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De libros y modas

Leo en el periódico la noticia de la jubilación de Fernando Linde, que deja 80 Mundos tras una dilatada carrera de cuarenta años que comenzó en la librería Ali i truc, de Elche. Linde ha sido un librero vocacional, capaz de contagiar su fervor por la lectura a los propios clientes, que ahora lamentan su marcha. Su entusiasmo -y también, hay que decirlo, su tenacidad- le ha llevado a convertir 80 Mundos en un lugar entrañable para la vida cultural de la ciudad. No podemos hablar de la cultura en Alicante, en las últimas décadas, sin hacerlo de Fernando Linde y de su librería.

Mientras pienso todavía en la jubilación de Linde, tropiezo, unas páginas del diario más allá, con las declaraciones de Mike Shatzkin que anuncia el fin de las librerías. Como Shatzkin pasa por ser uno de los mayores expertos mundiales en el asunto, lo leo con atención: «La gente tiene cada vez más pantallas. Yo leo todo en mi móvil. No tengo ningún problema. Las pantallas son inevitables y cada vez habrá más. Y llegará el momento en el que parecerá una locura llevar un peso para un único uso. Además, es caro. No es gratis publicar un libro. Tienes el papel, la tinta, la impresión, la distribución? Y si eso lo comparas con el coste cero de que todo eso entre en una pantalla? A lo mejor tienes el coste de los derechos, pero ya está. Llegará un momento en el que no será imposible, pero sí complicado, que haya una verdadera razón para que alguien tenga un libro físico. No espero que esto tenga mucho sentido dentro de unos años».

Suelo desconfiar de los especialistas que viven de alarmarnos con sus previsiones, lo que no evita que me pregunte si Shatzkin tendrá razón. No puedo juzgar por mí, pues los libros digitales que he adquirido hasta ahora no me han hecho abandonar el papel. Pero eso no quiere decir nada, porque yo nací a la lectura con el libro impreso y mi hábito está formado. ¿Cómo se comportarán las generaciones de los nativos digitales? No creo que nadie lo sepa, salvo el propio Shatzkin, claro está, y algunos más que piensan como él. En cualquier caso, me consuela saber que 80 Mundos no cierra y que dos libreras jóvenes, Carmen Juan y Sara Trigueros, toman el relevo de Fernando Linde.

CUESTIONES DE MODA

Los cambios que la economía ha impuesto en el mercado de la cultura son tan violentos que apenas queda en pie algo de los valores que dominaban ese mundo treinta años atrás. Hoy resulta imposible, por ejemplo, pensar en la idea de un canon literario. Todos los esfuerzos que realicemos en ese sentido estarán destinados a fracasar. El consenso se ha fragmentado hasta tal punto que podemos afirmar que ha dejado de existir. ¿Quiénes son los grandes autores de hoy? ¿Cómo ha cambiado la crítica feminista nuestra perspectiva sobre la obra literaria? Azorín pensaba «que la obra de arte es la creación de la multitud, en el tiempo y en el espacio, y que la crítica es la revelación a la multitud de la obra que ella misma ha creado». Ese papel, sin embargo, corresponde hoy a los grandes grupos editoriales que modelan el gusto de la multitud. Ahora -lo acaba de decir un editor en las páginas de la prensa-, vuelve a llevarse lo político. ¿Qué nos aguarda después?

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