A lo largo del tiempo, en ocasiones durante siglos, las casas de los guardas se vinculaban a elementos con distintas características y usos que fueron dibujados y, en el mejor de los casos, llegaron a quedar construidos. Aún en la actualidad las podemos encontrar en distinto estado material de conservación. Desempeñaron usos y tareas a modo de habitación destinada al guarda de aquellas instalaciones y la funcional donde ejercer las tareas relacionadas con la vigilancia y la conservación de las dependencias a las que se encontraban vinculadas.
A tal respecto debemos recordar los situados junto a los cauces de los ríos. Tal es el de nuestro sistema hidráulico que recibe diferentes nombres, rio Verde, Monnegre, Seco, según los tramos, donde apreciamos esas construcciones de mantenimiento y cuidado. En el área vinculada a la presa principal en Tibi, la casa del guarda tiene su origen en el siglo XVIII; fue edificada con motivo de los trabajos de reconstrucción de la presa. Sus dimensiones son considerables y ofrece calidad espacial en el interior, también material y simbólica, pues debemos recordar que el conjunto tuvo ermita que, perdido el uso y desacralizada, se conserva muy deteriorada. También hay un escudo nobiliario situado en la fachada principal. Aguas abajo quedan los dos azudes que recogían las corrientes generadas en el cauce una vez superada la barrera de la presa superior. Son los de Mutxamel y Sant Joan cuya arquitectura hidráulica tiene notable ejecución, en sus laterales quedan las construcciones vinculadas al funcionamiento y control del agua y su distribución por las acequias permitiendo el riego a las huertas contiguas. También se encuentran las habitaciones del encargado de su mantenimiento y vigilancia. En la actualidad todavía se encuentran en funcionamiento y las casetas fueron restauradas o en proceso de recuperación material. El cauce constituye un paraje natural atractivo con el recorrido arquitectónico del mayor interés dada su calidad material.
Ledoux entre sus distintas propuestas imaginarias dibujó diversos inmuebles que constituyen arquetipos de arquitectura figurativa. Uno lo integra la vivienda para los guardas en el río Loue, una edificación sin ornamentación con dos plantas en cuya franja central se encuentra un enorme tubo cilíndrico dispuesto en horizontal por cuyo conducto interior vacio discurre el caudaloso río. La extravagancia de la propuesta queda acentuada por la presencia de otras dos construcciones de reducido tamaño y arquitectura convencional situadas junto al cauce, donde la presencia de ruedas circulares indicaría estar destinadas a la extracción de agua hasta las acequias contiguas.
Durante siglos las fincas palaciegas tuvieron los pabellones destinados a distintos usos, caballerizas, orangeries, lugares de recreo, folies, también aquellos destinados al control de los accesos se tratan de construcciones que, por lo general, son secundarias en todos los aspectos, sobre todo en las dimensiones superficiales que se les asignaron así como en los recursos arquitectónicos y en los expresivos.
En las fincas de la huerta de Alicante también hubo esas construcciones destinada al guarda y su familia. La de Benalúa en Vistahermosa es una edificación de arquitectura neorromántica que reproduce en pequeño tamaño una torre defensiva manteniendo los modelos defensivos existentes en el territorio.
La villa Sovoie constituye uno de los íconos puristas que fueron proyectados por Le Corbusier, próximo a la entrada existe el pabellón del jardinero. El arquitecto ofrece escasos dibujos de esta obra de dos plantas que, sin embargo, aglutina sus principios desarrollados durante aquellos años. La liberación del terreno se consigue al elevar la planta del piso mediante los pilotis circulares. La solución cúbica de esa planta alta ofrece planos lisos y aristas cortantes, con las ventanas longitudinales desarrolladas en horizontal. Una curiosidad cromática: la planta baja está pintada en verde.
