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Arte

Luz y movimiento en el MACA

Esta exposición, a partir de colecciones privadas y públicas, con nombres y obras clave en la historia reciente del arte busca introducir al público de Alicante en la vanguardia cinética del París de 1955-1975

Luz y movimiento en el MACA

La luz y el movimiento, como factores que determinan nuestra visión y vivencia de la realidad, también han sido principios fundamentales en la creación artística. Desde su concepción como representación, es decir, pintar la luz y el movimiento, o como presencia, hacer que las obras se muevan física, mecánicamente, que la luz figure como un elemento real, se ha desarrollado, a través de las obras y de los distintos artistas, todo un proceso en el que convergen, se suceden o simultanean, diferentes concepciones e interpretaciones del arte y de la realidad.

Desde el barco-taller de Monet, cuyo bamboleo por las aguas del Sena utilizaba el pintor para darle a su mano, a su cuerpo, la vibración necesaria para concluir en las primeras pinturas impresionistas, en esa búsqueda de la fragmentación física y lumínica de la realidad, pasando por Desnudo bajando una escalera, (1912) de Duchamp, hasta la mediación del movimiento del cuerpo en la obra de Pollock, en los happenings posteriores, y también el arte cinético, la luz y el movimiento están ahí, como fuentes de conocimiento de nuestra visión y del arte.

La exposición que podemos ver en el MACA busca introducirnos en estas primeras décadas del la segunda mitad del XX, constituida por una generación de artistas que, aunque ya el terror de la Segunda Guerra Mundial había pasado, son hijos de la reflexión filosófica que la sucede, que impone un escepticismo y una fuerte crítica hacia los valores de universalidad y progreso que no evitaron el genocidio, la destrucción, el hambre?, los fascismos.

Esta nueva generación busca en la tradición la objetivación de la geometría, como un lenguaje universal, al igual que la abstracción, la síntesis, es una expresión que se convierte en código de comunicación, desde el principio de los tiempos. La abstracción, la síntesis, la geometría están en las primeras pinturas de las cuevas, en la creación de los signos y grafías de nuestros alfabetos, en el diseño de nuestras casas, vestidos, muebles, incluso en la parcelación para el cultivo de nuestros campos.

Pero cuál es la mirada que intenta el MACA con respecto al arte cinético, a su personal incorporación del movimiento y de la luz como presencias físicas en la obra, como presencias y como representación, pues ambas reflexiones se unen en muchas de las obras expuestas. En su sala, se reúnen a los grandes nombres de este movimiento, obras de verdadero interés, pero la visión del conjunto, de la selección y del montaje nos deja con una sensación un tanto fría. Cuál es la pregunta que plantea el museo sobre la contemporaneidad de estas obras, cómo las podemos integrar en nuestra vivencia del conocimiento del arte. La luz, el movimiento, la geometría, la ilusión, el efecto óptico, cómo repercuten en nuestro entendimiento del arte que vivimos, de la tradición que nos precede, cuál es el debate de la actualidad, en esa mirada al siglo XX.

Más que la dinámica de un museo, interesado en plantearse estas preguntas, vemos que la revisión del arte de este pasado inmediato, de este presente, se ve un tanto contaminada por la visión del coleccionista privado, interesado en reunir los nombres destacados, las obras importantes, que toda colección desea, pero sin la necesidad, porque seguramente no es la competencia de una colección privada, de hacerse estas preguntas, de plantearlas en la propia exposición, como el objetivo principal. Esta exposición, cuya selección y montaje surge de un comisariado, no propone ninguna pregunta que nos haga acercarnos a estas manifestaciones con una mayor comprensión de sus propuestas. El entendido debe complacerse con esta exposición, pues reconoce obras importantes de autores fundamentales. Y el no iniciado, cómo interpretará estas obras, que surgen de un lenguaje que comparte en su rutina diaria, su cotidianidad, seguramente tiene un cojín en casa con un estampado óptico, ¿pero llega a entender el por qué de estas conclusiones sobre el espacio, el diseño?? Siendo un poco, muy poco críticos, percibimos en la instalación de la sala expositiva algunas contradicciones. Piezas como la de Schöffer, de una complejidad y de una riqueza impresionantes, queda minimizada en competencia con la sobredimensión que se ha efectuado sobre el pequeño cuadro de Morellet. Las obras de Sempere apenas se ven, y su posible diálogo con Vasarely, su gran influencia y maestro, no se aprecia con la rotundidad que marcan sus diferentes propuestas.

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