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Adolf Loos y el purismo

La obra del arquitecto austriaco fue referente en la protomodernidad y décadas más tarde en la posmodernidad

Adolf Loos y el purismo

Durante los últimos años del siglo XIX y comienzos del novecientos la situación social y política en el imperio austrohúngaro resultaba convulsa. De igual modo, la vida cultural era igualmente agitada: Freud exponía sus conclusiones sobre el sicoanálisis. La pintura se renovaba con el misticismo de Klint, el provocativo Edgon Schiele o bien con Kokoschka. Cada uno de ellos mostraban sus propuestas formales, revisaban y escandalizaban a la buena sociedad asidua a los salones y los valses de la familia Strauss donde, posiblemente no eran bien considerado el dodecafonismo de Schönberg o la música de Mahler que, como compositor y para alcanzar la dirección en la Ópera estatal renunció a la religión de nacimiento.

En el ámbito estricto de la arquitectura, se generó un grupo de jóvenes arquitectos, como, Josep Hoffmann, Otto Wagrner y José María Olbrich, entre otros, aglutinados con diferentes artistas plásticos creaban la Secesión en 1897. Dieron un giro a las propuestas inspiradas en el formalismo tardobarroco recurrente en las obras oficiales construidas en el Ring de Viena.

En esta situación extremadamente dinámica destacada la personalidad de Adolf Loos. Nacido en la localidad de Brno en 1870, falleció en Viena durante 1933. Estudió arquitectura en Dresde, tras su titulación y durante tres años residió en Estados Unidos. Tras su regreso, e instalado ya en Viena, se opuso rotundamente a las tendencias decorativas dominantes, incluidas aquellas desarrolladas por los autores vinculados a la Secesión a quienes cuestionó con rotundidad. Su obra construida en la capital austriaca es breve, queda destinada con preferencia a una clientela acomodada de la sociedad vienesa. Entre otras cabe señalar la casa Goldman, edificio colectivo situado frente a una de las fachadas del palacio imperial, cuya construcción tanto desasosiego creó al anciano emperador. También son significativas distintas casas unifamiliares realizadas en diferentes épocas: la Steiner, Scheu, Strasser, Rufer, Möller y la Müller en Praga, etc. La arquitectura en el exterior se caracteriza en el empleo de volúmenes elementales que concluyen en soluciones cúbicas resueltas con planos lisos, sin ornamentación y terminaciones en blanco, anuncio de la protomodernidad. También resolvió los interiores empleando diversidad de maderas en general pintadas de blanco, mármoles lujosos, cobre y latón pulidos, así como diversidad de tejidos con distintas texturas, seleccionando el mobiliario de los diversos momentos ingleses o, dado el caso, diseñando muchos de ellos. Es el resultado material del dormitorio para su esposa resuelto en tejidos de color blanco. A todo ello hay que añadir varios establecimientos destinados a negocios comerciales, entre otros el American Bar o Knize&Co. También trabajó durante algún tiempo en París, donde realizó la casa del poeta dadaísta Tristan Tzara y el proyecto de la mansión para Josefina Baker. También algunos proyectos en la Costa Azul. Participó en 1922 al concurso del Chicago Tribune proponiendo un rascacielos en forma de columna dórica que hubiera sido construido en mármol negro, convertido en referente de la vanguardia postmoderna. Se ha contemplado en la reciente exposición Adolf Loos, espacios privados en Fundación Caixa de Madrid con maquetas y planos de sus edificios y mobiliario original.

Adolf Loos fue autor también de numerosos artículos sobre numerosos temas que publicaba, no exentos de polémica, en la prensa periódica vienesa. Uno de1908 lleva como título Ornamento y delito donde arremetió contra el ornamento superfluo y, para él, innecesario en la vida del hombre moderno, su coetáneo. Con numerosas afirmaciones entre otras «?un mueble liso es más bonito que todas las piezas de museo incrustadas y esculpidas» o»con estilo, se quería significar ornamento? hemos vencido el ornamento», dirigidas sin nombrar a los artistas y los arquitectos de la Secesión.

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