Unos 250 kilómetros separan Benidorm de Cuevas del Almanzora (Almería), la distancia que aún tenía que recorrer el autobús en el que viajaba Sandra, una joven nigeriana que, afortunadamente, no llegó a su destino porque la Guardia Civil la liberó antes de ser explotada sexualmente en unas condiciones de extrema precariedad. La joven se encuentra ahora en Murcia, donde ya está a salvo.

Tuvo suerte de que hubiera una operación en marcha y salvarse del infierno que otras compatriotas vivían en casas-cueva de esa localidad almeriense, pero antes ya había sufrido un calvario desde su ciudad de origen, Benin City, donde fue captada, hasta Bilbao, en un recorrido por distintos países africanos, entre ellos Libia, donde fue violada.

Ahora, Sandra trabaja y hace cursos de agricultura ecológica y de manicura. Fue acogida por la congregación de las Adoratrices poco después de haber sido rescatada por los agentes de la Sección de Trata de Seres Humanos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

A la red no le sentó nada bien el rescate de Sandra, hasta el punto de que una de las 'madame' llegó a asesinar a dos personas del entorno del tratante.

Los responsables de esa Sección han explicado a Efe la operación que permitió este rescate, pero también la liberación de otras 31. De ellas, 18 decidieron acogerse al 'recurso', es decir, a oenegés, una alta cifra poco habitual en estas operaciones contra la trata, toda vez que es voluntario para las mayores de edad.

Era verano y una patrulla de la Guardia Civil detecta en una rotonda de la localidad alicantina de Torrevieja a una joven de raza negra ejerciendo la prostitución. Va indocumentada y los servicios médicos le hacen la prueba de la muñeca: era menor.

Por eso, es el grupo del instituto armado especializado en mujer y menores (EMUME) quien la entrevista. Esta joven había sido captada en Benin City y coaccionada bajo el rito de 'Vudú-Jujú'.

Daba cuentas a una 'madame' radicada en Torrevieja y pagaba la deuda que había contraído por su traslado a España (entre 30.000 y 35.000 euros) al hombre que la captó y fue a buscarla a Lampedusa (Italia), donde entró en patera desde Libia después de haber cruzado el desierto, según su propio relato.

Su captor, también nigeriano, la puso en manos de la 'madame', que controlaba a otras tres chicas más: dos en Torrevieja y una en Alicante. El seguimiento al nigeriano constata que es uno de los eslabones más bajos de la Eiye Confraternity, una élite nigeriana con mucho poder, que se ha convertido en una especie de mafia para la trata de mujeres y que está instalada en muchos países, también en España. Su líder vivía en Tudela (Navarra). Y la Guardia Civil constata también que la mayoría de las jóvenes entraba en España por el aeropuerto de Bilbao, donde un famoso DJ nigeriano se hacía cargo de su traslado. El polígono de Marconi, en Madrid; Cuevas del Almanzora, Torrevieja y Málaga eran el destino de estas mujeres, obligadas a ejercer la prostitución.

Precisamente, una de las que habían sido trasladadas a Cuevas de Almanzora tiene el valor de escaparse y acudir a la Guardia Civil para denunciar. Era menor cuando fue captada y relata a los agentes su trágico periplo, que incluía una doble violación en Libia.

Su testimonio dirige a los agentes de la UCO hacia esa localidad almeriense, donde dos 'madames' -una de ellas llegó a decir que era más dura que Hitler- controlaban a un grupo de nigerianas en casas-cueva, obligadas a prostituirse por 5 ó 10 euros el servicio. Relatan los investigadores a Efe que es lo peor que han visto en este ámbito. Sin luz ni agua, las nigerianas malvivían y recibían a los clientes en desnudos colchones separados por sábanas a modo de biombos.