A primeros de mes, y tras cuatro días de celebración del evento, RetroBarcelona cerraba con éxito sus 6.000 metros cuadrados dedicados al videojuego clásico. Una media de150.000 fans de las máquinas recreativas (arcades) y las microcomputadoras de los años 80 (Commodore, MSX, etc.), aún seguían enredados entre las fosforescencias de las pantallas de juego, sin ganas de abandonar el universo creado por Pac-Man, Frogger, Bomb Jack y otros personajes pixelados. Eso, a pesar del espectáculo tecnológico de los pabellones adyacentes de la Barcelona Games World 2018; feria donde se integra el espacio de RetroBarcelona, y que dedica mayoritariamente sus stands y sus zonas de ocio a los entretenimientos de la lúdica digital actual.
La consolidación de RetroBacerlona, que ya va por su sexta edición, dibuja la relevancia de otros eventos españoles dedicados a las recreativas clásicas como Retrosevilla (Sevilla), RetroEuskal (Bilbao), ArcadeCon (Alicante), etc. Al mismo tiempo que refleja el auge paralelo de asociaciones y plataformas como ARCADE Cat (Barcelona), Retroacción (Bilbao), ARPA (Zaragoza), Retrogamer o Recreativas.org, interesadas en promover el regreso del arcade por la geografía española.
No se trata, por tanto, de un fenómeno nuevo. Hace algo más de un lustro que el movimiento «retro», aglutina la pasión por la cultura del primer videojuego, y el interés por recuperar, en las mejores condiciones, la tecnología que sustentó este fenómeno. En la provincia de Alicante, sin ir más lejos, contamos con una de las plataformas pioneras en la conservación y divulgación de la recreativa digital, la asociación Arcade Vintage (Petrer). La suya es una labor de ocio y nostalgia, dispuesta en un local a rebosar de máquinas arcade, restauradas para socios y para público externo que deseen revivir el ambiente de los salones recreativos de hace 30 años. Pero también es una defensa de la arqueología industrial que, con el mismo entusiasmo que reivindica la partida de juego, intenta recuperar las máquinas recreativas en su formato original. Es decir, empleando los mismos componentes de hardware y software (chips, mandos, marquesinas, muebles del juego, etc.) con las que estas fueron construidas inicialmente, y evitando actualizaciones que enturbien la «partida perfecta» que, en su tiempo, procuraron estas máquinas: no ofrece la misma respuesta de juego un arcade clásico como Space Invaders, con sus «marcianitos» atacándonos en el monitor, mandos y chip originales, que en un refrito de componentes nuevos genéricos (¿O me dirán que suenan igual de bien las composiciones de bandas setenteras como The Doors o Led Zepellin en vinilo, que en CD?).
Este trabajo, nada sencillo, supone el buceo rutinario de sus socios en multitud, webs, agendas de contactos y proveedores de todo globo, para negociar el rescate de piezas y máquinas, y para gestionar su posterior importación en contendores industriales (que llegan, habitualmente, desde Estados Unidos y Japón).
Luego viene la reparación, a través de operaciones de restauración que implican, desde la sencillez de una sustitución de cableado, hasta operaciones de ingeniería inversa (con colaboradores expertos como Eduardo Cruz o Ricardo Fernández), donde se modifican chips originales para quebrar su seguridad, y recuperar así los juegos. Aquí van unas webs de referencia sobre estas labores: arcadehacker.blogspot.com y arcadevintage.es
