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Un programa que escriba por mí

Las computadoras han escrito por sí mismas novelas, poemas y hasta críticas artísticas, pero ninguna digna de laureles literarios

Un programa que escriba por mí

Sigo, con mucha atención, los avances en inteligencia artificial dedicados al arte de la escritura. En días como hoy, rebasada la fecha de entrega, y con las vacaciones de Semana Santa sobre el cuello, daría medio riñón por un programa capaz de ayudarme con la redacción de este artículo. Uno como el Photoshop, capaz de mejorar cualquier foto en un santiamén, pero al estilo literario; hábil con los trámites creativos de la cuartilla periodística. No pido nada del otro mundo. Desde que, en 1993, se editase la primera novela redactada por una computadora, Just This Once (desarrollada por la computadora Macintosh LLCX, Hal, en colaboración con su programador, Scott French), muchos han sido los experimentos digitales en busca de la narrativa «autosuficiente». Softwares de literatura (LaMareadora), de poesía (@GooglePoetics) e, incluso, de crítica artística (El robot Berenson), se han sucedido uno tras otro, especialmente desde la llegada de Internet y el manejo de grandes masas de datos.

Hoy, sin ir más lejos, contamos con empresas que ofrecen servicios de redacción automática de textos, a través de sus propios programas. Automated Insights o Narrative Science, por ejemplo, cuentan con inteligencias artificiales que analizan las masas datos que les proporciona el cliente -pongamos todos los asesinatos acontecidos en la serie Los Soprano-, y extraen de estos una redacción, más o menos, competente, que los nutre de una historia y unos resultados. No se esperen un Cervantes, claro. Aun estamos lejos de que la computadora sea capaz de algo más una conjunción de estructuras prefijadas y giros estilísticos condicionados por las bases de su propia programación. Aun así, casos como estos son los que le alegran a uno el día, pensando en sus futuros «negros» (permítanme la expresión) digitales.

Otro caso que también alegra mis neuronas, es la existencia de un evento anual que pone a prueba la mejora de estos sistemas. Me refiero al NaNoGenMo (National Novel Generation Month), una competición que incentiva el desarrollo de programas capaces de escribir una novela por sí mismos. Aquí tampoco encontraremos, todavía, grandes firmas literarias; por mucho que estas inteligencias de pensamiento binario, sean cada vez más afinadas en su trabajo. Pero es importante resaltar que, entre el esfuerzo y el entretenimiento que han proyectado sus desarrolladores, se ha ido imponiendo en el concurso, un estilo abierto y experimental, donde a las computadoras se les ha dado carta blanca para plantear nuevos conceptos para la redacción de novelas.

Esto, abre la puerta a un futuro, en el que los autores humanos podrán escoger (y depurar) los formatos innovadores encontrados por las computadoras para sus propias creaciones literarias. Incluso un futuro en el que las rutinas simples de escritura, según comentan sus participantes, vendrán reforzadoas en todos sus procesos emotivos y cognitivos, gracias a los nuevos flujos de trabajo encontrados por la computadora. El Photoshop literario, como pueden leer, no se encuentra tan lejos.

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