El mes de abril de 1919 el arquitecto Walter Gropius constituyó el Staatliche Bauhaus en la ciudad de Weimar, tras unificar dos institutos de escuelas de arte y diseño, en tanto en cuanto entidad destinada a la enseñanza renovadora e innovadora de los conceptos pedagógicos en la práctica artística. La trayectoria de Bauhaus tuvo avatares ligados y similares a los políticos de la República de Weimar. La década de los veinte supuso la expansión y libertad plena en los criterios estilísticos, quizás siguiendo la misma desenvoltura de la sociedad alemana del momento, hasta superar la hiperinflación económica tras el encuentro y aceptación por parte de la industria alemana; también cabe señalar el declive y las dificultades a comienzos de la década siguiente, asfixiada por el clima intolerante consecuencia del ascenso e influencia del nazismo. En efecto, el 10 de abril de 1933 dos centenares de policías cercaron la sede de la institución en la sede provisional de Berlín, detuvieron a 32 alumnos y precintaron las dependencias.
Pese a los esfuerzos de Gropius por escapar de las influencias políticas en esos años, para los nacionalsocialistas constituía el exponente del «arte degenerado» y la «incubación del bolchevismo cultural», mientras para la izquierda radical se encontraba al servicio de la burguesía.
Para impartir la enseñanza y la nueva pedagogía Gropius llamó a colaborar a jóvenes artistas, entonces aún poco conocidos que con el tiempo resultaron fundamentales en el arte de la centuria. Entre otros destacamos a Kandinsky y Paul Klee, exponentes de la abstracción lírica y geométrica respectivamente cada uno de ellos. Además, podemos citar a Moholy-Nagy, Schlemer, Scheper, Muche, Bayer o Albers, etc.
La programa didáctico comprendía el curso preliminar, seguido de una enseñanza trienal impartida en siete talleres dedicados a la práctica de distintos materiales y acabados, finalizando con el curso de perfeccionamiento con duración temporal variable constituido por el proyecto arquitectónico. Toda la enseñanza y pedagogía estaba basada en el trabajo en grupo, abierta a las influencias de todos los movimientos artísticos y arquitectura coetáneos, insertando además la artesanía en la industria, esto es, la recuperación de la tradición artística e insertándolos en la sociedad moderna.
Tras abandonar Weimar por motivos políticos a principios de 1925, la Escuela se trasladó a Dessau. Los nuevos edificios que comprendían la escuela, talleres, habitación- estudios de los alumnos y las casas para los directores de los talleres, además del proyecto de un barrio de viviendas obreras en el Törten, fueron proyectados y estuvieron bajo la dirección de Gropius, ya experimentado en obras de notable calidad técnica. En ellos se aplicaron los métodos de trabajo en equipo con las iniciativas y participación colectiva de profesores y alumnos. El resultado lo constituye unos edificios complejos solucionados con geometrías constituidas por volúmenes elementales y sencillos, realzados mediante los acabados de revoque blanco, por completo de formas abstractas y ausencia de decoración figurativa, denostada por los arquitectos de la modernidad, actuación definida por Paolo Portoghesi como superación de la vanguardia.
La emigración forzosa contribuyó a la difusión de la idea de la Bauhaus. En varias decenas de países trabajaron distintos miembros de la escuela original, profesores y alumnos allí formados. Estados Unidos fue el destino de muchos de ellos, el propio Gropius y van der Rohe, como directores, también Breur, o entre los alumnos Albers y Neutra, etc. En varias universidades aplicaron aquellos métodos de trabajo en el diseño y la enseñanza de la arquitectura, contribuyendo a la difusión de las formas de la nueva arquitectura.