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Laura Medrano López: «Creo en la necesidad de evolucionar constantemente»

La fotógrafa alicantina tuvo una enseñanza autodidacta y trabaja independientemente desde 1999

Dos imágenes firmadas por Laura Medrano López.

Desde luego el paisaje es tu distintivo. Viendo tus series, se diría que estas experimentando con el propio paisaje: la abstracción [Rosae (2012), Sal de lágrimas (2012)]; la geometría [Rojo prohibido (2013), Antofagasta (2012)] o el movimiento [Après midi (2011)], por citar algunos. ¿Qué indagas o buscas en el paisaje?

El paisaje te permite disfrutar simplemente de estar allí y fotografiarlo. Estos trabajos han sido una búsqueda de escenarios íntimos. Anteriormente, a estos trabajos que señalas, el paisaje no ha entrado nunca en mis fotografías. Siempre me ha infundido mucho respeto. Es una disciplina muy bella, pero también muy exigente. Creo en la necesidad de evolucionar constantemente y que esa evolución lleve un ritmo natural, no impuesto. Lo imprevisible del paisaje también te permite aprender, experimentar y buscar una evolución en tu manera de trabajar.

Frágiles (2012), Blanca (2012), Lunáticos (2012), La nada (2012), tus paisajes, en su mayoría, carecen de la figura humana, pese a que dices que te interesa la gente. ¿Por qué?

Estas series que mencionas son en Chile, Bolivia, Argentina y el paisaje en sí era conmovedor. Estaba tan presente que, realmente, sobraba la figura humana. Este tiempo coincidió con el cambio de mi web y yo misma me sorprendí con esta selección, ya que un porcentaje alto, del trabajo que definitivamente iría en la web, era paisaje y no era nada habitual hasta la fecha en mi fotografía además. Existían muchos otros trabajos, en los que las personas tienen un papel importante, pero en ese momento descarté publicarlos. Supongo que se debe a cambios naturales en tu forma de mirar. Cuando trabajaba analógico sólo hacía blanco y negro. Mirar por el visor era ver directamente en blanco y negro, y nunca pensé que trabajaría el color. Me encantaba, y me sigue encantando, el misterio que otorga el blanco y negro. Deja jugar a la imaginación. Pero años más tarde, aquí están estos trabajos en color aunque tiendo a gamas monocromáticas, supongo que en cierta manera sigo buscando el mismo efecto.

Las fotos de viajes, es otra de tus características. Ahora que el mundo se conoce casi palmo a palmo, ¿qué cosa nueva puede decirse que no se haya dicho ya?

Lo más satisfactorio para mí sería transmitir con una imagen, que sea ella la que hable. No busco mostrar algo sino que ese algo hable por sí mismo.El mundo está ahí fuera. Ahora cada persona tiene una cámara en su mano y viajar ya es accesible a muchísima gente. Pero no se trata de cazar una imagen, es ella la que te capta a ti, y si logras transmitir ese momento, eso creo que es lo más bonito que puedes experimentar con la fotografía.

¿Qué te aporta el viaje? ¿Viene a ser, siguiendo a Kavafis, lo importante, más que el destino?

El viaje nace desde el momento en que lo piensas, a partir de ahí ya todo es viaje. Cuando lo decides, lo planeas, cuando indagas sobre algo que te interesa, cuando haces el equipaje pensando dónde estarás y qué necesitarás? Después llega un segundo viaje, que empieza cuando pones el primer pie. Ahí comienza la experiencia. En mi caso, viajar son muchas cosas. Es estar ahí. Es enriquecimiento personal, anécdotas, experiencias, olores, relaciones, miles de imágenes. Es increíble ver una fotografía años después y casi poder oler el momento que viviste. Esto me ocurre constantemente y me emociona cada vez. Si eres curioso, no hay mejor escuela que la experiencia del viaje.

¿Qué crees que aporta tu mirada?

Qué difícil contestar esto, saber qué puede aportar a los demás... Mi forma de mirar sólo roba un instante, capta un fragmento. Supongo que esto lleva intrínsecamente mi sensibilidad, una selección personal de los elementos. Seguramente cada persona que esté delante de una de mis fotografías interpretará de forma distinta lo que observa.

¿Qué nos indicas que no se haya señalado ya?

La mirada es tan personal, no hay más que ir a un taller donde todos fotografiamos lo mismo y cada fotografía resulta diferente. Lo cual me parece interesantísimo porque, ¡qué aburrido sería lo contrario! No busco señalar algo distinto, ni demostrar nada. Supongo que solo es contar mi propia historia. Sólo es una visión muy personal del mundo que nos rodea.

¿Piensas, como decía Proust, que está todo dicho, pero que como nadie escucha hay que repetirlo?

¡Qué bueno! Aunque, en mi caso, es más por falta de memoria, que por no escuchar. Creo que aún hay muchas cosas por decir, el mundo cambia constantemente y se van contando historias nuevas. Admiro el fotoperiodismo, me quito el sombrero ante estos fotógrafos. Generan siempre mucho debate sobre si las imágenes crean conciencia o consiguen el efecto contrario? Hay que contar. Hoy resulta aún más fácil mirar hacia otro lado. Creo que hacen una labor increíble.

Como ellos, ¿has encontrado limitaciones para utilizar tu cámara en algunos viajes? ¿O todo solucionable con el Pay for use it (pague por usarlo)?

Nunca he encontrado limitaciones, ser respetuoso y prudente es esencial y como mucho me he cruzado con esa mirada que te está diciendo: «no sigas». En la mayoría de los casos, pasado un tiempo, la mirada pasa a ser de aprobación, saben si les respetas y cuál es tu intención. Suelo mezclarme y permanecer un buen rato en el lugar, observando hasta que mi presencia no incomoda, y se crea una complicidad natural que al final, me llevo transformada en anécdotas y sonrisas.

Sueños (2010) y Sueños de baobab (2010) me parecen dos miradas enfrentadas de África. Onírica, desdibujada, la primera, -casi una alegoría-, y más sensual, más carnal, más real la segunda. Pese a intitularse ambas sueños ¿Qué te condujo a una y otra mirada?

En el caso de Sueños, cuando llegué al lugar, había un ambiente increíble, lleno de gente, cada uno ocupado en cosas diferentes. Mujeres y hombres con cuerpos increíbles y movimientos elegantísimos. Se cruzaban, delante de ti, un señor a caballo, otro paseaba con su bicicleta, un grupo hablaba tranquilamente y otros ahumaban pescado. Era un escenario surrealista, era como un sueño. Y Sueños de baobab propone un viaje personal por Senegal y Gambia, invita más a la reflexión.¿Un proyecto próximo a sacar adelante? A final de año tengo previsto comenzar un proyecto personal en los Estado Unidos. Y ahora, en septiembre, inauguro la exposición Sueños en Madrid, cosa que me hace especial ilusión..

¿Un proyecto próximo a sacar adelante?

A final de año tengo previsto comenzar un proyecto personal en los Estados Unidos. Y ahora, en septiembre, inauguro la exposición Sueños en Madrid, que me hace especial ilusión.

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