiene menos valor que el de fuera.
Desde la aldea global, y desde tu perspectiva, ¿cómo se aprecia desde fuera este proceso de vuelta o reforzamiento de los nacionalismos?
Desde la posición que se mire el tema, es otro síntoma más de la enfermedad que padece este país. El refuerzo de los nacionalismos acaba limitando el crecimiento económico y empobreciendo la calidad de vida, en todos los aspectos posibles. No permiten avanzar ni crecer como nación. Aumentan la desigualdad y perjudican a todos los habitantes del país. Esta situación no nos está reportando nada positivo.
¿Algún proyecto pendiente a realizar en Alicante?
Ahora mismo no. Estos dos últimos años he estado realizando un proyecto en la periferia de Elche, a través del colectivo DimaslA. En él, hemos captado el paso del tiempo, con la intención de abrir preguntas sobre la temporalidad del proceso de creación pictórico y su estrecha relación con el paisaje. Parte de este proyecto ha estado expuesto en la galería La Mercería (València), comisariado por Juan Bautista Peiró.
Un proyecto que cueste arrancar.
De momento ninguno y cruzo los dedos.
Un deseo.
No perder la motivación, las ganas y la creatividad para poder seguir trabajando.
