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Irán en el MARQ

Irán en el MARQ

Estamos acostumbrados a ver las obras de las antiguas culturas en los grandes museos europeos, esculturas y arquitecturas descontextualizadas, obras alejadas de su territorio, de las relaciones que han configurado su historia. Las más preciosas y enigmáticas obras se nos han mostrado como en una taxonomía de vitrina, valorando solo sus virtudes estéticas o decorativas, con ese antiguo concepto arraigado en los museos hasta hace muy poco. El MARQ es una de las primeras instituciones que, a nivel mundial, ha impuesto otra manera de mostrar estas antiguas civilizaciones, acercándonos a su estudio desde su contexto humano y cultural, como algo creativo, dinámico, real, ubicándonos en su momento como en nuestro presente, descifrando los principios que rigen su pensamiento, tecnología, religión, relaciones sociales, políticas?.

En el MARQ, tenemos la oportunidad de ver una rigurosa selección de las obras que han conformado la cultura de Irán, desde sus inicios, hace más de 6000 años. Un proyecto ambicioso, por lo inabarcable del mismo, pero que consigue situarnos en una visión general de su historia, y ante la singularidad de esta cultura, producto de la confluencia de diversas culturas y pueblos en un lugar geográfico de cruce y contacto constante, en esa confusa división entre oriente y occidente.

La calidad de las obras seleccionadas nos hace ver la necesidad de creación del ser humano, su deseo de transformar, de competir con la naturaleza, de manifestarse en un lenguaje propio, de formas, de sentir, de conceptualizar el entorno. Esta mirada desde el paleolítico hasta la edad moderna nos muestra una mente creativa, una mente de gran complejidad, independientemente de materiales o técnicas. La tecnología, en algunos elementos como las joyas o la cerámica vidriada, es mucho más sutil que la utilizada en la actualidad.

Las grandes culturas han buscado mostrar su identidad a través de conceptos artísticos elevados, sobre todo en el ámbito de la arquitectura, con construcciones impactantes, grandes templos, palacios, defensas. Y vemos, en Irán, cómo la gran arquitectura crea el contexto para el desarrollo de un pensamiento que domina y condiciona otras obras y actitudes, de hecho su magnificencia quedará registrada en los testimonios de ilustres historiadores, para los siglos venideros.

En esta exposición asistimos a todo un proceso en el que se puede observar ejemplos de figuración y abstracción, de síntesis, para representar sus animales, deidades, reyes, sus trabajos y ceremonias, o su concepto de la vida, de lo espiritual y de la muerte. La creación de una cultura desde sus elementos más básicos a los más sofisticados, hachas, calderos, herramientas para tallar, cortar, hilar, para embellecerse, su cerámica, su fundición, joyas, elementos decorativos de construcción, las primeras manifestaciones de la escritura?. Diferentes huellas artísticas, humanas que nos muestran la evolución del arte, a través del diálogo entre los diferentes pueblos que han traspasado estas tierras.

El arte, la cultura nos identifica, nos une y nos singulariza, nos ayuda a disfrutar de la diversidad. En esta gran exposición en la que vemos cultura, historia, creación y pensamiento, asistimos sobre todo al encuentro con el otro.

El recorrido por la exposición, aunque refleja el concepto contemporáneo del museo como espacio dinámico, interdisciplinar, se ajusta al criterio cronológico por lo que, al tratarse de un arco temporal tan amplio, quizá se hace excesivamente técnico. Una historia compleja, en la que se distinguen determinados cortes, pero sin espacio para poder profundizar en los contextos que han creado esas excelsas obras de creación y de pensamiento, que nos permiten mirar al pasado, al presente y al futuro. Pero sí podemos apreciar la gran labor de investigación, realizada por las instituciones colaboradoras, ante un patrimonio que se percibe inabarcable por su riqueza y complejidad. Nos gustaría saber más, por ejemplo, de su escritura, fundamental para entender estos pueblos, su cultura, sus relaciones.

Podemos ver piezas de una síntesis y modernidad, que reflejan que el pensamiento humano no es figurativo o abstracto sino todo a la vez. Un pensamiento que llega hasta nosotros, y con el que podemos saltar a cualquier momento de la historia. Este factor es interesante resaltarlo en una exposición arqueológica, con obras que nos conectan a los hombres y mujeres de hace miles de años. Y todo esto puede influir sin duda en el arte contemporáneo, porque ya forma parte de nuestro análisis de la historia.

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