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Un novelista de éxito

Un novelista de éxito J.R.G.

Leo en La Vanguardia un largo artículo de Salvador Enguix sobre Vicente Blasco Ibáñez, del que se cumplen ahora los ciento cincuenta años de su nacimiento. La figura de Blasco no es fácil de abarcar, y quizá estriben ahí las razones que han impedido una visión más clara del hombre y de su obra. Está el Blasco escritor, el novelista que triunfa en Hollywood y publica en los grandes periódicos, aclamado por la multitud; pero también está el Blasco que interviene en política, o el aventurero que viaja a Argentina para fundar una colonia. El éxito, que fascina al público -y, también, a tantos escritores- suele resultar, sin embargo, sospechoso. Valéry afirmaba que «en cuanto un escritor es bueno para mucha gente, desconfío de él del mismo modo que desconfío de mucha gente». Recelamos de lo que nos parece logrado sin esfuerzo. Los novelistas del 98 despreciaron a Blasco por su facilidad, pero quizá también -como sostienen algunos investigadores- porque envidiaban su éxito.

Pese a faltarle el reconocimiento de la crítica, Blasco todavía es un autor leído, y menudean las traducciones de sus novelas a otras lenguas. El periodista Francesc Bayarri, que ha estudiado su obra y lo ha editado en valenciano, afirma que «la fuerza de los argumentos y la calidad literaria de los personajes son de gran maestro de la narrativa». Quizá sea un tanto excesivo elevar a Blasco a gran maestro de la narrativa; más ajustada parece la opinión de Joan Francesc Mira, para quien Blasco fue «un escritor que intentó, sobre todo, tener éxito y lo consiguió. Él no trataba de ser un gran escritor, refinado ni moderno. Se integró en la corriente naturalista y ahí fue bueno [...] Es el primer escritor que tiene un éxito personal masivo, multitudinario. Fue una cosa extraordinaria:

EXPRESIONISMO ABSTRACTO

¿Juzgaremos de manera diferente al expresionismo abstracto ahora que sabemos que su fulgurante éxito se debió en buena parte al trabajo de los servicios de propaganda del gobierno norteamericano? La exposición que acaba de inaugurarse en el Guggenheim de Bilbao nos ofrece la posibilidad de comprobarlo. Procedente de la Royal Academy de Londres, la muestra reúne a todos los grandes nombres del movimiento que cambió el rumbo de la pintura moderna. En las más de las ciento treinta obras que se exhiben en Bilbao, destacan, como era de esperar, las de Pollock, Rothko y Still, que son, para el público, los verdaderos protagonistas.

Me temo, sin embargo, que la idea del expresionismo abstracto, y su papel capital en el arte moderno, está demasiado instalada entre nosotros para cuestionarla a estas alturas. Discutir el trabajo de la United States Information Agency y del International Council de Nelson Rockefeller puede fascinar a los historiadores, pero no cambiará nuestra percepción del movimiento. Además, ¿no es toda la historia del arte una sucesión de hechos similares? Volviendo los ojos a la actualidad, ¿qué otra cosa son los premios Turner, o el papel desempeñado por un publicitario y galerista como Charles Satchi?

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